En el sector portuario, la búsqueda de soluciones sostenibles es crucial no sólo para enfrentar los desafíos actuales, sino para garantizar un desarrollo económico del sector en largo plazo.
En Colombia, de la nueva política portuaria colombiana, CONPES 4118 de 2023, se destaca el objetivo de articulación entre el ordenamiento del territorio y la infraestructura de las zonas portuarias, que es fundamental para incentivar el desarrollo de ventajas competitivas que beneficien a las regiones y sus comunidades.
Ahora bien, en el sector portuario, el cual es conocido por ser altamente masculinizado, la equidad de género ha empezado a ser considerada como un eje fundamental para una gestión sostenible.
Esto debido a que la incorporación de enfoques de género diferenciales en el sector, le aporta una vocación de resiliencia a los proyectos y a la operación desde distintas escalas; además, desde un punto de vista cultural, está demostrado que las mujeres tienen una capacidad de adaptación significativa a los cambios, como ha ocurrido por ejemplo respecto del rol de la mujer en la sociedad.
De hecho, la lucha contra el cambio climático se configura, entonces, como una oportunidad para aportar a la reducción de esas desigualdades de género, pues permite abrir nuevos espacios para la participación de las mujeres en las decisiones que afectan sus vidas y en la identificación de acciones para erradicar la pobreza, construir resiliencia, gestionar los conflictos e impulsar el desarrollo sostenible.
En concordancia con lo anterior, el objetivo 5 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, esto es “Igualdad de género”, establece que promover la igualdad de género es fundamental para acelerar el desarrollo sostenible.
Por su parte, el Fondo Monetario Internacional ha indicado que cerrar la brecha de participación laboral entre hombres y mujeres permitiría un crecimiento económico del 22.5%, y, según la OIT, cuando las empresas ponen en práctica una cultura comercial inclusiva, aumenta en un 63% la probabilidad de lograr una mayor rentabilidad y productividad, así como la capacidad de la empresa para atraer y retener talento (60%).
Incluso, la OMI, como parte de su estrategia para aumentar las oportunidades de las mujeres en el sector, creó varias entidades clave, como la Asociación Marítima de Mujeres del Caribe y la Asociación Internacional de Mujeres Navieras y Comerciantes.
De lo anterior, se puede concluir que la equidad de género es un asunto estratégico para el sector, y es un eje de sostenibilidad toda vez que aporta: (i) resiliencia ante el cambio climático; (ii) diversificación del talento; (iii) coadyuva al fortalecimiento de la relación Puerto-Ciudad, entendiendo el rol de la mujer desde un punto de vista étnico, cultural y ancestral de los territorios; (v) influye en el aumento de la competitividad: al brindar igualdad de oportunidades a mujeres y hombres, se maximiza el potencial de la fuerza laboral lo que se traduce en un aumento de la productividad, innovación y eficiencia en la operación portuaria, lo que a su vez mejora la competitividad de la instalación; entre otros.
En resumen, la equidad de género en el sector portuario no sólo es una cuestión de justicia social, sino que también tiene un impacto directo en la sostenibilidad y la eficiencia de la operación, siendo la disminución de las brechas de género un compromiso necesario para las empresas del sector, de cara a la búsqueda de soluciones sostenibles para los desafíos que enfrentamos.