Desde inicios de julio, el caudal del Negro, llamado así por el tono oscuro de sus aguas, ha disminuido 14,4 metros, desde los 28 metros hasta el nivel actual.
La disminución del caudal de los ríos que forman la cuenca del Amazonas ha complicado la navegación de barcos de carga, de los que depende la región para importar y exportar mercancías.
En alerta, la Asociación Brasileña de Armadores de Cabotaje prevé que la sequía de este año impida transportar el 50 % de las mercancías y que, "en el peor escenario", la navegación deje de ser posible.
Los problemas de bajo caudal se han ido agravando en los últimos 10 años y, como consecuencia, entre octubre y noviembre de 2022 las autoridades impusieron límites de hasta un 50 % en la navegación fluvial, según la asociación.
Manaus alberga el segundo mayor puerto de Brasil por volumen de carga y es fundamental para el transporte de las materias primas extraídas de la región, así como de los electrodomésticos y productos químicos fabricados alrededor de la capital regional.
El Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva prometió hace dos semanas invertir 138 millones de reales (unos 27 millones de dólares) en trabajos de drenaje de los ríos Madeira y Solimões para mejorar la navegación, así como ayudas para combatir los incendios que se multiplican en la región.
La combinación de altas temperaturas, vinculadas al fenómeno de El Niño, y bajo caudal de los afluentes del Amazonas ha provocado la muerte entre septiembre y octubre de más de 140 delfines de dos especies en peligro de extinción.
En junio, julio y agosto, Manaus registró 131 milímetros de lluvia frente a una media histórica para ese trimestre de 202 milímetros, según el Instituto Nacional de Meteorología.