Integrantes del Partido Popular saludan a los simpatizantes en la sede de los populares en Madrid tras conocerse los resultados de las elecciones. EFE.
Por: Alejandra Meléndez
Periodista y editora multimedia Revista Alternativa
@alemelendezg
El pasado 23 de julio se llevaron a cabo las elecciones generales en España, para elegir al presidente del Gobierno y a los representantes del Congreso y el Senado. Después de una rápida campaña electoral y en plena época de verano para los españoles, los resultados de las urnas dejaron un país dividido, en el que ni el bloque de derechas ni el de izquierdas obtuvo una mayoría suficiente para gobernar, que en España está fijada en 176 escaños.
En el bloque de derechas, el Partido Popular (PP) de Alberto Núñez Feijóo obtuvo una victoria agridulce. Fue el gran vencedor con 136 diputados, un resultado positivo pero muy por debajo de lo que esperaban los Populares y lo que vaticinaban las encuestas. Su posible socio y aliado de gobierno, el partido Vox de Santiago Abascal, perdió 19 escaños en estas elecciones y se quedó con 33 diputados en el Congreso.
Por su parte, los socialistas del PSOE del ahora presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, sumaron 122 escaños y el Partido Sumar, la coalición de izquierdas encabezada por la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, se situó como cuarta fuerza con 31 escaños, cuatro menos que los que obtuvieron sus antecesores, Unidas Podemos, en los anteriores comicios.
Entre las fuerzas independentistas catalanas, ERC sufrió un duro revés, al caer de 13 a 7 representantes, Junts per Catalunya perdió uno y se quedó con seis, mientras que los independentistas vascos de EH-Bildu superaron por vez primera al Partido Nacionalista Vasco (PNV), con seis diputados frente a cinco. A pesar de este descenso, estos partidos pueden seguir teniendo la llave para la formación del Gobierno.
Las reacciones
El PP logró en estas elecciones 47 escaños más que en las elecciones de 2019 y confirmó la tendencia al alza de los conservadores desde las elecciones municipales y regionales del pasado 28 de mayo, cuando la formación de Núñez Feijóo se hizo con feudos tradicionales socialistas y consiguió además mayorías absolutas en el Ayuntamiento madrileño y el gobierno regional.
Ese fue el detonante del adelanto de los comicios generales, previstos para finales de año, anunciado por Sánchez al día siguiente de las elecciones de mayo.
Desde la madrileña calle de Génova, en la sede del PP, Nuñez Feijóo se dirigió en la noche del pasado 23 de julio a sus simpatizantes y afirmó que trabajará para lograr su gobierno al haber ganado las elecciones. “Me hago cargo para formar gobierno de acuerdo con la voluntad mayoritaria de los españoles y pido que nadie tenga la tentación de volver a bloquear España”, dijo Feijóo al reivindicar que le corresponde intentar formar Gobierno. Y agregó: “Todos los candidatos más votados han gobernado”.
Mientras tanto, el PSOE, sumó dos diputados más que en las elecciones generales de 2019. “Somos más, muchos más los que queremos que España avance, y así seguirá siendo”, dijo Sánchez ante los seguidores congregados en las puertas de la sede del PSOE en Madrid, a los que dijo que “su intención es seguir gobernando en España”.
Los posibles escenarios
La suma de los resultados del bloque de derechas del PP (136) y Vox (33) queda a siete diputados de la mayoría absoluta, con 169, mientras el PSOE (122) y Sumar (31) alcanzan juntos la cifra de 155, muy lejos de los 176 necesarios para la investidura del presidente.
Ninguno lo tiene fácil, se espera que en las próximas semanas se busquen acuerdos, pactos y posibles alianzas con los diferentes partidos por cada bloque.
Uno de los escenarios que se prevé es un acuerdo de Sánchez con sus aliados tradicionales en el Parlamento —ERC, Bildu, PNV y BNG— que suman 19 escaños. Con lo que la reelección de Pedro Sánchez dependería de los siete escaños de Junts, el partido de Carles Puigdemont, el expresidente del Gobierno regional de Cataluña, prófugo de la justicia española y residente en Bruselas. El expresidente catalán ya aseguró antes de iniciarse la campaña electoral que su formación no daría apoyo ni a Sánchez ni a Feijóo.
Por su parte, el líder del partido más votado, Alberto Nuñez Feijóo al cierre de esta edición, señaló en su discurso ante la Junta Directiva Nacional de su partido que empezó a intentar sumar los apoyos suficientes y llamó a UPN, Coalición Canaria, PNV y Vox.
Según él, hay tres posibles escenarios: “el primero, que se permita gobernar a quienes hemos ganado las elecciones. El segundo, el bloqueo. Y el tercero, que todos quienes han perdido exploren una mayoría alternativa con populistas e independentistas”. En ese caso, “necesitaría a Bildu, a ERC y al partido de un prófugo”, manifestó. “En un momento en el que los partidos nacionales sumamos 322 escaños”, Sánchez no debe ceder ante Junts para “erosionar las instituciones”.
Se esperan unas semanas complicadas. Si ni Feijóo ni Sánchez logran la mayoría, los españoles tendrían que votar en otras elecciones generales en diciembre.
Lo que viene
Una vez celebradas las elecciones generales que dejaron una situación de bloqueo político en España, el rey Felipe VI iniciará después del 17 de agosto una ronda de consultas con los partidos para formar gobierno.
Según la Constitución española, a Felipe VI le corresponde proponer un candidato para que se someta a la sesión de investidura una vez completada las reuniones con las diferentes formaciones.
La celebración de las entrevistas con los representantes de los partidos tendrá lugar después de que se constituyan el Congreso y el Senado el próximo 17 de agosto, aunque no tienen una fecha tasada.
Lo habitual es que el monarca español cite a los partidos unas dos semanas después de que el nuevo Congreso empiece funciones con la elección de su presidente y la toma de posesión de los diputados, lo que situaría la ronda a finales de agosto o principios de septiembre. El escenario que dejan los comicios no aclara a quién podría proponer Felipe VI formar gobierno.
El nombre que proponga el jefe del Estado español se someterá a la sesión de investidura, que prosperará si logra mayoría absoluta. De no alcanzarla, habrá una nueva votación 48 horas después, en la que sólo será precisa la mayoría simple (más síes que noes).
Si el candidato fracasa, el rey convocaría una nueva ronda de consultas y se abriría un plazo de dos meses para que otro candidato intentase la investidura, que de fracasar, abocaría al país a nuevas elecciones generales.
Será la décima ronda de consultas de Felipe VI en sus nueve años de reinado, cuando su padre, Juan Carlos I, protagonizó diez durante los 38 años en los que estuvo en el trono de España.
Por lo pronto, los perdedores más visibles de esta contienda electoral han sido el vaticinio de las encuestas que daban por seguro el triunfo de Feijóo. Ahora, España se adentra en una incertidumbre política, que puede durar largas semanas. Si no se consigue formar gobierno podría haber nuevamente elecciones alrededor de Navidad o como muy tarde en enero de 2024.