Por Santiago Zeas B.
Como ya lo adelantó Revista Alternativa el sábado 14 de octubre en su artículo "La victoria del empresario Daniel Noboa sobre el socialismo del siglo XXI es inevitable", el Ecuador eligió al empresario Daniel Noboa Azín como Presidente de la República hasta el 24 de mayo de 2025 y frenó a raya al correísmo en su sueño de regresar al Palacio de Gobierno.
Con el 92% del conteo oficial, Noboa materializó el mayor batacazo electoral que se recuerde desde el retorno a la democracia en 1979. Este guayaquileño de 35 años se convirtió en el Jefe de Estado más joven de la historia; rompió con el maleficio de su papá, el magnate Álvaro, quien en cinco ocasiones intentó ceñirse la banda presidencial; y, sobre todo, hizo estallar en mil pedazos el sueño de Rafael Correa de volver al poder a través de su candidata, Luis González.
Con el 52,23% de votos válidos, Noboa confirmó su condición de ‘outsider’ indescifrable para el correísmo, en unas históricas elecciones anticipadas, luego de que el 17 de mayo de 2023 el presidente Guillermo Lasso no tuvo otro remedio que acortar su período y disolver la Asamblea Nacional, luego de que se le fuera de las manos el país.
Cuanto más alto llegan los sueños, más dura es la caída. Precisamente eso pasó con los sueños del expresidente Correa y de sus huestes, quienes cinco meses atrás se sentían triunfadores. Su confianza estaba por los cielos, luego de que en febrero pasado ganaran las elecciones locales al llevarse las alcaldías de Quito y Guayaquil, así como las prefecturas (gobernaciones) de las cuatro provincias más importantes: Pichincha, Guayas, Azuay y Manabí.
Su maquinaria electoral estaba aceitada y daban por descontado que ganarían en una sola vuelta, el pasado 20 de agosto. Pero solo se trataban de anhelos, de sueños. El candidato presidencial Fernando Villavicencio fue víctima de un magnicidio 11 días antes de la elección y tras el remezón que provocó su crimen, un Daniel Noboa indescifrable empezó a escalar de forma acelerada sin que nadie lo viera venir. Y lo que es peor, sin que nadie lo pudiera frenar.
En palabras de Pedro Nieto, director de Informe Confidencial, la más importante firma de investigación del país, Noboa Azín encajó a la perfección en un electorado harto de los políticos, una etiqueta que le calza a la perfección al correísmo, que con matices estuvo en el poder desde 2007 hasta 2021.
Noboa recibe un país sumido es una profunda crisis política, económica, pero sobre todo de seguridad. En teoría, la crisis política se saldó con el cierre de la Asamblea y la celebración de elecciones anticipadas. Sin embargo, en la práctica, Noboa no tendrá mayoría en la Legislatura, donde los correístas tienen la primera mayoría. Y aunque al reconocer su derrota Luisa González aseguró que su movimiento de la Revolución Ciudadana apoyará las iniciativas gubernamentales positivas, en el país político todos saben que ese movimiento juega al bloqueo político y tiene una agenda partidista que incluye el regreso de Correa, quien reside en Bélgica y que fue sentenciado por la Justicia por corrupción.
En materia económica, solo el 34% de los ecuatorianos tienen un empleo formal y adecuado, mientras que en materia de seguridad la criminalidad se ha disparado en los últimos dos años. En 2022 se cerró con 26 muertes violentas por cada 100 mil habitantes y este 2023 se proyecta cerrar con 40 homicidios, con lo cual se convertirá en el país más violento de América Latina.
En una breve intervención desde la provincia costera de Santa Elena, Noboa agradeció al país y se comprometió a trabajar desde inmediato en la solución de los problemas más acuciantes del país. “Mañana empezamos a trabajar para reconstruir un país que ha sido golpeado por la violencia, la corrupción y el odio”.