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César Álvarez Gobierno de Colombia

Lo que todo precandidato presidencial necesita saber

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Hay una realidad que no podemos seguir ignorando. Nos estamos disparando en el pie. Mientras más nombres surgen como precandidatos presidenciales, más se diluyen las posibilidades de construir un proyecto sólido que le dispute el poder a la izquierda en 2026.

El país no está para candidaturas vacías, sin ideas claras, pero sí llenas de ego. Colombia atraviesa una crisis monumental y las soluciones no pueden basarse en el "quién", sino en el "qué", "cómo", "cuándo" y "con quién". No es suficiente con poner nombres sobre la mesa, hace falta visión, propuestas y, sobre todo, claridad de rumbo.

El centro y la derecha, junto con todos los que observan con preocupación el rumbo del país, deben dejar de obsesionarse con la cantidad de aspirantes y enfocarse en la calidad de las ideas.

Cada semana aparece un nuevo precandidato que se suma a una lista interminable. Sin embargo, mientras más nombres aparecen, menos propuestas escuchamos. La proliferación de aspirantes no es señal de una democracia robusta, sino de una desorganización alarmante. Y esa fragmentación nos está llevando a una mayor incertidumbre.

Para cuando termine 2025, ¿cuántos precandidatos tendremos? La pluralidad es buena, pero el exceso es contraproducente. ¿Realmente todos esos nombres representan una alternativa seria? ¿Tienen una visión clara para Colombia? O, peor aún, ¿son conscientes de la magnitud del reto que enfrentan?

El país no necesita más egos en la contienda. Lo que necesitamos son planes serios, propuestas bien pensadas, y sobre todo, candidatos que se tomen en serio la tarea de gobernar. Si usted está pensando en lanzarse, pregúntese: ¿tengo lo que se necesita para liderar a Colombia en este momento crítico?

Y si la respuesta es no, considere si hay otras formas en las que pueda contribuir. Pero no se lance solo por lanzarse, no busque protagonismo en un momento en que lo que está en juego es mucho más grande que su ambición personal. Colombia no puede permitirse seguir siendo un experimento para quienes carecen de preparación o de una visión real.

El país se encuentra en un punto de inflexión. Los precandidatos deben cuestionarse seriamente si están preparados para gobernar y si tienen una agenda concreta para sacar a Colombia del abismo en el que ha caído.

La improvisación no puede ser la norma. Gobernar no es un juego de popularidad. Gobernar requiere sensatez, experiencia, conocimiento, y sobre todo, una visión clara para el país.

A quienes ya se han lanzado, evalúen si realmente tienen un plan, una estrategia sólida para corregir el rumbo que ha tomado el país. No se trata de improvisar. Si su proyecto político carece de una agenda coherente, si no pueden articular una visión de futuro, es mejor que reconsideren su candidatura. Colombia no necesita más nombres en la lista, necesita soluciones.

Es crucial que todos aquellos que aspiren a liderar el país dejen de perder tiempo en discusiones superficiales sobre quién debe ser el candidato. Lo importante no es el nombre, sino la agenda.

Gustavo Petro ganó la presidencia con una plataforma que, aunque defectuosa, era clara y bien estructurada. La izquierda no es ingenua; sabe cómo unificar a su base electoral. Mientras tanto, el centro y la derecha siguen distraídos con la proliferación de candidatos, olvidando lo fundamental.

Es hora de dejar de alimentar esta carrera descontrolada hacia la presidencia y centrarnos en lo verdaderamente importante: un plan para Colombia. El país necesita un proyecto sólido que contemple las próximas dos o tres décadas, no solo los próximos cuatro años.

Colombia está en una situación crítica, y no podemos permitirnos seguir perdiendo tiempo en debates inútiles sobre cuantos nombres tiene la lista. Necesitamos una agenda clara, bien definida y con metas concretas. Colombia no se recuperará solo con un cambio de presidente. Se necesita mucho más. La cuenta regresiva hacia las elecciones de 2026 ya ha comenzado, y el país no puede permitirse llegar a esas elecciones sin una dirección clara.

El tiempo es limitado, y la tarea es inmensa. Si la derecha y el centro quieren tener alguna posibilidad de corregir el rumbo, es necesario que empiecen a trabajar en un plan conjunto, y lo hagan ya. De lo contrario, seguiremos en el mismo abismo, independientemente de quién ocupe la Casa de Nariño.

El país necesita despertarse. No más precandidatos, más propuestas. No más ego, más agenda.

La cuenta regresiva continúa, y quedan 626 días para las elecciones de 2026.