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El peso de la influencia rusa en América Latina – Parte I

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Por Sabina Nicholls - Diálogo Américas

Desde el inicio de su invasión a Ucraniaa comienzos de 2022, Rusia ha intensificado esfuerzos por sumar aliados y fortalecer su imagen como potencia mundial. Latinoamérica no ha sido la excepción en ese objetivo. “La influencia de Rusia en América Latina aumentó en el 100 por ciento en los últimos dos años”, dijo a Diálogo Douglas Farah, experto en seguridad nacional y crimen organizado y coautor de investigaciones como Alianzas peligrosas: El avance de Rusia en América Latina y Campañas de influencia rusa en América Latina.

Rusia, heredera de la desaparecida Unión Soviética, tiene presencia en la región desde mediados del siglo pasado con la revolución cubana y con la sandinista en Nicaragua. Ambos países junto con Venezuela, sin excluir los pasos de Bolivia, son hoy los más cercanos al Kremlin, y a la vez los más autoritarios en esta parte del continente. “Encontraron en Putin un salvavidas diplomático para que los defienda ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y evitar condenas por violaciones a los derechos humanos y fraudes electorales, además de dotarlos de equipos de seguridad, inteligencia y armamento militar que les permite seguir expandiendo su revolución”, dijo Farah.

En contraprestación, estos países le facilitan a Rusia el acceso a sus puertos y al espacio aéreo del hemisferio, además de brindarle apoyo político y diplomático que le da un ligero barniz de legitimidad internacional. Pero tal vez, lo más importante que ha encontrado Rusia en estos tres países es una plataforma para expandir su esfera de influencia desde México hasta Chile, a través de una hábil estrategia de dos frentes: uno político y otro de desinformación. “Con el apoyo de medios regionales, influencers y cuentas falsas, también conocidos como bots, Rusia ha creado un ecosistema informativo desde el cual distorsiona la realidad en favor de sus intereses”, explicó Farah.

Estas operaciones de desinformación, de bajo costo, asegura Farah están teniendo un significante impacto en la región. Resultado de ello fue la postura de los países Latinoamericanos frente a la invasión de Ucrania durante la última cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de los Estados Latinoamericanos y el Caribe (CELAC) y la Unión Europea (UE) en Bruselas. Si bien los países de la CELAC expresaron su más “profunda preocupación”, se negaron de incluir palabras como “rechazo” y “condena” en la declaración final que, a excepción de Nicaragua, firmaron todos los países. Al finalizar el encuentro, el presidente de Lituania publicó en sus redes sociales dirigiéndose a la CELAC: “no se dejen seducir por la propaganda de Rusia”.

Y aunque esta es la más visible estrategia de influencia rusa en la región, no es la única dice Farah, quien, en entrevista exclusiva con Diálogo, reveló sorprendentes hallazgos sobre la penetración rusa en esta parte del continente.

“La actividad rusa en América Latina no ha recibido la misma atención que en el antiguo espacio soviético, Europa o Estados Unidos, no por eso deberíamos de estar menos preocupados. Hoy su alcance está cobrando importante interés en la región”, alertó Farah, quien a la vez advirtió que todo el esfuerzo ruso es para desestabilizar la democracia de Latinoamérica, pieza clave para avanzar en su lucha por un nuevo orden mundial.

Douglas Farah, experto en seguridad nacional y crimen organizado en Latinoamérica y presidente de la consultora de seguridad IBI Consultants. (Foto: Cortesía de Douglas Farah)

Ecosistema de la desinformación: arma de guerra

El pasado mes de febrero el Washington Post reveló una investigación realizada por un equipo de inteligencia europeo en el que daban a conocer una extensa y coordinada campaña mediática rusa para socavar al presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky. Según los más de 100 documentos a los que tuvo acceso el medio estadounidense, se trató de miles de publicaciones en las redes sociales y cientos de artículos creados por “troll farms”­–grupo organizado que de manera anónima interfieren en la opinión pública– y distribuidos en Ucrania y Europa. Su objetivo era, aprovechar el desorden de la información y provocarlo activamente, para aumentar los rumores sobre las supuestas tensiones entre el presidente y su más alto comandante de las fuerzas militares, el General Valerii Zaluzhny, y dividir a la población ucraniana.

