Hace 26 años, en Maguncia, Alemania, se llevó a cabo quizás una de las reuniones más optimistas frente a las negociaciones de paz con el ELN. Transcurría el mes de julio de 1998, recientemente había sido elegido Andrés Pastrana como presidente de la República, quien anunciaba a los cuatro vientos que su gobierno emprendería el camino de la paz con Manuel Marulanda, el comandante en jefe de las Farc.
La reunión de Alemania tuvo como escenario un viejo monasterio conocido como ‘Puertas del Cielo’. Durante cuatro días 40 colombianos de la sociedad civil —políticos, empresarios, presidentes de gremios, congresistas, entre otros—, estuvieron a puerta cerrada con cuatro miembros del comando central del ELN, entre ellos Pablo Beltrán y los comandantes de esa organización guerrillera a nivel internacional.
La reunión fue en Alemania, porque en ese momento, cuando finalizaba el aciago gobierno de Ernesto Samper, en la escena nacional aparecieron los esposos Mauss. Una pareja de alemanes, que negociaba secuestros con el ELN en Colombia, entre ellos el de dos importantes empresarios alemanes y que fueron denunciados por el entonces gobernador de Antioquia, Álvaro Uribe Vélez.
Pero los esposos Mauss más allá de negociadores de secuestros, hacían parte del cuerpo de inteligencia del gobierno de Alemania y la historia que se destapó alrededor de sus actuaciones en Latinoamérica, fue de fábula.
Por esa razón, los diálogos más cercanos a encontrar una solución real de paz con el ELN se dieron en el monasterio ‘Puertas del Cielo’. De allí salió un valioso documento que sería la hoja de ruta para que este grupo guerrillero pusiera fin a más de 40 años de violencia en el país.
En esa hoja de ruta el ELN se comprometía a suspender el secuestro; no más reclutamientos de menores de edad; no más voladuras al oleoducto; no más atentados a poblaciones civiles. A lo que se llamó la humanización de la guerra. Con un último ingrediente: llevar a cabo una gran Convención Nacional, para distensionar el conflicto y encontrar soluciones de tipo social en los territorios donde operaba el ELN con el fin de democratizar el Estado.
Pero todo fue flor de un día. El gobierno de Pastrana se centró al cien por ciento en la negociación con las Farc, se programó una reunión con Marulanda en los Llanos del Yarí y la negociación con el ELN pasó a un segundo plano.
Han pasado 26 años desde aquel gran optimismo de lograr una negociación con el ELN. Los gobiernos cambiaron. Los comisionados de paz también. Lo único que no ha cambiado son los cuadros de comandantes del ELN, hoy con Pablo Beltrán y Antonio García a la cabeza y la postura de este grupo insurgente de ponerle palos a la rueda cada vez que se anuncia una nueva apertura de diálogo con el gobierno.
Hecha la paz con las Farc, finalmente en el gobierno de Juan Manuel Santos, el actual presidente Gustavo Petro, de tendencia de izquierda, se llegó a pensar que las negociaciones con el ELN serían más expeditas. No ha sido así. Por el contrario, cada vez han sido más complejas y dentro del plan del Gobierno de la “Paz Total” los territorios están cada vez con enormes problemas de seguridad porque en algunos de ellos la única ley que impera es la del ELN.
La mesa de negociación está suspendida y el gobierno ha sido enfático en afirmar que solo se reanuda en el momento en que el ELN oficialice de nuevo un cese al fuego bilateral. Mientras tanto, Antonio García, el hoy comandante de esa organización guerrillera, se ha ido lanza en ristre contra el Gobierno. En un comunicado del pasado 20 de agosto señaló que “la Paz Total financiaba al genocidio continuado del liderazgo popular”.
Pero más allá de su retórica guerrillera, García pretende que el presidente Petro, por vía decreto, retire al ELN de la lista de grupos armados para poder reanudar conversaciones. Un delicado asunto por cuanto la GAO hace parte de los convenios del protocolo de Ginebra de 1977. Todos estos protocolos fueron refrendados por el Congreso de la República mediante la ley 171 de 1994.
Entonces, la exigencia del ELN no tiene lugar. Mientras siga siendo un grupo guerrillero no puede quedar a la altura de las Fuerzas Militares del país. Sería un exabrupto. Todo el marco de la negociación está basado en el mecanismo de monitoreo y verificación creado el año pasado entre el gobierno el ELN y con la verificación de la iglesia y los organismos internacionales.
“En medio de este nuevo pulso para continuar en la mesa de negociación, el ELN mantiene su accionar en los territorios, especialmente en Chocó y el Cauca”
En medio de este nuevo pulso para continuar en la mesa de negociación, el ELN mantiene su accionar en los territorios, especialmente en Chocó y el Cauca. En el primero han sembrado el terror entre la población afro e indígena en la zona conocida como el medio Baudó hasta Istmina. Más de 50 mil pobladores de las 85 comunidades que allí habitan bajo los fusiles de este grupo guerrillero.
La situación de orden público a nivel de territorios es más que preocupante. De acuerdo con el último informe del Instituto de Ciencia Política Hernán Echavarría conjuntamente con la Fundación Konrad, estos grupos al margen de la ley han consolidado su presencia en los corredores estratégicos en el Sur de Bolívar como en el Cauca. Allí se presenta una enorme confrontación entre ELN y Clan del Golfo donde hay una vasta zona sembrada de hoja de coca.
Esta situación de orden público ha traído efectos colaterales. En los dos últimos años el Instituto de estudios para el desarrollo y la paz (Indepaz), ha registrado 216 masacres con un saldo de 694 víctimas. Por su parte, la Defensoría del Pueblo ha registrado 154 desplazamientos forzados, lo que representa un incremento del 7 % en relación con el 2022. Durante el 2023 se lograron establecer 184 incidentes de reclutamiento forzado.
De acuerdo con la Fundación Paz y Reconciliación el secuestro ha aumentado de manera significativa. Un 53 % entre el 2022 y 2023. El ELN tiene hoy presencia en 232 municipios del país, mientras las disidencias de las Farc hoy están asentadas en 234 municipios.
En medio de este panorama, “la Paz Total” del presidente Petro atraviesa por una compleja y difícil situación. No se vislumbra un camino real de negociación con el ELN que ya comienza a ver a este Gobierno con el sol a sus espaldas.