En tiempos difíciles, donde la violencia y el conflicto han marcado profundamente a nuestras comunidades, el llamado a la movilización contra la violencia es un acto valiente que demuestra la necesidad de pronunciarnos frente a la realidad que vivimos. La movilización no es solo un acto simbólico, sino una acción concreta para reclamar el respeto a la vida, el cese de hostilidades y el derecho de nuestras comunidades a vivir en paz. Por eso, celebro el llamado del Gobernador del Cauca, Octavio Guzmán, a unirnos alrededor de un acto donde podremos trascender las acciones gubernamentales en esta lucha por la dignidad.
La invitación a unir fuerzas los sectores políticos, gremiales, académicos e institucionales con los sectores sociales, campesinos, indígenas y afrodescendientes, es un reflejo de la necesidad de inclusión y la representación de todos los caucanos, sin distinción. En un departamento como el nuestro, donde la diversidad es la mayor riqueza, es fundamental reconocer la importancia de que cada voz sea escuchada. No solo es una marcha contra la violencia, sino también por el reconocimiento de los derechos fundamentales de nuestras gentes y por la construcción de un Cauca más justo, donde el respeto por la vida sea un valor inquebrantable.
En un territorio marcado por décadas de conflicto, la movilización social y pacífica es una manifestación poderosa de resistencia y esperanza, donde las voces de quienes han sufrido la guerra, el desplazamiento y la exclusión se alzan en el espacio público para exigir al Estado y a la sociedad el respeto de sus derechos fundamentales. En el Cauca somos víctimas de la violencia, directa o indirectamente, toda la sociedad, es un departamento históricamente golpeado por la violencia y el abandono estatal, estas acciones colectivas, que reúnen a las comunidades, se convierten en una necesidad vital para visibilizar las problemáticas que aquejan al departamento. No solo reclaman un entorno donde la vida y la dignidad sean respetadas, sino que también demuestran que la paz y la justicia no se construyen desde los despachos gubernamentales, sino desde la fuerza de una ciudadanía comprometida con su desarrollo.
La historia recordará este 27 de septiembre como un momento crucial para el Cauca, un día en el que la unión de su pueblo marcó la diferencia en la lucha por un futuro con seguridad. Este llamado a la movilización une la voluntad política y social que pone a las personas y a sus derechos como el principal punto de la agenda departamental. El Cauca necesita y merece paz, seguridad y progreso. Unidos, los caucanos podemos encontrar el camino para reclamar lo que es nuestro: una vida libre de miedo, de violencia y con oportunidades para todos.
Esta movilización es una afirmación de vida, un mensaje contundente al país y al mundo de que este departamento, no ha perdido su capacidad de soñar con un futuro mejor. En cada marcha, en cada convocatoria, resuena la voluntad inquebrantable de quienes anhelan un Cauca en Paz y exigen las herramientas para superar el conflicto. La ciudadanía caucana, con su movilización y su voz, está demostrando que la solución a sus problemas pasa por escuchar y entender las realidades de sus gentes, por tender puentes entre el Estado y las comunidades y por construir un verdadero proyecto de paz que sea inclusivo y duradero.
La estrategia de "Paz Total" promovida por el Gobierno Nacional, con seguridad ha tenido las mejores intenciones, pero en la práctica ha generado más incertidumbre que resultados tangibles en el Cauca. Buscar la Paz siempre deberá ser un camino obligado, bajo el entendido que jamás se deberá sacrificar la autoridad y las garantías de vida que rezan en un Estado de Derecho. Sin embargo, la falta de una estrategia clara y efectiva ha permitido que los grupos armados ilegales sigan avanzando en sus agendas violentas. En lugar de disminuir la violencia, hemos visto cómo se recrudece, con ataques constantes a la población civil y a la Fuerza Pública.
El próximo 27 de septiembre es una oportunidad para que todos los caucanos nos unamos en una sola voz, una voz que clama por la vida, por la paz y por la dignidad de nuestras comunidades. No podemos seguir siendo testigos pasivos de la violencia que arrasa con nuestros pueblos y amenaza el futuro de nuestras familias. Hoy más que nunca, debemos salir a las calles, caminar juntos y exigir un cese definitivo de la violencia. Este es un llamado a marchar por la vida, por el derecho a vivir en un territorio sin miedo, sin armas y sin la amenaza constante de los grupos armados ilegales.
El llamado es claro: marchemos por la vida, por la seguridad de nuestras comunidades y para exigirle al Gobierno Nacional que escuche nuestras voces y tome medidas contundentes.. Este 27 de septiembre, hagamos historia como un pueblo que no se rinde, que se une en defensa de su derecho a vivir en paz, a un territorio libre de violencia y que camina por mejores oportunidades para todos.