La revelación de esta investigación es solo una muestra de los esfuerzos de desinformación del Kremlin hoy presentes en varios rincones del mundo, incluyendo a Latinoamérica. “Está es sin duda su más poderosa y exitosa estrategia de penetración e influencia en la región”, afirmó Farah.

En el 2013, Moscú declaró sus relaciones con Latinoamérica de importancia estratégica, y desde entonces explica Farah, “Moscú ha ampliado sus esfuerzos de guerra de información en la región”. Situación que ha sido denunciada por el Departamento de Estado de los Estados Unidos. La más reciente de ellas tuvo lugar en noviembre de 2023 cuando el Departamento de Estado advirtió sobre la campaña de desinformación del Gobierno ruso en la región.

Según informó la Oficina del Portavoz, Rusia habría establecido contacto en varios países latinoamericanos entre ellos Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, México, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela, con el objetivo de “blanquear sus esfuerzos de propaganda y desinformación a través de los medios locales de una manera que resulte natural a los públicos latinoamericanos, con el propósito de socavar el apoyo a Ucrania y propagar una mentalidad contra los Estados Unidos y la OTAN”. Las tres organizaciones rusas implicadas en la campaña de manipulación de la información son la Agencia de Diseño Social (SDA), el Instituto para el Desarrollo de Internet y la compañía tecnológica Structura. Tanto SDA y Structura se encuentran bajo sanciones de la Unión Europea desde julio, también por acusaciones de difusión de propaganda bélica alterada, informó Infobae.

“Lo que estamos viendo es un aumento en la intensidad y las vías por las que Rusia propaga su narrativa como consecuencia de la invasión rusa a Ucrania”, dijo Farah haciendo referencia también al resultado de una de sus más recientes investigaciones. “Encontramos que mientras que en el periodo que va del 2014 y 2015, los dos principales medios rusos de habla hispana, Actualidad RT y Sputnik Mundo, publicaron 1324 entradas, en el periodo comprendido de 2021 y 2022 esos mismos medios publicaron 14 744 entradas sobre la guerra en Ucrania. Esto es una dramática muestra de cómo Rusia ha expandido su infraestructura de desinformación en la región, pero además la importancia del despliegue mediático en tiempos de guerra”.

Y así lo ha confirmado el mismo gobierno tras las palabras de Margarita Simonyan, actual redactora en jefe de RT y Sputnik quien en entrevista al medio ruso Afisha Daily comparó al ministerio de Defensa con los medios que ella dirige. “La ausencia de un canal exterior propio es similar a la ausencia de un ministerio de defensa. Cuando no hay guerra, dicho ministerio parece no ser necesario. Pero cuando hay una guerra, el papel del ministerio de defensa se vuelve crítico. Y no se puede crear un ejército una semana antes del comienzo de la guerra”.

“La influencia de Rusia en América Latina aumentó en el 100 por ciento en los últimos dos años”, dijo a Diálogo Douglas Farah, experto en seguridad nacional y crimen organizado

Ejército invisible: modus operandi

Los dos medios clave de la artillería comunicacional de Rusia en Latinoamérica son Actualidad RT, que representa para el mundo hispano al canal internacional ruso RT (antes Russian Today) financiado por el estado, y Sputnik Mundo, el ala hispana de la agencia de noticias estatal rusa Sputnik. El primero de ellos, está disponible en todos los países de la región y en varias plataformas, incluidos canales de televisión, redes sociales y páginas web.

Ambos medios, han recibido infinidad de denuncias en contra de la información que difunden. RT ya ha sido desenmascarado por la Unión Europea, Canadá y los Estados Unidos, hasta el punto de prohibir su emisión y difusión en todo su territorio. Sin embargo, en Latinoamérica siguen siendo vistos como fuentes de noticias legítimas y alternativas a otros medios nacionales y extranjeros. “En Guatemala por ejemplo el canal estatal pasa entre 7 y 8 horas diarias de noticias rusas”, dijo Farah.

