Una tragedia migratoria se ha registrado en la frontera entre Colombia y Panamá, resultando en la muerte de diez personas. Según un comunicado del Servicio Nacional de Frontera (Senafront) de Panamá, los cuerpos fueron encontrados en la zona ribereña del sector de Carreto. Las autoridades informaron que los migrantes fallecieron ahogados a causa de una "cabeza de agua", fenómeno que implica una súbita masa de agua, piedras, barro y otros materiales que se desplaza a gran velocidad por los ríos.
Los migrantes, que habían transitado por las regiones de Urabá y Chocó en Colombia y atravesado la selva del Tapón del Darién, perdieron la vida al intentar cruzar por un paso no autorizado hacia territorio panameño. Este trágico evento subraya los peligros que enfrentan quienes emprenden la ruta migratoria irregular hacia Norteamérica.
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El Senafront denunció ante el Ministerio Público que, al llegar al lugar del incidente, encontraron indicios de que los cadáveres habrían sido sepultados. Las autoridades sospechan que esta acción podría estar relacionada con intentos de encubrir nexos entre grupos criminales y el tráfico ilegal de migrantes. En el caso de Colombia, se señala al Clan del Golfo como posible implicado, cobrando entre 200 y 400 dólares por persona para facilitar el cruce.
Las autoridades panameñas han implementado medidas para canalizar la migración irregular, incluyendo la instalación de vallas de alambre de púas en el sector de Cañas Blancas y el despliegue de patrullas especializadas. Sin embargo, el Senafront reporta que, a pesar de estos esfuerzos, algunos migrantes, con ayuda de colaboradores locales, continúan utilizando pasos no autorizados, poniendo en riesgo sus vidas.