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Operación Jaque: Quince años después

¿Cómo nació, se planeó y ejecutó la Operación Jaque? Alternativa tuvo acceso a documentos reservados y entrevistó a un grupo de oficiales que fueron los principales protagonistas del rescate de quince secuestrados que estaban en poder de las Farc. Así fue la historia. Por: Jorge Lesmes M. Editor Revista Alternativa.

Este es el mapa original con el que se planeó la Operación Jaque.

El brigadier general (r) Mario Montoya, excomandante del Ejército Nacional, todavía siente un fuerte escalofrío que le recorre el cuerpo al recordar aquel miércoles 2 de julio del 2008, cuando nueve de sus hombres, los más experimentados, lograron rescatar de las entrañas de la selva del Guaviare a quince secuestrados que llevaban más de una década en poder de las Farc.

Fue una operación encubierta que se diseñó y preparó en tan sólo tres meses y que tuvo como sustento la información recopilada durante más de cuatro años por los equipos de inteligencia que siguieron los pasos de los guerrilleros en distintas zonas del país.

El hoy coronel Raimundo Malagón, recuerda que para ese entonces llevaba más de diez años secuestrado, encadenado y sus esperanzas de regresar a la libertad las veía cada vez más complicadas. “Vivíamos en el filo de la navaja. Los desplazamientos eran en las noches y atravesábamos desfiladeros y puentes de madera, sin barandas, sobre ríos, donde fácilmente se podía caer a un abismo o aguas caudalosas y perder la vida”, relata a Alternativa.

Vestido impecablemente, de saco y corbata, el general Mario Montoya llega puntual a la cita —en estos tiempos enfrenta una compleja situación jurídica ante la Sala de Reconocimiento de Verdad y Responsabilidad de la JEP que investiga el caso de los falsos positivos—. En sus manos se aferra un maletín ejecutivo de cuero negro que pone sobre la mesa. De su interior extrae una serie de documentos, algunos ya amarillentos por los años, que guardan cada uno de los secretos sobre cómo se planeó y ejecutó la Operación Jaque. La que permitió el regreso a la libertad y a la política de Ingrid Betancourt (seis años secuestrada); a los tres contratistas de seguridad estadounidenses, (cinco años secuestrados); y a once miembros pertenecientes al Ejército y la Policía (más de diez años secuestrados).

Estos documentos respaldan el trabajo realizado por los oficiales de Inteligencia del Ejército que lograron interceptar las comunicaciones radiotelefónicas entre las operadoras del “Mono Jojoy” y “César”, el custodio y responsable del grupo de secuestrados que llevaban años en poder de esta organización guerrillera.

Para ese entonces, el general Mario Montoya era el comandante del Ejército y uno de los oficiales más curtidos en el manejo de inteligencia militar. Cuando fue informado de la valiosa información que habían recopilado sus hombres, tuvo claro que había que poner en marcha un operativo que permitiera la liberación de los secuestrados.

Pero no sabía a ciencia cierta qué tipo de operación se debería llevar a cabo ni tampoco la forma. Para ello era necesario trabajar en su diseño, planeación y especialmente en garantizar su éxito sin poner en peligro la vida de quienes estaban privados de su libertad.

Documento original que muestra el trabajo realizado por las agentes de Inteligencia que lograron interceptar las comunicaciones radiotelefónicas entre las operadoras del “Mono Jojoy” y “César”, el custodio y responsable del grupo de secuestrados.

Primera fase

Junto con Montoya, dos altos oficiales más del Ejército, iniciaron una serie de reuniones para evaluar la información recopilada por parte de los grupos de inteligencia humana e inteligencia técnica. Fueron los cimientos que permitieron montar unos meses después la operación.

Lo que en el idioma castrense llaman inteligencia humana, en palabras sencillas es el trabajo que realizan miembros del Ejército que logran infiltrarse en los frentes de la guerrilla. La inteligencia técnica está relacionada con interceptar las comunicaciones entre los mandos de los grupos subversivos. Especialmente los sistemas de radio operador.

En el secuestro de los militares, los políticos y los estadounidenses, la inteligencia humana y técnica había logrado objetivos muy claros. Uno, identificar que la cuadrilla primera de las Farc, que operaba en el Guaviare y que estaba bajo el mando de alias “César” y alias “Gafas”, eran los responsables del manejo de los secuestrados. Dos, descifrar los códigos de comunicación entre el comando militar de las Farc en cabeza de alias el “Mono Jojoy” y el jefe de la cuadrilla primera, alias “César”.

Esto permitió conocer los movimientos que hacían los secuestradores, cómo tenían organizados cada grupo de secuestrados y lo más importante: en qué lugar de la selva los mantenían encadenados y en condiciones infrahumanas. Para Montoya y los altos oficiales, la primera fase de la operación estaba lista. Los equipos de inteligencia habían logrado su objetivo y era un paso fundamental para subir al siguiente escalón.

