Sin ahondar en detalles, el presidente Gustavo Petro reaccionó a una nueva versión sobre la compra del software Pegasus, el cual pueden adquirir legalmente los países para el combate del crimen organizado, pero solo los Estados, no un particular o empresa.
Inicialmente, el gobierno conoció que se adquirió el programa porque la entidad de inteligencia financiera de Israel lo advirtió, además habría evidencia, según la Fiscalía, de dos pagos de 5.5 millones de dólares el 27 de junio y 22 de septiembre de 2021 a la empresa fabricante NSO Group, pero no hay evidencia de su uso ni se sabe dónde estuvo alojado. También el ministro de Defensa, Iván Velásquez, después de audiencia reservada en la comisión de Inteligencia y Contrainteligencia, reveló que el software se debe renovar anualmente y no hubo transacción para extender la licencia.
Frente a eso que ha circulado por versión del actual gobierno, funcionarios de la Casa Blanca, citados con reserva de fuente por el periódico El Tiempo, dijeron que en realidad el programa fue adquirido con recursos lícitos de Estados Unidos para combatir el narcotráfico que son parte del plan de cooperación. Esta hipótesis disminuye la duda surgida por la supuesta compra ‘oscura’ de las autoridades colombianas de la época. Eso explicaría el por qué no hay rastros ni de gastos reservados usados para ello, como lo reconoció el ministro Velásquez.
“Si es esto cierto, sí que serían peor las cosas”,fue lo único que trinó Petro al respecto, sin detallar el fondo de su posición, solo citando un comentario que hacía mención a la nueva hipótesis.
De confirmarse la versión, quedarían desvirtuadas, parcialmente, las posibilidades de que Pegasus haya sido adquirido para espiar la campaña electoral de 2022 (año en el que no hay evidencia de que haya estado activo) o interceptar comunicaciones de algún manifestante u opositor, como han insinuado personalidades vinculadas al actual gobierno.
Por las complejidades del tema, siempre habrá reserva de datos sobre la transacción que rodea la adquisición, sin embargo, al aseverar que la posible financiación de Estados Unidos “sería peor”, el primer mandatario nacional da a suponer que viene con una nueva postura para cuestionar ese apoyo, con un elemento adicional y es la delicadez con la que se trataría el asunto por involucrar las relaciones con el principal socio de Colombia y en el contexto de un cambio de Gobierno que seguiría la dinámica de los anteriores en cuanto a la relación con nuestro país, pero que evidentemente no es del agrado del Ejecutivo nacional.