Nicolás Maduro se perpetúa en el poder y gobernará con mano de hierro, cómo lo ha venido haciendo en los últimos 11 años, durante otro periodo presidencial que se prolongará hasta el 2030. Quizás para ese entonces, tendrá el capricho de seguir en el poder prolongando la agonía de la democracia en el país vecino.
Durante largas horas, los venezolanos y el resto del mundo esperaron el resultado de unas elecciones donde hasta el último minuto se daba como ganador a Edmundo González Urrutia, que encarnó la oposición y que tenía como figura principal a María Corina Machado.
Al filo de la medianoche del domingo 28 de julio, el CNE señaló que Nicolás Maduro obtenía el 51,2 % de los votos frente al 44,2 % alcanzados por Edmundo González, una diferencia porcentual de 10 puntos, escrutados el 80 % del total de la votación y que según el Consejo Nacional Electoral la tendencia era “irreversible”.
El sueño de millones de venezolanos de iniciar un proceso hacia la democracia se derrumbó en medio de una ola de protestas y denuncias de fraude electoral que terminó en fuertes enfrentamientos con las autoridades del régimen.
Más de 20 millones de venezolanos estaban llamados a votar, en unos comicios que por primera vez en 25 años de chavismo, había una enorme sensación que esta vez sí se podía derrotar la dictadura impuesta por maduro en sus 13 años de gobernante.
No había ninguna garantía para la oposición de poder garantizar la voluntad del pueblo venezolano de un retorno a la democracia. El CNE está conformado en su gran mayoría por miembros del oficialismo. De acuerdo con los datos entregados a la medianoche del pasado 28 de julio, Maduro alcanzó 5.150.092 frente a los 4.445.978 de González. Para una participación electoral del 59 %.
La oposición denunció desde el mismo momento en se cerraron las urnas, falta de garantías y señaló que tienen en su poder el 30 % de las actas de votación que confirman el triunfo y le pidieron a las Fuerzas Armadas pensar en Venezuela.
Por su parte, Nicolás Maduro hizo un pronunciamiento tan pronto el CNE dio a conocer los resultados y señaló que “no pudieron con las amenazas. No pudieron ahora y no podrán jamás con la dignidad del pueblo de Venezuela”.
El presidente del CNE, Elvis Amoroso, justificó la demora de los resultados, más de seis horas, porque tuvieron que solventar una agresión contra el sistema electoral por parte de la oposición, lo que según el funcionario oficialista, demoró la transmisión de los resultados.
Oscura noche
Mientras la oposición ha calificado los resultados como “amañados”, Venezuela se hunde en medio de la incertidumbre y la desesperanza de lograr retomar el camino de la democracia. Seguirá gobernada por un hombre señalado de dictador, acusado ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, por la persecución implacable contra la oposición y los cientos de presos políticos que se han atrevido a desafiar el régimen. Estudiantes, opositores, activistas de la oposición han desaparecido por la mano negra del régimen y nadie del gobierno de facto da respuesta sobre sus paraderos.
Nicolás Maduro llegó al poder en abril de 2013, después de la muerte de Hugo Chávez quien, desde su lecho de enfermo terminal de cáncer, lo convirtió en su heredero natural.
Este conductor del Metro de Caracas y que estudió en Cuba en una escuela de formación de cuadros políticos de izquierdas, muy pronto se perpetuó en el poder y desde entonces, no ha permitido que Venezuela tenga unas elecciones presidenciales libres y con garantías para la oposición, a la que logró atomizar y fraccionar, incluso, en esta contienda electoral donde la cabeza visible y real era la de María Corina Machado, una mujer que ha luchado sin descansar en busca de lograr el retorna a la democracia en su país.
El régimen dictatorial de Maduro ha llevado a que un cuarto de la población haya migrado de su país por carencia de garantías, falta de oportunidades laborales y el derrumbe de la economía. Maduro ha construido un gobierno más militar que incluso en tiempos de Hugo Chávez, lo que le ha permitido ejercer la mano dura contra sus opositores, muchos de ellos en el exilio.
Venezuela ha vivido la peor crisis económica de un país sin guerra. Siendo uno de los más ricos por sus reservas petroleras, ha tenido una de las inflaciones más fuertes a nivel mundial que llevó al cierre de empresas que ha terminado por destruir al país económicamente. A eso se suma las sanciones económicas impuestas por el entonces presidente Donald Trump y que ha mantenido Joe Biden.
Mientras económicamente el país se sumergió en una profunda crisis, los famosos colectivos de paramilitares se apoderaron del control de una gran mayoría de poblaciones y saquearon sus presupuestos de inversión sin control alguno por parte del gobierno.
Las sanciones petroleras impuestas por Estados Unidos, fueron un golpe muy fuerte para el régimen de Maduro y que hoy todavía están en vigor. Esas sanciones bloquean cerca de siete mil millones de dólares en activos de la compañía Petróleos de Venezuela SA (PDVSA) y la pérdida de más de 11 mil millones de dólares representados en exportaciones que no se podrán realizar a Estados Unidos, lo que significa un golpe muy fuerte a la fuente más importante de ingresos que tiene Venezuela.
Desde entonces, los aliados internacionales de Maduro han sido Rusia, Cuba, China, Irán y Turquía. Esto ha generado una enorme inquietud en Washington, especialmente por la presencia de asesores rusos y aviones de combate en territorio venezolano. Pero la guerra de Ucrania ha minado fuertemente esa colaboración por el colapso económico que vive Putin.
Por ahora, habrá que esperar el reconteo de votos. El que se conoció la noche del domingo fue el digital que recibe oficialmente el CNE. Ahora, vendrá el conteo de papel que corresponde a cada voto que imprime la máquina electrónica cuando el ciudadano ejerce su derecho constitucional. El problema radica en que en muchos centros de votación los funcionarios del régimen se negaron a entregar los escrutinios en papel a los observadores electorales.
Si en muchas partes del país ocurrió lo mismo que en Caracas y Maracaibo, los venezolanos se quedarán con ese mal sabor de boca de saber realmente qué pasó en estas elecciones donde los sondeos y encuestas daban como seguro ganador a Edmundo González, un hombre octogenario, discreto, tímido y que decidió darle la mano a María Corina Machado cuando el régimen de Maduro no le permitió participar en las elecciones. Quizás hoy otra historia se estaría contando.