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El GEA, empresarios que aportan

El alcalde de Medellín, Daniel Quintero, tildó de mafiosos a […]

El alcalde de Medellín, Daniel Quintero, tildó de mafiosos a los exitosos empresarios y le llovieron críticas. El aporte social, la mejor defensa del grupo.

El Grupo Nutresa, del cual hace parte Noel, tiene 45.000 empleados en sus ocho unidades de negocio.

“Por la boca muere el pez”, dice el viejo refrán para referirse a quienes hablan por hablar sin medir las consecuencias de sus palabras. Y eso es lo que le está sucediendo al alcalde de Medellín Daniel Quintero, quien no deja de oír la cascada de voces de rechazo por irse lanza en ristre contra el Grupo Empresarial Antioqueño (GEA) en una entrevista con la revista Semana.

Quintero, quien tiene una revocatoria de mandato pendiendo sobre su cabeza, afirmó que el Grupo Argos, pilar del GEA, y sus filiales son organizaciones mafiosas al estilo de la tenebrosa de Pablo Escobar. “Ellos son carteles en cierta medida, en el sentido de que se asocian para conseguir sus objetivos y muchos no son objetivos honestos. ¿Dígame cómo se puede considerar honesto que los responsables de Hidroituango (la hidroeléctrica de EPM) no pagaron? Estas empresas y estos políticos se unieron para que esto pasara. Entonces, se comportan como carteles y a los carteles hay que decirles lo que son exactamente”, afirmó.

Desde su llegada a la Alcaldía, Quintero ha sostenido que el grupo GEA manejaba a su favor los hilos de EPM, la joya de la corona del municipio, y sus obras sin mostrar pruebas de ello. Los empresarios, por supuesto, han rechazado dichos pronunciamientos.

Estas declaraciones cayeron como dardos en el orgullo de los paisas, que valoran mucho a su empresariado, el cual no solo ha aportado al desarrollo de Medellín y Antioquia, sino que ha sabido sobrevivir precisamente a los embates de las mafias surgidas en esas tierras, así como a los rigores del conflicto con los grupos armados ilegales.

UN DESPROPÓSITO

“Comparar las empresas antioqueñas, que han trabajado con compromiso por la región y el país (…) que hoy generan más de 100.000 empleos directos y cientos de miles más indirectos, que se traducen en oportunidades y avance para las familias antioqueñas y colombianas, con un cartel es una falta de respeto con empleados, accionistas, proveedores y clientes, además de un despropósito y una bajeza”, dijo María Bibiana Botero, presidenta ejecutiva de Proantioquia, la organización que el sector privado creó hace 46 años para promover el desarrollo y la competitividad de la región.

Los críticos de Quintero creen que con su posición de confrontación ante el empresariado el alcalde está tratando de beneficiar su agenda propia, sin medir el riesgo de fracturar la confianza ciudadana. La mentira hiere a la ciudad y la dignidad de los medellinenses; desconoce la historia de horror que padecimos yde la quelogramos sobreponernos con la suma de esfuerzos, capacidades, liderazgos, recursos, bondad y solidaridad”, resaltó Botero.

“Medellín sucumbe ante la mentira y la fealdad, y lo hace de la mano de quien gobierna, delatando su indignidad”.

ClAUDIA RESTREPO, RECTORA DE EAFIT

Si algo ha marcado la historia de Antioquia es su capacidad para generaruna articulación positiva entre la institucionalidad, el empresariado, las ONG y la ciudadanía con el fin de superar los retos. Y eso ha sido modelo para otras regiones.

Así como Proantioquia salió a defender al empresariado paisa y al GEA concretamente, lo hicieron varias universidades que por un lado pidieron reflexión y se ofrecieron para liderarla y, por el otro, condenaron la negación de la historia positiva de la ciudad y la región.

La rectora de la Eafit, Claudia Restrepo, hizo quizá la crítica más aguda. “Medellín sucumbe ante la mentira y la fealdad, y lo hace de la mano de quien gobierna, delatando su indignidad, como diría Boecio”, Y luego agregó: “El uso de la mentira como herramienta de poder construye narrativas destructivas, limitadas y, sobre todo, crea ambientes de caos y confusión”.

¿ESTRATEGIA ARTICULADA?

Para contrarrestar esas narrativas, el Grupo Argos anunció posibles acciones legales por injuria, calumnia y pánico económico, dado que lo dicho, aunque falso, puede incidir para mal en la percepción de los inversionistas nacionales e internacionales, lo cual es más grave hoy cuando pilares del grupo como Nutresa y Sura están siendo sometidos a la presión de las ofertas públicas de adquisición (OPA) hostiles por parte del Grupo Gilinski y sus socios de la familia real de Abu Dhabi.

Hay analistas que ven la actitud negativa de Quintero contra el GEA articulada con los intereses del grupo Gilinski, que gracias a su ofensiva ya entró a hacer parte de dos de las tres columnas del GEA. El exalcalde Alonso Salazar dijo en El Colombiano que Quintero había copiado “el libreto de los banqueros” y se había convertido en ficha de “un juego de fondo que trasciende lo político, en el que, como ya se ve, vienen por mucho más que el poder municipal”.

Argos, 90 años y 13.000 trabajadores.

