El pasado martes, el Parlamento noruego aprobó fondos para la exploración minera en aproximadamente 280,000 km2 de sus fondos marinos en el Ártico. Con un respaldo de 80 votos a favor y 20 en contra, Noruega busca convertirse en un importante productor mundial de minerales, incluyendo zinc, cobre, cobalto y tierras raras.
Estos minerales son esenciales para la producción de tecnologías clave en la transición energética, como turbinas eólicas, celulares y baterías. Aunque la decisión pretende impulsar la economía y la transición energética, ha suscitado preocupaciones entre colectivos ambientales y algunos países, que argumentan riesgos potenciales para los ecosistemas marinos.
La Autoridad Ambiental de los Fondos Marinos ha sido la encargada de convocar estas reuniones, respondiendo al creciente interés de varios países en extraer minerales submarinos. Mientras algunos ven la minería marina como una oportunidad económica, críticos la consideran innecesaria y potencialmente perjudicial para los ecosistemas marinos. La regulación y evaluación de impacto ambiental serán aspectos clave a medida que Noruega avance en esta controvertida iniciativa.