Ann Rose Nu Twang, monja de Birmania, se arrodilló frente a los militares suplicando que no dispararan contra los niños y diciendo «Dispárame a mí, no a los niños».
La escena en una calle de la localidad de Mytkyina encontraba la complicidad de al menos dos policías birmanos que también se arrodillaban y rezaban con ella.
«Les he suplicado que no disparen a los niños porque estoy preocupada por la gente que acaba en el hospital», manifestó la hermana Ann Rose.
Todo esto ocurrió el pasado 8 de marzo, cuando se producían movilizaciones que llevan más de un mes y en las que ya han perdido la vida más de medio centenar de personas, según datos de la ONU.
Al menos 60 civiles han perdido la vida desde el golpe y más de 1.800 han sido detenidos, según la Asociación de asistencia a los presos políticos.