Ese podría ser el nombre de una historieta política infantil, guardada en el anaquel lleno de polvo en la sección de “fantasía intrascendente histórica para niños”, de cualquier librería quebrada en el centro de Bogotá, pero no, es la realidad de Colombia en 2024.
Acá le explico la razón en tres frasecillas: “clase dominante”, “Un odio que yo no quiero que regrese al poder porque mataría mucha gente, quizas peor que como lo hizo en el pasado”, “es un golpe blando que anule la decisión popular por el cambio en el año 2022”.
La jornada de protestas que se realizaron este 21 de abril en todo el país y la respuesta del Presidente Petro, que como siempre blandió sus trinos revolucionarios y antiimperialistas para cercenar a la sociedad colombiana entre el “pueblo” y los “yupis”, deja una sola conclusión:
Petro es un presidente encerrado en su castillo jugando con la ‘Espada de Bolívar’ desde el momento en que se posesionó, tocando en el hombro izquierdo con su ‘espadita’, a todo lo que le parece “popular”, “social” o “constituyente primario” y en el hombro derecho a todo lo “yupi”, “paramilitar”, “uribista” o “clase dominante”.
Más allá de la ideología, principios y creencias del Presidente, el país esperaba un mensaje de unión y apertura a la conversación por parte del jefe de Estado, que como es costumbre, optó por el camino obtuso del aislamiento y cerró las puertas de ese balconcillo donde le hablaba al “pueblo”, en donde ya no hay más comités de aplausos sino tomatinas.
Una respuesta triste de un personajillo de una historieta de ficción, que pasó de ser la ‘monita’ o la ‘lámina’ más buscada del álbum presidencial en 2022, a la copia ‘AAA’ de las ‘láminas’ que ya nadie quiere en Venezuela, Cuba y Nicaragua.
Mientras tanto, los que quedan colgados de la brocha son Luis Fernando Velasco, Ministro del Interior y Laura Sarabia, Directora del DAPRE, quienes sí respondieron con mensajes conciliadores y autocrítica y que en últimas, son los encargados de trabajar y lidiar con los partidos políticos, movimientos, gobiernos regionales y los gremios.
Por otro lado, más allá del aforo de las marchas en todo el país, es importante resaltar que ni el Centro Democrático ni Cambio Radical lograron capitalizar el liderazgo político de las marchas, fueron a marchar todos los posibles candidatos presidenciales, pero ninguno fue el centro de atención.
La marcha del 21 de abril es un logro de la participación de los ciudadanos y ciudadanas inconformes con Petro, que según las encuestas ronda entre el 65% y 70%. Sin partidos, sin banderas y sin carreta.
Bonus track: Presidente, golpe al ego presidencial, no significa lo mismo que ‘Golpe de Estado’.