Foto de archivo. Esta foto ilustrativa tomada el 14 de febrero de 2023, muestra la pantalla de un teléfono con una imagen de rescatistas trabajando en un edificio residencial destruido después de un ataque con misiles, en Dnipro el 16 de enero de 2023, con el sitio web WarOnFakes.com mostrando un video falso del mismo edificio residencial que se muestra en el fondo. (Foto: Olivier Douliery/AFP)

A una significante audiencia se suman las alianzas con medios estatales regionales, influencers, y páginas webs, a través de las cuales Rusia amplía la difusión de su narrativa y gana credibilidad. “El modus operandi consiste en distribuir contenido idéntico a través de esta red de difusores o “echo chambers” que se encargan de hacer eco de la narrativa rusa una y otra vez hasta que llega a manos de otros medios que terminan repitiendo el mismo mensaje sin saber que viene de Rusia.”

El mayor amplificador y a la vez la más importante fuerza de legitimización de la narrativa rusa en la región es TeleSUR, el canal regional con sede en Venezuela y fundado por Hugo Chávez, hoy propiedad de los regímenes de Venezuela y Cuba entre otras naciones. Se destacan también la Agencia Prensa Rural con sede en Colombia, la Red Nacional y Popular (Nac&Pop) y Página Transversal.

Pero más allá de alianzas con regímenes autoritarios, o afines a sus ideales, lo peligroso de este ejército invisible explica Farah, es su habilidad para reclutar medios en todo el espectro político. “Entraron al mercado hispano ofreciendo contenido fresco, dinámico con un tono anti-imperialista más marcado y favoreciendo la cobertura de la Revolución Bolivariana, pero hoy se han extendido por todo el territorio gracias a su habilidad para diferenciar sus mensajes y mensajeros según el público objetivo al que se dirigen sin generar contradicciones”.

Ejemplo de ello es el alcance de la propaganda rusa en sectores influyentes de la extrema derecha basado en mensajes fascistas del filósofo ruso Alexander Dugin. “Sus seguidores son fanáticos que asumen mensajes de canales rusos como un evangelio y abogan por un mundo multipolar”, dijo Farah.

Estrategia que junto a la clandestinidad de sus mensajes difundidos por echo chambers ha alcanzado un impacto significativo en la región. “Lo interesante del éxito ruso, si bien subestimado, es que ha hecho mucho con muy poco dinero. Mientras que los chinos se han gastado cientos de millones de dólares para influenciar a través de sus medios, Rusia invirtiendo muchísimo menos, ha logrado impactar en la opinión pública y tomadores de decisiones en toda la región”, alertó Farah.

Manipulación, distorsión y cálculo

La maquinaría de desinformación rusa en Latinoamérica está teniendo un impacto significativo asegura Farah. Ejemplo de ello es la participación de Rusia en las protestas sociales que tuvieron lugar en Colombia y Chile a finales de 2019. “Parte de la estrategia mediática de Putin es aprovecharse de conflictos locales”, explicó Farah.

En medio de estas protestas, los medios rusos difundieron información haciendo hincapié en el papel negativo de las fuerzas de seguridad en la gestión de la protesta, destacando la impopularidad de la policía y retratando negativamente los derechos humanos. La narrativa tuvo una significante difusión. Según datos proporcionados por Farah entre los 100 principales influyentes de X (antes Twitter) durante estas protestas masivas, Actualidad RT ocupó el segundo lugar en Colombia y el noveno en Chile. Mientras que la emisora occidental mejor posicionada fue la alemana Deutsche Welle en español, que tan solo alcanzó el puesto 44 en Colombia y 47 en Chile.

Foto de archivo. Ejemplos de falsificaciones rusas se muestra en el fondo durante una conferencia de prensa conjunta del Servicio de Seguridad de Ucrania y la Dirección Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa de Ucrania, en Kiev, Ucrania, 30 de noviembre de 2018. (Foto: STR/NurPhoto/NurPhoto vía AFP)

Por el contrario, en países en donde Rusia tiene una estrecha relación, la difusión de mensajes durante protestas sociales es mínima. Ejemplo de ello fue la poca cobertura en Nicaragua sobre la muerte de 351 estudiantes durante las protestas sociales de 2018. “A pesar de que fueron unas protestas mucho más violentas y mortales, esa misma red que difundió los mensajes durante las manifestaciones en Colombia y Chile, guardó silencio”, dijo Farah.

