“Perro rabioso”. “Basura humana”. “Embrutecedores”.Los griegos clásicos hubieran dicho que esto trataba simplemente de apeirokalia, personas que, a pesar de sus altos cargos públicos, no tienen noción de lo bello, pero no se trata tan solo de eso, son los términos de un nuevo contrato social, o mejor de gentes que están fuera del acuerdo común, mayoritario y tradicional en el cual, como lo expuso Burke, los modales son más importantes que la ley.
Los actores políticos formados en la moral de la justificación del crimen constituyenuna forma negativa de la integración social, porque la moral que fundamenta el acuerdo común trata precisamente de que el crimen no se justifica y por eso estos actores introducen en el diálogo social la retórica incivil, una expresión espontánea de cómo ellos conciben el mundo, un escenario de basura, animales, odio y persecución; el mundo Hobbesiano donde se formaron y donde están sus referentes personales. La retórica incivil no es un relato estratégico, sino el retrato espontáneo de quienes la utilizan.
Tener el poder no supone que necesariamente se tenga la legitimidad para usarlo, de esto tratan las limitaciones al poder real en la historia de occidente. Cuando sectores marginales ganan una elección, descubren que la sociedad no les reconoce que puedan usar ese poder como ellos quiereny los presionan para que lo usen, llegado el caso, dentro del marco de la moralidad común, y es frente a esta petición de principio que esas fuerzas reaccionan con la retórica de lo incivil, como prueba de la frustración frente un mundo de valores que les niega el uso del poder. Incivil de acuerdo a la RAE es falto de civilidad o cultura, pero en el canon de la filología clásica incivil es quien no pertenece a la ciudad, los que no participaban de la política porque no pertenecían a la polis, los no ciudadanos y lógicamente, quienes tratan con “perros rabiosos” o con “basura humana”, no son parte de la comunidad porque no reconocen la humanidad de sus interlocutores y por lo tanto son una amenaza violenta, irracional y primitiva. Son absolutamente repudiables.
La retórica incivil auto excluye a sus voceros, no es solamente un desastre ético, sino también un error de estrategia política. Los inciviles se ponen una posición en la cual solo pueden vencer o desaparecer. La retórica incivil puede llevar, como lo hemos visto, a la ingeniería incivil, y es el primer paso para una guerra civil. Atrapados en un lenguaje que los margina del contrato social, imposibilitados para usar el poder, rodeados por “perros rabiosos” y “basura humana”, los vástagos de la retórica incivil solo ven por delante un horizonte de violencia y dominio.
En La Historia Universal de la Infamia, Borges recrea El incivil maestro de ceremonias Kotsuké no Suké. que después de causar la degradación y muerte del señor de la Torre de Ako, huye y se convierte en un bandido. Degradación, muerte, crimen, el resultado de lo incivil. Una vez que solo se está en frente de “embrutecedores”, “basura” y “perros”solo queda la fuga hacia adelante para justificar los crímenes propios, o dinásticos y los que vendrán. No tiene sentido político oponerse a la retórica incivil, una vez que entra la escena pública se hace parte del relato social, lo que es necesario es demostrar a quienes la suscriben que no son parte de la vida en comunidad, que su visión de pesadilla no cuenta, que como Kotsuké, el incivil, solo les queda la huida y la nada.