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Marco Tulio Gutiérrez Morad Pandemia

¿Germán es el man?

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Por Marco Tulio Gutiérrez Morad

La situación actual del país, enmarcada por las dificultades propias del orden público, la seguridad, el narcotráfico, la pobreza, la corrupción y ahora ante la terrible crisis sanitaria causada por el Covid-19, emergencia por la que atravesamos ya hace casi un año, nos hacen pensar sin dubitación la importancia que traen los comicios de 2022 y, sin duda, nos ponen en contexto sobre lo que está en juego, en lo importante y trascendental que será que elijamos bien, que elijamos a conciencia, no solo un presidente con las condiciones idóneas y necesarias para liderar al país y guiarlo hacia el progreso, sino también en la elección de un Congreso que logre, sin dilaciones, construir herramientas legales que permitan superar las enormes dificultades que nos aquejan. Cada vez el tiempo es menor y pasa cada vez más rápido y en un abrir y cerrar de ojos estaremos ante el próximo certamen electoral que será determinante para los intereses de nuestra patria. Se trata de seguir expandiendo la continuidad de unas ideas que buscan el fortalecimiento de la economía de mercado, de la libertad de empresa, del goce de los derechos fundamentales dentro de un marco garantista y social, en contraposición con un rígido discurso

de limitaciones y de restricciones, estructurado sobre la base de un dogmatismo populista e interventor que, incluso por estos días, defiende sin pudor y sin sustento económico o financiero una tesis por la que supuestamente los problemas de Colombia desaparecerán con impresión de dinero, sin siquiera tener en cuenta las lógicas y eventuales consecuencias de inflación que traería dicha circunstancia.

Todas las semanas leemos a Germán Vargas Lleras y es difícil no estar de acuerdo con él. Pasó de ser un candidato quemado a ser el más importante líder de opinión del país, tal vez a muchos no les guste su genio o su personalidad, pero de lo que sí estamos convencidos es de que muy pocos como él han logrado trasegar el entorno político en Colombia. Vargas Lleras ha ocupado todas las dignidades, desde concejal del municipio de Bojacá hasta vicepresidente de la República. Su recorrido por la política está marcado por aciertos institucionales, que, con solvencia, le permiten tener una idea consolidada y madura de las apremiantes necesidades en Colombia. No en vano leerlo todos los domingos resulta refrescante y acertado; es apenas obvio que episodios como los del coscorrón o sus salidas de casillas ante los medios de comunicación no lo hacen monedita de oro para caerle bien a todo el mundo, sin embargo; lejos de esas subjetividades, ante los enormes desafíos que Colombia enfrentará en 2022, Germán Vargas Lleras siempre será un natural llamado a aspirar a la Presidencia de la República.

La importancia y el liderazgo que durante más de veinte años ha ejercido Álvaro Uribe Vélez en Colombia, en gran parte se fundamentan en el detallado y pormenorizado conocimiento que tiene del país, de sus necesidades y de sus problemas. Vargas Lleras es un líder que también tiene el país en la cabeza, que lo ha transitado de norte a sur y de oriente a occidente; de ahí que la real posibilidad de materializar su liderazgo sea elemental.

Con infinito respeto debemos hacer una reflexión básica; después de más de dos años de mandato de Iván Duque hemos sido testigos de sus aciertos; sin embargo, sus desaciertos, sin duda, han sido fruto de su inexperiencia y de su falta de contacto con la realidad política del país. Si bien nuestro presidente hizo una gran gestión en el Legislativo, fungiendo como senador de la República por un período, su bagaje público se supedita a ese ejercicio y, entrar a dirigir un país tan complejo como el nuestro requiere mucho más que buenas intenciones; por ello, al ver los posibles

precandidatos de lo que podría ser una coalición de centro derecha, desafortunadamente, si bien encontramos notables nombres de curtidos legisladores, casi ninguno tiene la experiencia que se requiere para llegar a la Casa de Nariño. Por eso, consideramos que es momento de limar asperezas y dejar el pasado atrás, con el ánimo de conformar una alianza que logre materializar una respuesta para las necesidades de nuestro país. ¿Qué tal pensar en una fórmula encabezada por Germán Vargas Lleras en compañía de María Consuelo Araujo, quien a lo largo de los años se ha desempeñado en la alta gerencia no solo de entidades privadas sino públicas? Figuró como canciller durante el gobierno de Uribe y los bogotanos somos testigos de su determinante gestión en Transmilenio; sin su concurso, quién sabe cómo hubiera terminado el sistema de transporte de pasajeros en la capital del país.

Es momento de dejar la polarización a un lado y lograr identificar cuanto antes que la amenaza de la izquierda es latente y real. La posibilidad de estar sometidos a un Gobierno errático y lejano a las realidades del país están muy cerca. La gente está cansada y esto hace que las cosas sean más delicadas. El descontento social es total y este es el entorno perfecto para que el populismo logre sacar rédito de la división.