Lunes, 25 de noviembre de 2024 Suscríbase
Temas
Victor G. Ricardo petro

Expectativas en año político

Más de este autor

Colombia merece, hoy más que nunca, que sepamos escoger a nuestros gobernantes y representantes en los cuerpos colegiados. Tenemos terribles ejemplos de lo que les ha sucedido a países hermanos, como es el caso de Venezuela y sus aliados. No podemos caer en las mismas redes”.

Por VÍCTOR G. RICARDO

Entramos llenos de expectativas en el último de los cuatro años que durará el periodo presidencial de Iván Duque Márquez. Será un año político, en medio de la polarización de posiciones y, también, de una pandemia que no termina y sobre la cual, incluso, hay muchos temores de que pueda agudizarse con las nuevas variantes que han venido siendo identificadas. Esto le agrega más urgencia a la tarea de que los colombianos se vacunen para poder enfrentar la situación con un menor nivel de riesgo.

Alcanzar, o al menos acercarnos, a la inmunidad de rebaño ahora es más difícil con las nuevas cepas, lo cual hace que tengamos que comprar un mayor número de vacunas de los distintos laboratorios que las producen con la aprobación de las autoridades mundiales de la salud. Sobre este tema, además, hay una gran incógnita en el mundo, que es el tiempo de vigencia real de los efectos de acción de las vacunas.

Al presidente Duque le ha tocado gobernar en medio de esta crisis de la salud, que ha agudizado los problemas sociales, económicos y de seguridad en el país. Ha tenido que redirigir recursos públicos para atender la grave situación de salud ocasionada por la pandemia que, además de muerte y dolor, ha dejado una preocupante debilidad fiscal.

En lo corrido desde la detección del covid-19, en Colombia se han contagiado cerca de 4,9 millones de personas y han fallecido alrededor de 125.000. Miles de familias han tenido que atravesar un lamentable luto por la pérdida de alguno de sus miembros o de un amigo cercano. Por eso es tan importante que todos los colombianos nos vacunemos y así protejamos no solo nuestra propia vida, sino también la de los demás. Se trata de un acto de responsabilidad con nuestra salud y también con nuestro país y con nuestros cohabitantes. Además, una vez vacunados, no podemos dejar de mantener los cuidados que se recomiendan, como usar siempre el tapabocas. Si bien es cierto que la vacuna previene en parte el riesgo de contagio no exime a nadie totalmente. Esto es lo que ha venido sucediendo en algunos estados de los Estados Unidos, incluido Florida, donde sus habitantes vacunados dejaron de usar el tapabocas y hoy están sufriendo una crisis de contagios.

«La responsabilidad de la elección de los representantes y voceros de la democracia es de nosotros mismos. No podemos seguir eligiendo personas vinculadas con actos de corrupción o con antecedentes dudosos en cualquier materia».

Las autoridades internacionales de la salud habían dicho que, para lograr la inmunidad de rebaño, se requería la vacunación del 70% de la población. Sin embargo, ahora están manifestando que, por los efectos de las nuevas variantes que se han detectado en distintos lugares del mundo -algunas de ellas ya presentes en Colombia- se requeriría un porcentaje de vacunación mayor, que se calcula en aproximadamente un 90%, lo que -insisto- haría necesario un esfuerzo supremo para lograrlo.

El presidente Duque y su gobierno han trabajado con responsabilidad y dedicación, a pesar de todas las dificultades que se han presentado en el mundo para la adquisición de las vacunas, y han logrado ya garantizar cerca de 40 millones de dosis, con las cuales se había podido vacunar a mediados de agosto a más de 30 millones de personas, más de 15 millones de ellas con las dos dosis requeridas. Según el Ministro de Salud, 35 millones tendrán su primera dosis en este septiembre. El ritmo de aplicación ha estado alcanzando en algunos días las 500.000 dosis diarias. Sin embargo, nos falta por recorrer aún un largo camino para llegar a la inmunidad de rebaño, que es la única manera de tener mayor tranquilidad.

Esta crisis sanitaria y económica ha llevado a que los índices de pobreza y desempleo aumenten y los niveles de inseguridad ciudadana se agraven.

Con toda esta realidad, el Gobierno deberá estar dedicado a terminar las acciones que permitan dar un resultado exitoso en las distintas áreas, afrontando también el desarrollo del debate electoral que llevará a la elección de un nuevo Congreso, además del Presidente y del Vicepresidente de la República, para lo cual ya se barajan distintos nombres en cada partido o movimiento. Pronto se empezarán a visualizar con mayor claridad los candidatos finales.

Los colombianos debemos ser conscientes de la responsabilidad histórica que tenemos al elegir a quienes nos gobernarán a partir de agosto del próximo año. Temas fundamentales como la corrupción y la crisis de valores éticos y morales deben ser tenidos en cuenta por los electores a la hora de escoger a sus candidatos. La responsabilidad de la elección de los representantes y voceros de la democracia es de nosotros mismos. No podemos seguir eligiendo personas vinculadas con actos de corrupción o con antecedentes dudosos en cualquier materia.

Colombia merece, hoy más que nunca, que sepamos escoger a nuestros gobernantes y representantes en los cuerpos colegiados. Tenemos terribles ejemplos de lo que les ha sucedido a países hermanos, como es el caso de Venezuela y sus aliados. No podemos caer en las mismas redes. En nuestra conciencia y en nuestra responsabilidad está el futuro del país, de nuestros hijos y demás sucesores.

Por otra parte, he venido diciendo que deberíamos llegar a un acuerdo nacional que nos permita aprobar un plan de desarrollo a mínimo 20 años y ojalá a 30 o 40. Esto facilitaría planificar nuestro desarrollo económico y social en el marco de la equidad en todo el territorio nacional y que los gobernantes se dediquen a administrar un plan a largo plazo con verdadera visión de futuro, y no que cada cuatro años se presente un plan que busca principalmente dejar la huella de cada gobierno, aunque se pierda la secuencia de los temas ya empezados.

Necesitamos con urgencia más política de Estado y acción coordinada a largo plazo.