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‘Quieren torpedear la campaña de María Fernanda Cabal’

José Félix Lafaurie, presidente de Fedegán, ve un trasfondo político […]

José Félix Lafaurie, presidente de Fedegán, ve un trasfondo político en las versiones de Benito Osorio y Mancuso sobre su papel en la elección del fiscal Iguarán. Dice que su esposa, hoy senadora, y el gremio ganadero están en la mira de la izquierda.

José Félix Lafaurie es el líder del gremio ganadero desde 2004.

Para José Félix Lafaurie, el presidente de Fedegán, todo “tiene un trasfondo político-electoral”: se quiere torpedear la campaña al Senado de su esposa, María Fernanda Cabal, quien representa los principios de la derecha y está en la mira de la izquierda, que también tiene al gremio ganadero que él representa como unos de sus enemigos.

Lafaurie se refiere a declaraciones ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) de Benito Osorio, exgobernador de Córdoba y exintegrante del Fondo Ganadero de Córdoba (FGC), las cuales fueron respaldadas posteriormente por el exjefe paramilitar Salvatore Mancuso.

Osorio dijo que Lafaurie le había pedido en 2005 a Mancuso apoyo para que la Corte Suprema de Justicia escogiera como Fiscal General a Mario Iguarán, como sucedió finalmente. Iguarán, aseguró, por su parte, que las declaraciones de Osorio son un “refrito” sin fundamento de una versión inventada 10 años atrás. Lafaurie las calificó como “delirantes”.

Alternativa: ¿Por qué lo que dijo Benito Osorio es “delirante”?

José Félix Lafaurie: Porque lo es. Solo piense que el mismo Osorio aceptó, en una diligencia judicial, que padece un trastorno bipolar que, según sus palabras, permanentemente lo derrota, a pesar de los más de 10 medicamentos que toma para controlarlo; piense también en la condición de personalidad de alguien que confiesa ante la JEP, como si nada, que era medio pirómano porque le gustaba ver la candela sobre las chozas en las que vivían los campesinos.

Pero más allá de sus trastornos de personalidad, Osorio se presenta a decir la verdad sobre sus delitos, en concierto con Mancuso, de quien se confiesa testaferro, para todas las barbaridades que hicieron para apoderarse de tierras en Tulapas (Urabá) entre 1997 y 1998, y entonces se le ocurre acordarse de mi presunta participación, ocho años después, dizque como ‘corre-ve-y-dile’ en la elección de Mario Iguarán, algo que nada tiene que ver con sus delitos y que, además, fue investigado y archivado por “atipicidad jurídica”; y, volvemos a lo mismo, porque se consideró a Osorio como testigo no creíble.

Es un ejercicio que ya habían hecho con Mancuso hace 10 años ante Justicia y Paz, pero al revés, cuando Mancuso, desde una prisión en Estados Unidos, lanzó por primera vez ese infundio, que su testaferro se apresuró a corroborar desde una cárcel en Colombia.

¿Por qué ventilar esto otra vez ahora? ¿Tiene un trasfondo político?

¡Claro que lo tiene! Ya mencioné que ese proceso fue archivado por la justicia hace 10 años, ¿por qué, entonces, sale a relucir nuevamente? Tiene un trasfondo político-electoral en lo inmediato, para torpedear la campaña de María Fernanda Cabal al Senado, que representa, con coherencia y sin extremismos, los principios de la derecha colombiana y, por lo tanto, está en la mira de quienes ella misma ha bautizado como los “izquierdópatas” del país. Tampoco se nos puede olvidar que en 2020 Timochenko y Mancuso se mostraron ante la JEP, además de arrepentidos sin consecuencias, como dos ‘nuevos mejores amigos’, y usted sabe que “los enemigos de mis amigos son mis enemigos”.

Atacar enemigos de su proyecto político es una tarea incansable de la izquierda, y el gremio ganadero es uno de ellos. Aquí el asunto no es Lafaurie, sino los ganaderos y su organización gremial, declarados durante décadas como objetivo militar por las guerrillas comunistas, perseguidos por los llamados grupos paramilitares y, hasta hoy, por la peste del narcoterrorismo. Los ganaderos hemos sido víctimas, no victimarios, como nos estigmatiza la izquierda y el comunismo progresista.

