Hace poco concluyó el cónclave del presidente y sus ministros en Bogotá. Una reunión donde se establecieron los nuevos objetivos para el 2024 y donde algunos sectores alcanzaron a insinuar de manera malintencionada que el presidente le “jaló las orejas”, a sus ministros. Yo creo que fue todo lo contrario, debió felicitarlos y aplaudirlos de manera solemne ya que han cumplido su misión con creces.
El ministro de Hacienda logró que la economía decreciera como lo había solicitado el presidente. Un hito admirable en el progresismo mundial ya alcanzado en el pasado por gobiernos admirados por el mandatario colombiano en Cuba, Argentina, Venezuela, Bolivia, Nicaragua y otros...
Pasamos de una economía reactivada después de la pandemia y creciendo a dos dígitos, 12,1 % en el II semestre de 2022, a estar 15 meses después en rojo, -0,41 % y con fuertes vientos de cola para entrar en recesión.
La reforma tributaria de este gobierno puso freno de mano al crecimiento económico. Aplausos para José Antonio Ocampo y a su sucesor Ricardo Bonilla.
En materia de transición energética ni hablar, un objetivo cumplido ampliamente. Ahora reina la incertidumbre, proyectos detenidos, empresas buscando salir de Colombia para llevar sus capitales a nuevos destinos y por supuesto más impuestos a quienes impulsaban las energías renovables en el país.
El país pasó de ser líder regional en transición energética a terminar desmantelando la Comisión de Regulación de Energía y Gas, además en 18 meses no se ha hecho una sola subasta ni de renovables ni de cargo por confiabilidad, como lo ha manifestado el exministro de Minas, Diego Mesa Puyo.
De igual forma se ha cumplido con lo prometido en materia de contratos de exploración de petróleo y gas, no se firmaron más contratos y vamos próximamente a depender de Venezuela. Un sueño bolivariano cumplido, perder nuestra soberanía energética para depender del régimen chavista, negocio que muy posiblemente haga el nuevo héroe del chavismo Alex Saab.
Estos ataques sistemáticos al sector minero energético nacional han generado un desplome de la inversión en petróleo y minería afectando por supuesto la inversión extranjera total en el país. Aplausos para el ministerio de Minas y Energía.
En materia de seguridad todo ha sido un éxito total y difícil de igualar. El ministro de Defensa, el ilustre abogado Iván Velásquez, se lució y cortó dos orejas en cada consejo de seguridad.
Las cifras solas explican por qué tal vez Velásquez sea el mejor: disparó el secuestro en Colombia y crece 111 %, el hurto a vehículos crece 13 %, el hurto a personas crece 33 %, la extorsión crece 24 %, los delitos informáticos crecen 17 % y ya no hay erradicación de cultivos ilícitos de hojas de coca. Un hito en materia de seguridad que tiene a las disidencias de las Farc y al ELN muy contentos.
En materia de vivienda un trabajo alucinante por no decir menos. Se desplomó el sector de la construcción y de las viviendas de interés social (VIS). Es el gobierno que menos viviendas VIS ha construido en el primer año de los últimos gobiernos, es decir, menos colombianos vulnerables con posibilidad de tener casa propia.
Un trabajo armonioso por parte de la ministra Catalina Velasco.
El caso de la Salud ha sido un sueño hecho realidad. Los aportes de Carolina Corcho en la primera etapa y de Guillermo Alfonso Jaramillo en la actualidad, han sido fundamentales para destruir el sistema de salud colombiano y devolvernos al anhelado Seguro Social.
Enfrentamos una grave crisis, provocada intencionalmente por el gobierno para quebrar las EPS. El sistema de salud colombiano terminó el 2023 en la peor crisis financiera de su historia con Deudas de Presupuesto Máximos (PM) crecientes e insuficiencia de la UPC en algunas EPS.
Un logro impresionante diseñado por el presidente Petro que sus ministros y congresistas del Pacto Histórico han logrado ejecutar en la Cámara de Representantes con el apoyo de los conservadores, liberales y el Partido de la U.
Pero además se detuvo la infraestructura, la cultura duró en el limbo 15 meses, en el caso de las telecomunicaciones apenas el Ministerio TIC logró adjudicar la red 5G y eso gracias a que el gobierno de Iván Duque dejó estructurado el proceso con la expedición del decreto que permitió abrir y regular la banda de 3.5GHz, realizar los pilotos de prueba en esa banda, hacer dos consultas públicas y el análisis de disponibilidad de espectro en bandas para 5G. Cómo quien dice, al ministro Lizcano lo salvó la exministra TIC del gobierno anterior, Carmen Ligia Valderrama.
Del agro no hablemos, un trabajo impecable, maquillaron las cifras de entrega de tierras, el Banco Agrario tiene un deterioro acumulado y un deterioro de cartera en miles de millones de pesos en 2023 debido a la politiquería.
En materia de relaciones exteriores el trabajo del canciller Leyva merece una mención de honor. Colombia volvió a abrazar a la dictadura cubana y al régimen chavista como hermanos de sangre. Casi nos dejan sin pasaportes y estamos ad-portas de pagar una multimillonaria indemnización por más de 117 mil millones de pesos por no conciliar a tiempo con Thomas Greg & Sons.
El cuerpo diplomático nombrado en el exterior es una vergüenza, con embajadores sin títulos universitarios, influenciadores que servían de bodegueros del gobierno en campaña terminaron en embajadas y consulados, una oda a la meritocracia y a la carrera diplomática.
Capítulo aparte merece la señora vicepresidenta a la que le crearon un ministerio que sólo ha traído burocracia, cero resultados, pero eso sí muchos viajes al exterior.
En resumen, Gustavo Petro está cumpliendo. Es evidente que los resultados son un absoluto desastre, pero a eso le votaron la mayoría de los colombianos y a esa realidad nos debemos enfrentar durante los próximos años.