Cabe resaltar que estas campañas de desinformación no en todas partes del mundo han sido exitosas. Más allá del veto a los medios rusos por parte de la Unión Europea, Canadá y los Estados Unidos, Ucrania también ha podido desenmascarar la estrategia. Según informó la Deustche Welle, a principios de mayo de 2023, los blogueros rusos conocidos como “reporteros de guerra” anunciaron el inicio de los contraataques ucranianos, sin embargo, cuando quedó en evidencia que no era una ofensiva tuvieron que editar sus mensajes e incluso justificarse ante sus seguidores.

Recientemente Alemania anunció la creación de una unidad especial dedicada a detectar y desbaratar la desinformación rusa la cual, según el Gobierno de Berlín, está diseñada para socavar la democracia y sembrar la discordia, informó Bloomberg. “La amenaza que representan para nuestra democracia el espionaje, el sabotaje, la desinformación y los ciberataques ha alcanzado una nueva dimensión”, declaró Nancy Feaser ministra del Interior tras presentar el último informe anual de la agencia alemana de inteligencia interior.

La peligrosa influencia de los bots

De la misma forma como el Kremlin se ha aprovechado de conflictos internos para expandir su narrativa, los procesos electorales han sido un espacio para impulsar sus intereses bajo la apariencia de discusión y debate político interno. “Su principal arma son los bots, cuentas automatizadas o cuentas falsas a través de los cuales manipulan el debate en las redes sociales”, dijo Farah y añadió “México, ha sido el epicentro de estas operaciones”.

Ilustración de varias Apps en un smartphone, el 16 de mayo de 2024, Mecklemburgo-Pomerania Occidental, Alemania. Las cuentas pro-Kremlin de varias aplicaciones imitan a los medios de comunicación legítimos para difundir propaganda rusa. (Foto: Jens Buttner/DPA vía AFP)

Pero México no es el único país que ha sido víctima de los presuntos intentos de sabotaje ruso a la democracia latinoamericana durante las campañas presidenciales. Según una investigación del periodista estadounidense Matt Taibi, hay evidencias sobre el uso de bots para favorecer la imagen del entonces candidato Gustavo Petro y desacreditar a sus rivales. Según reveló Taibi, hay pruebas de que varias de las cuentas falsas en X que fueron identificadas y difundidos por el propio Elon Musk, estaban vinculadas a operadores del Kremlin probablemente asociados a la Internet Research Agency de Yevgeny Prigozhin, el ahora fallecido jefe del Wagner Group y antiguo aliado y propagandista de Putin, dice la investigación de Taibi.

Situación aún más alarmante, cuando los servicios de inteligencia de los Estados Unidos revelaron que entre el 2020 y 2022 Rusia intentó socavar la legitimidad de al menos 11 elecciones en nueve países democráticos de todo el mundo, según un cable diplomático enviado por el Departamento de Estado de los Estados Unidos a numerosos países de la región informó AP.

Parte II

Los esfuerzos rusos en el espacio informativo de Latinoamérica preocupan especialmente por la amenaza que representan para la estabilidad de la región. “Lo que quiere Rusia es desarmar el sistema de democracia institucional y promover un autoritarismo militar”, dijo Farah. Para ello, Rusia se ha apoyado de otras estrategias que mientras menos visibles han sido vitales para la influencia rusa en Latinoamérica.

En la segunda parte de este reportaje hablaremos sobre estos avances, como por ejemplo la existencia de una red con profundos vínculos con la inteligencia rusa y la antigua KGB, encargada de distribuir sistemas de vigilancia a países en la región, con base en Chile. “Sabían que ahí no los iban a buscar”, dice Farah quien asegura que esta tecnología es la responsable del aumento de la capacidad represiva de los regímenes más autoritarios y menos transparentes hoy en Latinoamérica. Así como los avances rusos en Paraguay, donde ya hoy controlan cuatro de los principales puertos del país o los más de 300 militares rusos con presencia fija en Nicaragua. “No me cabe la menor duda de que Rusia ya tiene una base militar en este país”, alertó el experto en seguridad nacional y crimen organizado Douglas Farah.

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