«Atacar enemigos de su proyecto político es una tarea incansable de la izquierda, y el gremio ganadero es uno de ellos».

El país, que traga sin digerir las narrativas de la izquierda, identifica al ganadero con esos estigmas de paramilitarismo y despojo, pero cierra los ojos ante lo que fue un verdadero genocidio ganadero, que, a propósito, hizo visible María Fernanda desde la Fundación Colombia Ganadera, con su programa Acabar con el Olvido, que documentó más de 10.000 delitos contra ganaderos, incluidos más de 4.000 asesinatos. El país olvida que hoy somos más de 600.000 colombianos trabajando para producir carne y leche para Colombia y el mundo, la mayoría pequeños y medianos productores.

Y esto no para ahí, ese trasfondo político va más allá. Aquí el asunto es entre democracia y comunismo. Aquí está de por medio el derecho más preciado después de la vida misma: la libertad. Un régimen comunista es el objetivo de la izquierda para Colombia, y la izquierda no descansa.

Osorio tiene una condena por despojo de tierras y por ser testaferro de Mancuso. ¿Qué gana él diciendo estas cosas de usted?

En efecto, en 2015 Benito Osorio fue condenado a 19 años cárcel por el despojo criminal de los campesinos de Tulapas, así que la primera y más evidente ganancia es su libertad, pero se trata, de cualquier manera, de una libertad condicionada a su aporte de verdad, y como ya echó ese mismo cuento hace 10 años y sabía que Mancuso le devolvería el favor que le hizo años atrás, como efectivamente sucedió, pues resucitó ese “refrito” para convencer aún más a la JEP. Mucho me temo que también su personalidad es proclive al rencor vengativo. Él tuvo su momento de gloria en la ganadería cordobesa y el marginamiento, a partir de sus problemas con la justicia, deja heridas, y yo soy la personalización del gremio que terminó rechazándolo.

María Fernanda Cabal, esposa de Lafaurie, busca cuatro años más en el Senado por el Centro Democrático.

Usted ha admitido que tuvo encuentros con Mancuso. ¿Cómo fueron y para qué?

Antes de llegar a Fedegán, a finales de 2004, no conocía personalmente a Mancuso. Yo llevaba dos años como superintendente de Notariado y Registro, después de cuatro como vicecontralor, y estaba alejado de la problemática rural, razón de más para no creer que recién estrenando puesto, a comienzos de 2005, me pusiera a llevarle y a pedirle favores ¡a Mancuso! Pero claro, yo ya era el presidente de Fedegán y Córdoba es uno de los departamentos ganaderos más importantes del país. En mis viajes gremiales a ese departamento me lo encontré muy pocas veces, cuando ya se había sometido a Justicia y Paz, siempre ocasionalmente; y cuando uno se encuentra con alguien casualmente, pues nunca hay un para qué.

¿Qué puede conseguir Mancuso respaldando ahora lo que viene diciendo Osorio?

Primero, fue él quien inventó ese infundio hace 10 años, y fue Osorio quien lo respaldó entonces. De alguna manera, le está devolviendo el favor a su testaferro. Pero también busca conseguir beneficios judiciales. Hoy Mancuso ya purgó su condena en Estados Unidos por narcotráfico, pero, si es extraditado a Colombia, como seguramente sucederá, en el mejor de los casos le esperan ocho años más de cárcel bajo el sistema transicional de Justicia y Paz, ¡o hasta 40!, si le comprueban que delinquió después de su sometimiento. Adicionalmente, también ha pedido acceso a la JEP, y aunque le fue negado, no es extraño que termine allá contando las mismas ‘verdades’ de Osorio.

No es de hoy esa estrategia de paramilitares y narcos extraditados, de ir acordándose por pedazos, de acuerdo con su conveniencia, con el enemigo de turno y con la mentira que sea necesaria; una memoria selectiva que se ha burlado de la justicia y lo sigue haciendo, dañando, sobre todo, a quienes fuimos calificados injustamente como “enemigos de la paz”.

Salvatore Mancuso, exjefe paramilitar
Benito Osorio, dirigente ganadero y exgobernador.

¿Cuál es su relación con Iguarán?

