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Para dónde va el liberalismo de cara al 2026

La reelección de César Gaviria como jefe único del Partido Liberal y el nuevo orden político mundial, requiere de un manejo quirúrgico en la elección del próximo mandatario de Colombia. Análisis.

La novena Convención Liberal se llevó a cabo el pasado 31 de octubre en Cartagena de Indias. / Foto: Josefina Villarreal - El Heraldo

La novena Convención Liberal fue una muy especial. Es que no se trataba solamente de tratar asuntos internos, sino que se consideraron dos temas fundamentales, a saber: el primero de ellos era el de la reelección de César Gaviria Trujillo como jefe único del Partido Liberal. Tema central porque era el que iba a determinar la cuestión que luego debatieron los representantes de varios partidos políticos, que esperaban esta decisión para, entonces, plantear sus expectativas con respecto al papel que el Partido Liberal y su director único, podrían jugar en los próximos meses para determinar un candidato a la Presidencia luego de unas consultas interpartidistas abiertas a la participación de independientes, que el presidente Gaviria tendrá que organizar con ese propósito.

Cómo se ve, no era fácil plantear la estrategia del candidato único si no se contaba con la jefatura única de César Gaviria. Es que para el momento político que se está viviendo se requería un dirigente político que no tuviera solamente toda la autoridad que distingue a Gaviria, sino además el conocimiento de la vida política colombiana y la experiencia personal como candidato que fue a la presidencia en 1990, a muy temprana edad y en circunstancias bastante complejas, por decir lo menos.

Efraín Cepeda Sarabia, presidente del Senado y exdirector del Partido Conservador; Juan Manuel Galán, director del Nuevo Liberalismo y Alexander Vega, presidente del partido de la U, estuvieron presentes en la Convención Liberal.

Esos atributos son indispensables para lograr el propósito que le daba un carácter tan especial a una Convención Liberal que, en esta ocasión, contaba con la asistencia de distinguidos representantes de otras fuerzas políticas: Efraín Cepeda Sarabia, presidente del Senado y exdirector del Partido Conservador. Juan Manuel Galán, director del Nuevo Liberalismo, Paloma Valencia, senadora muy activa y ya con un conocimiento práctico de la dinámica de la política colombiana, una de las precandidatas del Centro Democrático; el jefe del Partido de la U, el cual se integró con liberales, conservadores, e independientes en su momento, Alexander Vega, quien fuera registrador nacional del Estado Civil y que tiene por lo tanto valioso conocimiento de todos los engranajes del proceso electoral colombiano. Otros dirigentes se unieron a las manifestaciones de estas fuerzas políticas con declaraciones tan elogiosas de lo que ha sido el papel transformador del Partido Liberal y, particularmente del enorme legado de César Gaviria no sólo como presidente sino en sus desempeños anteriores, particularmente, como ministro de Hacienda, ministro de Gobierno, ministro Delegatario de Funciones Presidenciales.

Cómo se ve, se trataba de buscar al dirigente más apropiado para un proyecto ambicioso en un momento nada fácil. Los discursos que se pronunciaron fueron especialmente coincidentes en esta perspectiva. Es que está en juego la recuperación del poder político, una tarea estratégica y determinante para el futuro de Colombia.

Miguel Uribe Turbay, María Fernanda Cabal, Paloma Valencia y Paola Holguín; todavía no tienen las reglas claras sobre cómo se escogerá el candidato de su partido.

No fue sorprendente, entonces, que hubiera un intento dirigido a impedir que esto ocurriera. Se buscaba así anticipar una derrota de la estrategia que ahora se considera como una herramienta ganadora en el 2026 y parecía que era más fácil hacerlo en el momento de la convención que mucho más adelante. Las descripciones que me han hecho de las turbulentas acciones que se promovieron me indican que sus instigadores confiaron en que algún grado de violencia podría generar el resultado que se buscaba o sea la no reelección de César Gaviria y la no concurrencia de varias fuerzas políticas en la promoción de una estrategia eventualmente ganadora en el 2026.

No recuerdo otra Convención Liberal o la de otros partidos que hayan tenido un propósito tan ambicioso y tan apropiado al momento histórico. Y no se trata solamente de las elecciones de marzo y las de mayo sino, así es la política, de otras decisiones que habrá que adoptar durante el periodo anterior porque son reveladoras no sólo de ese proceso de unión sino de la generosidad que debe acompañarlo.

Ese momento histórico ya no es el mismo que se vivió el 31 de octubre en la Convención Liberal. Las elecciones del 5 de noviembre en los Estados Unidos han generado no sólo una formidable expectativa sino que desde ahora los países están adoptando medidas preventivas para asimilar lo que se puede venir, así como estrategias para disminuir el impacto que en muchos países ya se anticipan como resultado de los anuncios que hizo el candidato Trump durante la campaña.

Los cuales ahora se están viendo ratificados con los nombramientos que ya se van anunciando que corroboran que no se trataba de tesis retóricas sino de compromisos muy concretos en relación con cuestiones tan complejas como los aranceles, el proteccionismo, el multilateralismo. Se pondrá en marcha una especie de nuevo orden mundial . Razón de más que justifica de sobra la experiencia de Gaviria como secretario general de la OEA durante 10 años, precisamente, en el momento en el cual se daba por terminada la Guerra Fría y se iniciaba una nueva etapa con el mensaje de la globalización y de otras medidas que le dieron un giro muy significativo al orden internacional existente, es decir, el que se creó después de la Segunda Guerra Mundial.

La reconfiguración internacional que se anuncia para los próximos años no es muy coincidente con lo que ocurrió a partir del final de la Guerra Fría. Por ello, entienda lo que fue la Guerra Fría, lo que funcionó cuando se declaró que esta había terminado y lo que ahora se anuncia , exigen de los dirigentes una apreciación bastante diáfana al respecto y una capacidad para valorar la manera como estas nuevas circunstancias internacionales afectarán al mundo ya cada uno de los países.

Esta más que incierta coyuntura internacional con ineludibles repercusiones domésticas coincide con la naturaleza del carácter de César Gaviria cuyo devenir vital ha sabido enfrentar las más desafiantes y difíciles circunstancias tanto en el nivel nacional como internacional. La Convención Liberal entendió eso, obró en consecuencia y así se abrió un horizonte con un futuro mejor. Construyendo.