Por: Jorge Hernán Peláez
La reforma laboral que hace por estos díassu tránsito en el congreso tiene en vilo a miles de empresarios del país. La iniciativa gubernamental ha sido duramente cuestionada por diferentes gremios de la producción y diversos sectores políticos. Uno de los primeros cuestionamientos que no ha sido resuelto, es que nadie sabe cuántos nuevos empleos va a generar la reforma, si es que sobrevive al trámite legislativo y luego a la revisión de la Corte Constitucional. La ministra de la cartera Gloria Inés Ramírez ha sido enfática en diferentes declaraciones en medios de comunicación que la prioridad de la reforma no es esa, sino la de garantizar derechos laborales para los empleados actuales. A mi juicio, una reforma laboral que no impulse creación o estímulos empresariales para disminuir desempleo, nace muerta.
}Uno de los puntos álgidos, que al parecer no va a prosperar, es el del cálculo incremental de las indemnizaciones para trabajadores que llevan muchos años en su empleo. La propuesta del gobierno hace inviable la continuidad de empleados a largo plazo, se vuelven imposibles de manejar cuando el empleador decide terminar el contrato sin justa causa. La tabla actual y las normas asociadas dentro del código sustantivo de trabajo podrían quedar inalteradas. Es muy posible que también se caiga la idea de crear una especie de “proceso” parecido al de la justicia ordinaria , para que una empresa deba cruzar por ese camino al momento de un despido con justa causa. Lo que se proyectó creaba una primera y luego una segunda instancia que protege al trabajador pero que hace imposible el manejo para el empleador, todo recostado en el concepto del debido proceso.
Otro punto sensible de la reforma es el tema de los pagos por hora para ciertos oficios de servicios tecnológicos. A nivel mundial se han propagado plataformas de economía colaborativa, en donde las personas perciben un ingreso tasado por hora trabajada. En ciertas industrias, existe el miedo de las fuerzas laboralesde que esto lleve eventualmente a una precarización de los empleos actuales con las mínimas horas semanales establecidas. Si se llega a aprobar un pago por hora para ciertas industrias, el tema es que luego de la ley viene la etapa de los decretos de reglamentación para actualizar o modificar el código sustantivo de trabajo. En la Corte Constitucional hay amplia literatura al respecto, ya que no solo en las tutelas sino en otro tipo de reclamaciones laborales se han evidenciado algunos vacíos que existen en normas que fueron escritas hace décadas cuando las herramientas tecnológicas como las actuales para el mundo empresarial.
Un tema que no han tenido en cuenta los legisladores, es que en simultánea se está intentando aprobar una reforma a la salud, que tiene por su lado una cantidad de cuestionamientos.
A nivel laboral, la salud de un trabajador va más allá de pagar una planilla y afiliación a una ARL o EPS. El ejemplo perfecto le acaba de pasar al restaurante Andrés Carne de Res. Un cambio de legislación en simultánea a nivel de salud y a nivel laboral se deberían revisar al tiempo, ya que si son reformas que se intersectan, aprobarlas en tiempos diferentes podría generar inconvenientes a futuro que no se han dimensionado. Los partidos políticos tienen una gran responsabilidad ante este posible punto de inflexión en la industria colombiana.
Errores cometidos en este proceso pueden costar cientos de empleos, e inclusive potenciales quiebras de compañías. No hay que dejar en el texto acuerdos que después sean irreversibles o contrarios a la generación y formalización de empleo. Hay que pensar que estamos en pleno proceso de reactivación económica.