Giro directo, presupuesto máximo son dos de los términos más frecuentes que se usan en estos aprietos financieros del Sector Salud. Diseñados estos mecanismos para evitar la crisis y cuando ya casi terminamos el 2024, vemos que su utilidad es casi nula. El giro directo en salud es el mecanismo previsto en la Ley 1438 del 2011 en la cual el Ministerio de Salud y Protección Social gira los recursos del régimen subsidiado sin que estos pasen por las EPS. Se activa cuando las EPS incurren en mora de cuentas previamente reconocidas por ellas.
El presupuesto máximo es un presupuesto adicional complementario a la UPC y busca cubrir servicios y tecnologías que aún no son financiados por la UPC por sus condiciones inciertas, alta variabilidad de precios o por ser servicios sociales cubiertos ordenados por un juez.
Es un anticipo de dinero que se fija a las EPS para que tengan flujo de caja suficiente para atender las necesidades de salud de sus pacientes.
Miremos la atención integral y una de las tardanzas más altas es la entrega de los medicamentos. Hay demora de la ADRES, lentitud en los presupuestos máximos y el pobre valor de la UPC.
Las tutelas que buscan medicamentos alcanzan 77,5 %. No se puede dejar sin fórmula al paciente epiléptico que requiere tres drogas pues su condición de refractario lo hace sujeto a esta combinación medicamentosa.
Producimos cerca del 80 %, pero existen algunas enfermedades que requieren que importemos estas sustancias. Enfermedades oncológicas, VIH y diabetes son algunos ejemplos. Si las EPS no pagan, ¿Cómo se importa? Si los laboratorios no tienen recursos, ¿quién los trae? Es colosal el problema financiero del sector.
Un vistazo hacia los hospitales. Su desfinanciación es cruel, la inmensa mayoría en crisis y sin recursos para cubrir sus deudas. La estructura financiera del sistema está en el piso y no se escucha eco a las voces de auxilio que se solicita. La ANIF habla de 9.6 billones de pesos y esto no llega. Se ha pedido muchas veces que se refinancie la UPC pues la siniestralidad los tiene desesperados. Esta cerca al 116 % (111,5 % más 4,5 %). Los activos de la EPS han caído, las deudas se han aumentado y el oxígeno se acabó.
Los deudores más sobresalientes son la Nueva EPS. (2.8 billones y una morosidad del 44,7 %) y Sanitas (980.000 millones de pesos y una morosidad del 43,3 %). Ante esta quiebra en salud, ¿qué se puede hacer? Recalcular la UPC es prioritario y dejar en blanco los presupuestos máximos. Hay que cancelar lo que se debe. ADRES ha girado 44.8 billones durante el último semestre. Es una aspirina, pero no alcanza para los otros compromisos. El camino de la insostenibilidad es la falta de pago.
Una de las voces respetables del sector y con informes serios es Así Vamos en Salud. Informó hace unos días un aumento importante en tutelas y PQRS. Se radicaron 84.445 tutelas en los primeros cuatro meses del 2024. Incremento del 42,2 %. Además, las PQRS aumentaron en el 11 %. Esto indica y todos coincidimos: deficiencias en la prestación del servicio y una insatisfacción grande de los usuarios. Las proyecciones que se dan para 2024 exige un presupuesto de 44.6 billones y faltan 9.3 billones. ¿Cómo los conseguiremos?
Y los médicos. Víctimas silenciosas de la situación del sector en crisis. En los hospitales no hablan, cumplen lo que pueden, miran lejos y se mantienen anestesiados. Escasos pacientes y la actividad docente solo de vez en cuando. ¿Cómo se aprende si no hay enfermos? La academia y el compromiso asistencial pasan a un segundo plano cuando el protagonista anda en consecución de tutelas y reclamos.
Se perdieron dos años en disputas bizantinas y por supuesto, las discusiones poco atrajeron a los gremios, no se escucharon y la sociedad civil autista. Los problemas están ahí: la distancia entre la salud rural y urbana existe, la desfinanciación del sistema es una realidad y la UPC congelada enterrará el sector. No se puede dejar a un lado las características epidemiológicas ―actuales― de la población y cómo el envejecimiento y los migrantes rompen la pirámide.
Diptongo: parámetros de solución ¿cómo educaremos a los médicos?