Una vez más Fecode es noticia. Eso sí, la misma de siempre, sin novedad en el frente: paro nacional. Lo que llama la atención, es que en esta ocasión Fecode protesta en contra del proyecto de la Ley Estatutaria de Educación que fue aprobada en la Comisión Primera del Senado y la cual hace parte del Gobierno del Cambio. Sin duda alguna, el gremio de profesores fue clave para la llegada de Petro al poder incluyendo apoyo económico cuestionado en la financiación de su campaña.
Hoy las relaciones entre el gremio sindical más poderoso del país y el Gobierno no están en su mejor momento por consecuencia de una mala improvisación en la implementación del nuevo sistema de salud del Fomag y una nueva ley que controvierte los intereses propios del sindicato. Y Fecode hace lo que mejor sabe hacer: paro de profesores. Salir a las calles a protestar y dejar a los niños colombianos sin clases.
El 17 de junio de este año se llevó a cabo “La gran toma de Bogotá”, un paro permanente en contra del proyecto referido, en el cual el gremio exige que se retire por no haber sido consultado por el sindicato, con altas probabilidades que en efecto se hunda. Sin embargo, vale anotar que este ha sido de los pocos proyectos que ha contado con el consenso de la oposición.
Existen tres argumentos principales en que Fecode legítima la protesta: en la ley existe cierta ambigüedad dónde no se define expresamente la priorización de los recursos en el financiamiento de la educación pública. En defensa de la libertad de cátedra; se oponen al establecimiento de un currículum que exige como mínimo la enseñanza de competencias básicas como lecto-escritura, matemáticas y ciencias, y por último la evaluación docente, ya que para los maestros esta es una medida punitiva.
Así las cosas, Fecode protesta porque quiere garantizar los recursos en defensa de la educación pública, pero sin asumir el compromiso que esto conlleva, es decir sin mecanismos de evaluación docente y un mínimo currículo nacional que respalde procesos educativos. Y, aun así, el sindicato no asume la responsabilidad de los pobres resultados de los estudiantes en las pruebas Pisa y Saber.
“Fecode protesta porque quiere garantizar los recursos en defensa de la educación pública, pero sin asumir el compromiso que esto conlleva, es decir sin mecanismos de evaluación docente y un mínimo currículo nacional que respalde procesos educativos”
Fecode es una organización sindical gremial afiliada a la CUT, que cuenta con 33 sindicatos regionales y uno nacional. Tiene 270.000 docentes afiliados, los cuales están a cargo de la educación de casi 8 millones de niños. Dentro de los objetivos principales de Fecode está mejorar las condiciones de vida de trabajo de los maestros, garantizar la carrera docente, defender el derecho a la educación gratuita y promover las luchas sociales en contra del neoliberalismo.
Entre uno de los objetivos que más me llamó la atención fue el siguiente y cito textualmente de su página web: “Formular un nuevo proyecto sindical y pedagógico como estrategia política pedagógica de los educadores que permita fortalecer ideológicamente y determinar la activación de la movilización, desarrollado bajo un nuevo esquema dramático que redunde en acciones efectivas al lado de la comunidad educativa”.
A lo largo de su página web no hay ningún objetivo dedicado a mejorar la calidad de educación de los 8 millones de niños de los cuales son responsables. Esto explica por qué siempre Fecode hará paro. Porque el núcleo de sus intereses no está en educar a los niños colombianos, sino en defender los intereses económicos y políticos que los agrupa —y beneficia— como sindicato. Esto queda expresamente claro en la misión y objetivos de Fecode. No existe dentro de su misionalidad una propuesta constructiva enfocada al desarrollo de competencias educativas de los estudiantes.
Por lo tanto, cualquier reforma de educación será controvertida de una manera u otra, así sea un gobierno de izquierda aliado como el actual. La hipocresía de Fecode no tiene precedentes y siempre será un problema para todos los gobiernos. El panorama es preocupante, porque evidentemente la educación pública del país está en las manos equivocadas.