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Jaime E. Arango gobierno

La estrategia de la tribu

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Se está llevando adelante un proceso que busca subordinar los intereses de las empresas privadas a los intereses de la burocracia gubernamental.

Jaime Eduardo Arango. Analista y consultor. Twitter: @jaimearango9

El objetivo de este proceso es clientilizar a la sociedad. A la vez está en curso una estrategia que busca reemplazar funciones de las fuerzas de seguridad institucionales por cuerpos informales, ya sean las denominadas Primera Líneas, o las Guardias, o simplemente Milicias. El objetivo de esta estrategia es intimidar a la sociedad.

Clientelizar e intimidar. ¿Para qué? Para avasallar a la sociedad civil. ¿Para qué? Para mantener el poder. La prioridad del gobierno no es “el cambio”, no ahora. Su principal preocupación es cómo garantizar su continuidad en el poder.

La tribalización mítica que está en la imaginación de los chamanes del Pacto Histórico solo es posible en el largo plazo.

Pero el proceso de colectivización siempre se hace mediante la fuerza. En este caso la fuerza es primero lograr que la gente dependa de la política y su red de intereses y no de su iniciativa, por eso la hostilidad frente a lo privado, el mercado y el interés individual. De una manera simple, se busca que la obtención de una cita médica, o la tarifa de un servicio público, o un préstamo para vivienda, o un cupo universitario, o un empleo formal, o el acceso a una pensión, no dependan del mérito, ni de la necesidad, ni de la libre elección, sino del jefe político local, o del jefe de la milicia del barrio y que a la larga esta clientela garantice las mayorías electorales. Quien no esté alineado con el gobierno tendrá grandes barreras de acceso a la red de servicios básicos, será excluido de la comunidad política.

Mientras se adelanta este proyecto se le entrega el control local a bandas organizadas que patrullan en las calles y en los territorios reemplazando la presencia de las fuerzas armadas. Las Primeras Líneas vigilan los barrios y las Guardias las áreas rurales. Esto lo piensa lograr el gobierno mediante “La Paz Total” formalizando pandillas y milicias.

Es sabido en asuntos de seguridad que quien patrulla manda, por eso se busca alejar al Ejército y la Policía de las comunidades. Estas organizaciones ejercen presión constante sobre las familias, los negocios y la vida cotidiana, siempre enfocados en que esta intimidación permanente lleve el mensaje de que es mejor estar con el gobierno.

¿Puede Petro llevar adelante esta estrategia? Él piensa que sí, y ya puso en la escena política las herramientas para lograrlo. En primer lugar con la promoción constante de un ambiente opaco de temor e incertidumbre, unido a la creación de un relato conspirativo y paranoico dirigido a socavar la legitimidad de la oposición.

Es un calco del modelo seguido en Venezuela. El reemplazo de la ciudadanía por la tribu. Pero no necesariamente tiene que pasar, en política no existe la fatalidad.