La inminente toma de posesión de Nicolás Maduro como presidente de Venezuela para un tercer mandato ha renovado las preguntas sobre la posibilidad de una transición política en el país. Sin embargo, expertos coinciden en que una fractura inmediata en el chavismo es poco probable, dado el control estratégico que Maduro y sus aliados han ejercido sobre las Fuerzas Armadas y sectores clave como la industria petrolera.
La Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) sigue siendo el pilar del régimen chavista. Su rol será crucial para determinar si hay espacio para una transición. Analistas señalan que cualquier cambio dependerá de un eventual acuerdo o negociación con el alto mando militar, que hasta ahora ha respaldado consistentemente a Maduro.
En este contexto, Edmundo González Urrutia, reconocido por la oposición como el legítimo ganador de las elecciones presidenciales de 2024, busca intensificar la presión internacional. Desde su exilio en España, González ha emprendido una gira internacional que incluye países como Argentina, Uruguay y Estados Unidos, con visitas programadas a Panamá y República Dominicana. Su objetivo, según observadores, es reforzar el apoyo externo y posicionarse como líder de la oposición.
Aunque algunos académicos consideran que un cambio de poder no es completamente imposible, lo ven improbable sin “cartas escondidas” por parte de la oposición. Estas podrían incluir negociaciones con sectores clave del chavismo o con las Fuerzas Armadas, aunque cualquier acuerdo enfrentaría significativos desafíos.
Maduro ha calificado a González como "Guaidó 2.0", en alusión al fallido gobierno paralelo que lideró Juan Guaidó en 2019. Sin embargo, analistas como Daniel Varnagy subrayan que las circunstancias son diferentes. Guaidó surgió como resultado de una decisión política que buscaba forzar una negociación, mientras que González basa su legitimidad en unas elecciones presidenciales cuestionadas, pero que la oposición asegura haber ganado.
La tensión política se refleja también en las acciones de organismos como la Dirección de Contrainteligencia Militar (DIGCIM), que ha emitido mensajes en redes sociales que parecen aludir a nuevas detenciones de opositores. Mientras tanto, los llamados a los militares para que se aparten de Maduro, aunque constantes, no han logrado hasta ahora fracturar el núcleo del poder chavista.
Con un panorama dominado por la incertidumbre, la posesión de Maduro promete ser un evento cargado de simbolismo y tensión, en el que la oposición intentará mantener viva la presión tanto dentro como fuera del país. Sin embargo, el camino hacia una transición en Venezuela sigue siendo, por ahora, un escenario lejano.