Jerusalén es un apacible pueblo de Cundinamarca, ubicado sobre la cordillera Oriental y a tan solo dos horas y media de Bogotá. De acuerdo con el DANE está habitado por 2.592 habitantes y su economía depende en buena parte de la agricultura.
La vida en Jerusalén, contrario a su homólogo en el Oriente Próximo, transcurre sin mayores contratiempos. Pero en los últimos días su nombre se ha vuelto viral por cuenta del Fenómeno del Niño. De acuerdo con el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM) este municipio ha registrado las temperaturasmás altas en todo el país 40,4 grados. Por encima de Santa Marta (39,9 grados) o Sahagún (37,6 grados).
El IDEAM ha prendido las alarmas a nivel nacional. El 85 % de los municipios del país están en alto riesgo de presentar incendios forestales. De ellos 586 están clasificados en alerta roja.
Como consecuencia del Fenómeno del Niño, se han comenzado a presentar preocupantes niveles bajos en las cuencas hídricas de los principales ríos que atraviesan el país, lo cual puede a llegar a generar desabastecimiento en el servicio de agua potable y abastecimiento de agua para los embalses que generan energía.
El presidente Gustavo Petro ha hecho un llamado a los alcaldes y gobernadores sobre esta situación originada por el fenómeno del Niño y la preocupación porque la mayoría de los municipios del país no tienen la infraestructura para mitigar los riesgos climáticos.
Los incendios forestales no sólo arrasan con la flora y la fauna, afectan dramáticamente los nacimientos de agua, sino, además, contaminan el aire, lo que genera altos picos de enfermedades respiratorias.
El impacto ambiental por los incendios forestales trae muchas más afectaciones de las que se perciben a simple vista. Afecta el subsuelo, que es clave en la producción de agua. Hay un enorme desequilibrio en el desarrollo de la cadena alimenticia, así como en la generación de oxígeno.
El riesgo de incendios forestales cada vez es más intenso por el cambio climático. Las investigaciones han demostrado que están afectando el doble de la superficie que se ha quemado entre el 2000 y el 2006.
De acuerdo con Scientific Reports el calentamiento global está cambiando las relaciones entre el clima de los incendios y las emisiones de CO2 liberadas durante la quema de los bosques.
Los incendios forestales son un desastre que no solo genera problemas en la salud pública, sino que arrasa con vastas zonas de bosques que tienen una participación fundamental en la absorción de dióxido de carbono que es indispensable para evitar el aumento de la temperatura del planeta.
Frente a la emergencia que vive el país, el presidente Gustavo Petro declaró la calamidad pública y pidió ayuda internacional, el país no tiene la infraestructura adecuada para afrontar la magnitud de los incendios forestales que se extienden por más de mil municipios.
Igual lo hizo el alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, que buscó ayuda con España, Chile y Estados Unidos, por la situación que se está viviendo en los cerros orientales de la ciudad donde las conflagraciones continúan a pesar de los múltiples esfuerzos que han hecho bomberos, Policía, Ejército y Defensa Civil, no ha sido posible controlar los incendios forestales. Los colegios y universidades de las zonas más afectadas, regresaron a las clases virtuales como en la época de la pandemia.
El Niño es un fenómeno predecible que permite prepararse para enfrentarlo. Los expertos en la materia saben cómo funciona, cuáles serán las zonas más afectadas, cómo prevenir las zonas de producción alimentaria, el suministro de energía y agua.
Los estudios también señalan que el impacto de este fenómeno es muy fuerte en la población infantil. La Organización Mundial de la Salud (OMS), ha alertado a los países que el 20 % de la población infantil, menor de cinco años, donde se presenta el Fenómeno del Niño sufre de desnutrición crónica.
Los expertos consideran que el Fenómeno del Niño de 2024 podrá borrar el trabajo y los avances de un año entero en la lucha de lograr eliminar la desnutrición en los países tercermundistas, como es el caso de Colombia.