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César Álvarez Gustavo Bolívar

La Colombia de la basura humana

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Gustavo Bolívar volvió a la vida pública por lo alto, pero empezó su nuevo rol por lo bajo.

Tras ser nombrado nuevo director del Departamento de Prosperidad Social (DPS), una de las entidades más importantes del gobierno, Bolívar empezó su gestión insultando, dividiendo, y generando problemas, no soluciones.

Pasadas unas horas de su posesión, Gustavo Bolívar se refirió, a través de su cuenta de X, al concejal del Centro Democrático por Bogotá, Daniel Briceño, como ‘esta basura de ser humano’.

El calificativo lo recibió el concejal Briceño por ejercer control político a la entidad que ahora Bolívar dirige.

Pero ahí no paró todo. El mismo día, y por el mismo motivo, Gustavo Bolívar también dijo que ‘los de la derecha son unas ratas de alcantarilla, porque no se les puede llamar más’.

La bajeza de Bolívar no sorprende, pero deja mucho que desear. Si así es su estreno como funcionario público, no me imagino como será el final.

Irónicamente, los dos trinos de Bolívar fueron publicados tan sólo tres días después de que él mismo, contrario a un tecnócrata frío, se describiera a sí mismo, como un activista de corazón, con sensibilidad humana, y sobre todo, mucha poesía. A lo cual agregó la frase: ‘sin poesía no hay paraíso’.

A raíz de su autodescripción, si los recientes versos inspirados en Daniel Briceño, y los políticos de la derecha son una muestra de su derroche de sensibilidad humana y poesía, me pregunto ¿cuál hubiese sido el resultado si Bolívar fuera un tecnócrata frio, y no un activista de corazón?

Menos mal, Gustavo Bolívar no sólo es un gran libretista, empresario, y escritor de narco-novelas, sino también un gran poeta que ahora llevará a Colombia al paraíso a través de su inspiración.

Lo cierto es que Gustavo Bolívar puede controvertir cualquier acusación que sea levantada en su contra. Ese es su derecho. Ello, sin embargo, no le da vía libre para levantar a insultos personales a quienes ejercen control político en el país.

Gustavo Bolívar también puede ejercer su cargo sin tener un título universitario. Ese, al fin y al cabo, no es un prerrequisito para ser director del DPS.

Lo que Bolívar no puede hacer, es ejercer su nuevo cargo creyendo que como dice su perfil de X, ‘mis opiniones son personales y no comprometen la entidad para la que trabajo’.

Como servidor público, infortunadamente para él, lo que diga y haga, así como lo que deje de hacer y decir, afectan a la entidad a la cual sirve, al gobierno para el que trabaja, y al país que ahora representa.

Quién mejor que un experimentado y exitoso libretista como Gustavo Bolívar para entender que como funcionario público, él mismo debe entrar en personaje y no salirse del libreto.

Bolívar ya no está en campaña, ni en la oposición. Ahora gobierna. Y no en cualquier gobierno. Él hace parte del gobierno del supuesto cambio. Esperemos que, por el bien del país, él mismo cambie.

Visto desde cualquier lado, Gustavo Bolívar comenzó su gestión con el pie izquierdo. Paradójica, y lamentablemente, en la Colombia de los Gustavos, la de Petro y la de Bolívar, la de la basura humana, ello no es sinónimo de empezar mal. Todo lo contrario. Entre más polarización mejor.

Después de todo, y tras casi dos años en el poder, está claro que el gobierno Petro tiene dos pies izquierdos; que el gobierno no avanza, retrocede; y que el gobierno tambalea por su propia inercia, pero no cae porque su bastón de apoyo se llama caos.

Como sacado de una novela de realismo trágico escrita por el propio Bolívar, la historia de la Colombia de la basura humana narra cómo un grupo de poetas y demagogos de la potencia mundial de la vida anhelaban gobernar cuando eran oposición; prometían hacerlo cuando estaban en campaña; sólo para darse cuenta tristemente de que, con su anhelada llegada al poder para cambiar el mundo, no sabían cómo hacerlo.