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Las “ruedas sueltas” de Transmetro

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Si bien el Sistema de Transporte Masivo -Transmetro- se convirtió hace 13 años en una alternativa que resolvió en parte los problemas de movilidad de los habitantes de Barranquilla y otros municipios de su Área Metropolitana como Soledad y Malambo, son incontrovertibles los problemas en materia de operación e infraestructura que presenta esta empresa y que repercuten en el deficiente servicio que le presta a cientos de usuarios.

Por: José Ríos Mercado. Comunicador social – Periodista. Twitter: @JoseRiosMercado

Sus trajinados buses y sus obsoletas estaciones constituyen hoy la muestra fehaciente del abandono en el que se encuentra sumido este sistema que desde hace varios años está en mora de hacer inversiones reales en materia de renovación y mantenimiento de su parque automotor e instalaciones.

No es extraño ver por las calles de la capital del Atlántico buses de Transmetro estacionados a un lado de la vía porque están fuera de servicio; otros lucen un evidente deterioro en su latonería, puesto que ya no cuentan con partes de su carrocería -especialmente las tapas laterales y posteriores- (es posible que se hayan desprendido durante algún recorrido o que hayan sido removidas porque no existían en stock los repuestos).

Al interior de los vehículos el panorama no es el más alentador: aires acondicionados que trabajan a “media máquina” y silletería desgastada. A eso hay que agregar que durante la temporada de lluvias, se convierte en un viacrucis desplazarse en estos automotores debido a los orificios en los techos.

Otro de los problemas con el que tienen que lidiar los pasajeros es el sobrecupo en los buses y las estaciones, especialmente en las horas de mayor tráfico. Los deficientes controles y la baja frecuencia de las rutas contribuyen a que los usuarios tengan que batirse en una lucha directa al momento de abordar para lograr una silla y viajar como “sardinas en lata” una vez logran su objetivo.

La cultura del no pago por parte de avivatos de diferentes edades es otra consecuencia de esta dinámica y son ellos, quienes aprovechando el no funcionamiento de las puertas de las estaciones -por donde abordan y desembarcan los pasajeros-, hacen todo tipo de acrobacias para ingresar, exponiendo con ello su integridad.

Con respecto al estado de las estaciones, estas presentan una desteñida apariencia como consecuencia de su casi nulo mantenimiento; tampoco cuentan con servicio de vigilancia, acrecentando las posibilidades del accionar de la delincuencia que aprovecha tanto la soledad como la concurrencia para cometer todo tipo de hurtos.

A través de las redes sociales ya son frecuentes las imágenes de sujetos detenidos por la Policía luego de despojar de sus pertenencias a algún usuario. Y ni qué decir de las agresiones físicas o verbales del que son víctimas los facilitadores que hacen presencia en algunas estaciones al momento de hacer un llamado de atención a los infractores que están a la orden del día.

Según el Gerente de la empresa, Fernando Isaza, en entrevista concedida el pasado 31 de marzo a Emisora Atlántico, el sistema viene operando con 155 buses, sin embargo, no se refirió a cuantos están fuera de servicio, ‘cifra confidencial’ que necesita conocer la opinión pública para dimensionar la problemática real de Transmetro.

Desde su inauguración el 10 de julio de 2010, ha sido operado por la Unión Temporal Sistur Transurbanos S.A. y el Grupo Empresarial Metrocaribe S.A., empresas que en más de una ocasión han indicado que las dificultades económicas del sistema obedecen a la enorme diferencia entre la tarifa técnica y la que normalmente pagan los pasajeros, factor que no permite cubrir a cabalidad los costos de su funcionamiento.