Conozco a Mario Iguarán desde antes de ser Viceministro de Justicia, gracias a Julio César Ortiz, quien me lo recomendó para presentar una tutela ante la Corte Constitucional, y también nos volvimos a encontrar en el gobierno Uribe y hoy conservamos una buena relación, aunque nos vemos muy poco.

¿Y realmente tuvo algo que ver en la elección de Iguarán como Fiscal General?

Mi respuesta es tajante: no intervine en su elección como Fiscal General. Primero, la sola sugerencia de que Mancuso quisiera y pudiera sobornar a los 17 magistrados que votaron por Iguarán es un despropósito, y una calumnia en contra de la Corte y de esos 17 magistrados. Segundo, varios de esos magistrados, supuestamente bajo el control de Mancuso, fueron los mismos que durante los años siguientes profirieron las más duras sentencias contra paramilitares y parapolíticos. Y tercero, si de buscar un intermediario para lograr que Mancuso, ya desmovilizado y a quien no conocía, presionara a la Corte, pues no era yo el indicado.

«No es de hoy esa estrategia de paramilitares y narcos extraditados, de ir acordándose por pedazos, según su conveniencia, con el enemigo de turno y con la mentira que sea necesaria».

¿Por qué?

Como ya mencioné, llegué a Fedegán en agosto de 2004, después de seis años como servidor público en Bogotá, a reencontrarme con los temas del sector rural y de la ganadería. Tenía, además, la organización compleja de un Congreso Ganadero en noviembre y, como si fuera poco, ni siquiera me había posesionado y ya estaba en Lima atendiendo la defensa de los intereses ganaderos, hasta donde era posible, en el “cuarto de al lado” de las negociaciones del TLC con Estados Unidos, negociaciones que se extendieron durante todo el año 2005.

Una cosa más: si alguien sugiere que, a pesar de todo, yo era el indicado para tan truculenta misión, por el solo hecho de ser el presidente de Fedegán, lo rechazo con toda la determinación, pues no es sino otra burda expresión del estigma que pesa sobre los ganaderos, contra el que hemos luchado siempre y seguiremos luchando.

Mario Iguarán fue elegido Fiscal General en 2005

¿Por qué su esposa, la hoy senadora María Fernanda Cabal, fue nombrada por Iguarán como funcionaria de la Fiscalía?

La respuesta escueta es: por sus méritos, y yo sé que no es mala la intención de la pregunta, pero sí es una pregunta que, más que ofenderme a mí, ofende a María Fernanda como persona, como mujer y profesional. María Fernanda es graduada en Ciencias Políticas de la Universidad de los Andes, y ya entonces era tal su liderazgo, que antes de graduarse trabajó como directora del Departamento de Ciencia Política en el Programa de Democracia. Fue coordinadora en el Departamento de Ciencia Política de la misma universidad, de los programas de Democracia, financiado por Nacional Endowment for Democracy (NED), del Congreso de los Estados Unidos, y del programa Foros de Interés Ciudadano, financiado por la Fundación Tinker de Nueva York. Fue consultora en programas de participación ciudadana y convivencia en diferentes instancias y hasta emprendedora. Pero, sobre todo, y aunque no me quede bien y luzca poco objetivo, pues María Fernanda, como lo ha demostrado con creces, es una líder natural y de unas convicciones innegociables, sobre todo cuando se trata de ayudar y defender a los más débiles y de luchar contra las amenazas del comunismo. María Fernanda, a propósito, es otra víctima de las narrativas destructoras de la izquierda, y la imagen que de ella han proyectado en las redes no se corresponde con la realidad.

Usted dijo que tiene preparado un libro en el que tocará este tema a fondo. ¿Qué habrá de nuevo ahí?

El tema central del libro, que está para entrar al horno de impresión desde hace meses, pero no ha encontrado su momento, es realmente la persecución del gobierno Santos a Fedegán, por su posición frente a las negociaciones con las Farc y el Acuerdo Final, pero no se puede hablar de ganadería ni de Fedegán, sin encontrarse con los estigmas y la persecución mediática que durante ese periodo no provino solamente de la izquierda, a lo que estábamos acostumbrados, sino del gobierno mismo y de toda su estructura de interesado unanimismo político alrededor de una paz que no hemos visto, sobre todo en el campo colombiano… Pero dejemos algo para después.

PIE

Mancuso y Osorio, quienes sacaron la versión que Lafaurie califica de “delirante”.