Segunda fase

La pregunta que se hicieron los tres altos oficiales de las Fuerzas Militares fue qué tipo de operación tenían que diseñar y, que además, fuera aprobada por el ministro de Defensa y la bendición del presidente de la República. Montoya señala que estudiaron tres alternativas: La primera, utilizar bombas inteligentes y hacer un bombardeo a los campamentos donde pernoctaban los jefes guerrilleros y de inmediato un comando de las Fuerzas Especiales tomaría el control de toda la zona y rescatar a sangre y fuego a los secuestrados. Pero muy pronto descartaron esta acción por la alta probabilidad de riesgo de vida para los rehenes.

La segunda opción, tender un cerco militar sobre el campamento y exigir la rendición de los guerrilleros. Pero pronto llegaron a la conclusión que la guerrilla al verse rodeada ejecutaría a los secuestrados, como ocurrió con once de los doce diputados de la Asamblea del Valle del Cauca en junio del 2007.

La tripulación del helicóptero MI-17 EJC 3375 de la Aviación del Ejército, devolvió a la libertad a los 15 secuestrados, de ahí su nombre ‘Libertad 1’, la aeronave también estaba marcada con la sigla SAR (Salvamento Aéreo y Rescate).

Entonces, se inclinaron por una tercera opción: una operación de engaño. Aprovechar al máximo el trabajo realizado por los grupos de inteligencia que habían logrado interceptar las comunicaciones entre el comando central y la cuadrilla que tenía a los secuestrados.

Así nació Jaque. Una operación que sólo dos días antes de ejecutarse se le puso nombre. “No fue estudiado ni pensado.

En una de las últimas reuniones de planeación, tomé el marcador y señalé la J como primera letra de la operación porque sería en julio. El resto de las palabras me salieron de un momento a otro. En la repisa escribí “O Jaque”, cuenta el general Montoya a Alternativa.

Los otros protagonistas

Han pasado quince años de la operación militar más exitosa de la historia de las Fuerzas Militares. Fueron 22 eternos minutos a la espera de recibir información del avión plataforma de Estados Unidos que triangulaba los mensajes cifrados entre la tripulación del helicóptero y el avión de guerra estacionado en la pista de la base aérea de Apiay, donde estaba Montoya y los otros dos altos oficiales que planificaron la operación. La comunicación se extendía a los despachos del ministro de Defensa y del presidente de la República.

Montoya llegó a pensar que la operación había fracasado. Todos los ensayos realizados desde el momento en que el helicóptero tocaba tierra y subían a los secuestrados y a los guerrilleros “César” y “Gafas”, tenían una duración de 11 minutos.

Si algo llegaba a salir mal. Estaban listos los comandos de las Fuerzas Especiales tanto por aire como por tierra. Armados hasta los dientes para evitar que la guerrilla desapareciera entre la manigua con los secuestrados o en su defecto los ejecutara.

“El doble del tiempo ocurrió porque ninguno de los secuestrados quería subir al avión. Pensaban que su calvario continuaría en otro campamento. Ninguno de ellos tenía la menor idea que subirse era el pasaporte a la libertad”, agrega Montoya.

El general (r) Mario Montoya y el grupo de los quince secuestrados luego de su liberación.

Pero la Operación Jaque no sólo se debe a la planeación de los tres altos oficiales del Ejército. Las otras grandes protagonistas fueron las dos oficiales que aprendieron la jerga de las radio operadoras de “Jojoy” y “César” y lograron engañar a las verdaderas y a partir de ese momento se planeó la operación.

Una ONG internacional, que tenía la misión de trasladar a los secuestrados desde las selvas del Guaviare a las zonas de Pradera y Florencia, Caquetá, donde Alfonso Cano, máximo jefe de las Farc los recibiría para iniciar las negociaciones de paz con el gobierno del presidente Uribe.

Sus nombres se mantienen en secreto. En el mundo militar se les conoce como agentes de Inteligencia. Son pausadas al hablar. De medir cada palabra. No están acostumbradas al foco de la inmediatez. Su trabajo es a largo plazo. En esta oportunidad fueron casi cuatro años para lograr descifrar los códigos de comunicación de las Farc y el lenguaje que utilizaban.

Estas dos oficiales, fueron la piedra angular de la Operación Jaque. A ellas se suma, el equipo selecto de las Fuerzas Especiales. Mas los pilotos del helicóptero, los más versados en los combates contra la guerrilla. Ese 2 de julio del 2008, iban en una misión humanitaria. La operación de engaño permitió que quince secuestrados que se los tragaba la selva regresaran a la libertad.