Según Salazar “aparte de los banqueros, son protagonistas en esta trama Luis Pérez, con su modelo Luis XV, que reúne a la mayoría de los grupos liberales y conservadores. Y Gustavo Petro, amigo de larga data de los Gilinski, que cree que Quintero y los Pérez le conseguirán, con sus clientelas, para su carrera presidencial, la mayoría que nunca ha logrado tener en Antioquia”.

CIFRAS ELOCUENTES

El interés por hacerse al control de las empresas del GEA es entendible por el enorme éxito que acumulan en sus negocios, pero también por ser compañías arraigadas que tienen una cultura de trabajo sólida, producto de una historia que en algunos casos pasa del centenario.

Es el caso de la Compañía Nacional de Chocolates, que hoy es parte esencial del Grupo Nutresa. La Compañía de Cemento Argos S.A., almendra del Grupo Argos actual, se fundó en 1934, y la Compañía Suramericana de Seguros S.A., alrededor de la cual fue creciendo el hoy llamado Grupo Sura, nació en 1944 en Medellín, como una iniciativa de empresas paisas para no depender del aseguramiento extranjero o capitalino.

Y los tres grupos muestran acciones muy importantes a favor, no solo de Medellín y Antioquia sino de todo el país, antes y después de dejar el nombre de Sindicato Antioqueño y empezar a denominarse GEA, a finales de los 70.

Durante sus 77 años de historia, el Grupo Sura –donde están, no solo la aseguradora sino otras entidades como Bancolombia y el fondo de pensiones Protección, y que hoy emplea a más de 30.000 personas en 10 países– ha trabajado siempre por el fortalecimiento institucional y el aporte a las dinámicas públicas. “Desde nuestro nacimiento tenemos la convicción del papel que cumple la empresa en la sociedad, más allá de los negocios, y de la integración de los aspectos económicos, sociales, ambientales y de gobierno”, dice un documento de la empresa.

Ha impulsado iniciativas de impacto social directo como la creación de las cajas de compensación familiar y el Sena, pero también ha participado en la creación y sostenimiento de tanques de pensamiento. Desde la Fundación Sura apoya organizaciones claves para el periodismo como la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) y la Fundación Gabo, entre otras. A una treintena de entidades culturales que ayuda les duplicó los aportes durante la pandemia. Eventos como el reciente Hay Festival tienen el respaldo de Sura.

La fundación, que tiene 50 años, ha invertido en la coyuntura de la pandemia cerca de 40.000 millones de pesos en mitigar su impacto en la gente. Y Suramericana, directamente, ha destinado $2,9 billones a costos asociados a la atención de asegurados y afiliados. La EPS Sura ha aplicado 4,7 millones de vacunas desde febrero pasado. “En los últimos siete años hemos invertido más de 357.805 millones de pesos en iniciativas de impacto social”, indica el documento de Sura.

El Grupo Argos, por su parte, ha construido en 90 años un conjunto de empresas que están en sectores como el del cemento, la energía y las concesiones, y tiene hoy más de 13.000 colaboradores en 18 países. En todos sus frentes de negocios es exitoso y hoy es el primer inversionista colombiano en Estados Unidos.

Sin embargo, también es una organización socialmente rentable. Registra inversiones consolidadas por más de $600.000 millones durante los últimos 10 años en iniciativas sociales y de desarrollo que han beneficiado a más siete millones de personas. Es la entidad privada que más árboles ha sembrado de manera voluntaria en Colombia, con 10 millones de individuos nativos y con la protección de por lo menos 3.500 hectáreas de tierra para la conservación y restauración de cuencas hídricas y ecosistemas estratégicos. En el fortalecimiento de la infraestructura escolar y en programas de calidad en la educación ha invertido $100.000 millones en la última década.

Sede del Grupo Sura en Medellín.

En la coyuntura de la pandemia, los aportes de este conglomerado empresarial superaron los $24.000 millones, un poco menos de la mitad en unidades de cuidados intensivos para Medellín y Antioquia.

El Grupo Nutresa S. A., que tiene más de 45.000 colaboradores, es la empresa líder en alimentos procesados en el país y competidora fuerte en América Latina. Cuenta con ocho unidades de negocio en alimentos –desde chocolates hasta cárnicos– y 47 plantas de producción.

Pero su labor social también es destacable. Ha invertido más de $384.500 millones en comunidades. Ayuda a 130 asociaciones campesinas a desarrollarse técnicamente y a organizarse para que le provean cacao, marañón, leche, miel y café, entre otros, con lo cual beneficia a 20.000 familias. Igualmente desarrolla iniciativas para incentivar la alimentación saludable y mejorar la calidad de la educación.

Cómo se ve en este repaso, el GEA es un grupo de empresas que piensa en rentabilidad, pero también en cuidar y cultivar el terreno donde han crecido. Por eso en este punto vale la pena traer a colación una columna reciente de Juan David Correra Ramírez en El Colombiano, escrita como un mensaje al alcalde Quintero: “Si por casualidad algún familiar suyo trabajó o trabaja en las empresas a las cuales usted tachó de mafiosas, ofrézcale disculpas. De verdad, hágalo, porque lo catalogó de mafioso, le puso una impronta que duele y ofende. Una impronta que refleja lo equivocado que está al querer imponernos una narrativa inútil, vacía y vulgar, que hiere a la ciudad y la dignidad de sus habitantes”.