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Óscar Campo Juan Fernando Cristo

La unidad nacional y sus paradojas

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Es imposible no reconocer el esfuerzodel ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, por buscar la unidad nacional, quizás con la agenda más atractiva para departamentos como el Cauca: la tan anhelada implementación del acuerdo de paz de 2016. Sin embargo, ¡qué paradojas tiene la vida! mientras Cristo habla de unidad y se reúne con las diversas voces de la sociedad, el presidente Petro continúa incitando al odio y enfrentándose a monstruos imaginarios, al igual que El Quijote de la Mancha, del que hizo mención durante el acto de posesión de Iris Marín como Defensora del Pueblo, que pretenden, según su narrativa, hacerle un golpe de estado.

Fue muy interesante la presencia de Carlos Ruiz Massieu en el encuentro de la subregión PDET Alto Patía, Norte del Cauca, este fin de semana. Su voz ha sido un respaldo para nuestra gente en el departamento en instancias tan importantes como el Consejo de Seguridad de la ONU, donde expuso con claridad la difícil situación del Cauca en materia de violación a los derechos humanos, el crecimiento militar y la ofensiva de los frentes del Estado Mayor Central -EMC- que incumplieron el cese al fuego. Además, en la misma reunión, se destacó la intervención del gobernador del Cauca, Octavio Guzmán, quien lanzó varios mensajes al gobierno nacional, como el de reconocer oficialmente que no hay control territorial en varias partes del departamento, de estar de acuerdo con toda la prosa del gobierno nacional para con el Cauca, pero con la preocupación de cuándo van a arrancar con tanta maravilla, marcando además, el conteo regresivo para los gobiernos: 23 meses para el nacional y 40 meses para el departamental.

Pero más allá de los merecidos reconocimientos al esfuerzo del ministro del Interior, persisten las preocupaciones relacionadas con la realidad del Cauca. Con bombos y platillos, el presidente Gustavo Petro anunció la estrategia de inversión "Misión Cauca", que, como gran avance, solo ha cambiado de nombre.

Sin embargo, más preocupante fue escuchar al director del DNP, Alexander López, quien habló mucho y no dijo nada a la vez, cuando el país es consciente de las serias dificultades de financiación que enfrenta el gobierno, y de las ostensibles reducciones que tendrá que hacer en inversión en el presupuesto de 2025 y cómo si fuera poco, no tuvo el acierto de informar a los alcaldes, al gobernador, a los directores de entidades, ni a la bancada parlamentaria cuánto se tiene presupuestado para la inversión en el Cauca, con cuánto se cuenta para implementar el acuerdo de paz, cuánto podrán los alcaldes recibir como concurrencia para financiar sus planes de desarrollo desde el gobierno nacional, y cómo el gobierno del Cauca logrará encontrar, además de apoyos discursivos, un respaldo presupuestal para llevar a cabo un ambicioso plan de desarrollo departamental, que en su matriz plurianual de inversiones, se juegan recursos para proyectos nuevos con el total del Sistema General de Regalías, como si no tuvieran que construir sobre lo construido, finalizar las obras en curso y cumplir con las obligaciones asumidas, como el Plan de Alimentación Escolar.

Queremos, de manera propositiva, entender cómo los colombianos nos acercaremos para buscar consensos bajo la nueva agenda del gobierno. Sin embargo, cada día surge un nuevo acertijo por descifrar. Como hemos expresado en varias ocasiones, respetamos a cada una de las comunidades del Cauca; conocemos desde hace tiempo sus pretensiones y necesidades.

Pero ¿cómo se podrá lograr un acuerdo interétnico con la suscripción de un decreto que otorga facultades de autoridad ambiental al Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), para intervenir solo en sus territorios, cuando existe la intención manifiesta de seguir expandiendo sus resguardos y controlar las concesiones de agua requeridas por el resto de las comunidades campesinas, afrodescendientes y urbanas?

Asimismo, ¿cómo se puede entender la construcción de una Paz Total en el Cauca, cuando el presidente llama a las columnas armadas "traquetas", el Ministerio de Defensa las clasifica como Grupos Armados Organizados y el gobernador del departamento, aunque reconoce que se financian del narcotráfico, les conserva el estatus de guerrilleros con matices ideológicos?

El Cauca necesita fortalecer con decisión el pie de fuerza, mejorar las capacidades militares y policiales; como bien lo señaló el gobernador Octavio Guzmán, es necesario mejorar la tecnología y todas las capacidades logísticas y operativas, para que se pueda afrontar el objetivo de recuperar zonas que el Estado jamás ha controlado, como el cañón del Micay, así como garantizar el control territorial en el resto del departamento y devolver la soberanía a la malla vial y a las cabeceras corregimentales, que hoy están bajo el dominio de grupos armados ilegales. Además, no se debe perder de vista la atención humanitaria a las nuevas víctimas generadas por estos calamitosos eventos de confrontación y dolor. Los alcaldes no pueden terminar siendo los benefactores de esta situación sin contar con la capacidad logística, operativa y financiera para ello.

Lo cierto es que, la única forma de respaldar los discursos será mediante la asignación de importantes partidas presupuestales que definan la viabilidad de los distintos proyectos y la posibilidad real de que sean financiados y ejecutados. De lo contrario, seguiremos como un corcho en un remolino, dando vueltas entre discursos y anuncios. El país demanda liderazgo, acción y resultados. La seguridad del Cauca no puede esperar más. Es momento de pasar del discurso a la acción y de la retórica a la realidad.