Por:Joanna Guerra
Abogada por la Universidad del Valle de México y filósofa por la UNAM. Doctora en Educación por la Universidad IEXPRO.
Especial para Revista Alternativa desde Ciudad de México
Claudia Sheinbaum ganó en un proceso electoral marcado por una clara influencia partidista y una evidente falta de equidad. Además de ganar la presidencia, la coalición Sigamos Haciendo Historia —formada por MORENA (Movimiento de Regeneración Nacional), el PVEM (Partido Verde Ecologista) y el PT (Partido del Trabajo)— quedó con 372 de los 500 escaños, teniendo así una súper mayoría en la cámara baja del Congreso, y en el Senado controlará 83 de los 128; a esto sumemos que, con siete nuevas gobernaturas electas en 2024, MORENA gobernará 24 de los 32 Estados del país. Resulta fundamental no ignorar los peligros que esta situación presenta para cualquier democracia.
Andrés Manuel López Obrador “AMLO” y Claudia Sheinbaum comparten una visión política y una estrategia similar: ambos han utilizado los programas sociales como herramientas políticas para influir en el voto, y han mostrado una tendencia a intervenir ilegalmente en los procesos electorales. Indudablemente, AMLO ha sido el arquitecto de esta estrategia: desde sus conferencias mañaneras posicionó a Sheinbaum como su sucesora —dispuesta claro, a continuar con estas prácticas—. Pasa que la mayor diferencia radica en el carisma que tiene el actual mandatario con su sucesora, cuyo principal desafío es demostrar que puede liderar de manera independiente, mientras navega las expectativas de continuidad y cambio dentro del mismo marco político.
Uno de los factores decisivos en el triunfo de Sheinbaum fue la participación del presidente López Obrador en las elecciones, incluso con declaraciones como que “la oposición quiere incendiar el país”, calificándolos de “traidores a la patria” y acusándolos de querer anular los programas sociales. Aun así, ni las autoridades electorales ni los principales medios de comunicación fueron condescendientes con este atropello presidencial al Estado de derecho.
Por otro lado, el crimen organizado también jugó un papel significativo en las elecciones, con asesinatos y amenazas que quedaron sin consecuencias: más de 60 candidatos fueron asesinados y muchos otros se retiraron de la contienda debido a amenazas de muerte, incluso, el mismo día de la elección ocurrieron al menos cuatro asesinatos.
“AMLO y Claudia Sheinbaum comparten una visión política y una estrategia similar: ambos han utilizado los programas sociales como herramientas políticas para influir en el voto”
Los medios y comentaristas, en su mayoría, ignoraron o minimizaron estos hechos violentos ante la evidente falta de organización de las casillas electorales, tanto, que varias personas a lo largo del país hicieron filas de hasta cuatro horas para poder emitir su voto en planillas y tinta electora de baja calidad; en otros casos fueron insuficientes, como pasó en varias casillas electorales en el extranjero, donde se acabaron los votos electrónicos. Muchos ciudadanos anhelaban votar, pero ese derecho y obligación les fue negado.
Dentro del electorado mexicano hallamos sentimientos encontrados, principalmente en las mujeres, quienes celebran a la primer presidente de nuestro país, más no se sienten identificadas, pues este triunfo plantea serias dudas sobre el futuro de nuestra democracia y la capacidad del nuevo Gobierno para respetar el Estado de derecho, que recordemos tiene, prácticamente el poder ilimitado. La destrucción de la democracia mexicana, tal como la conocemos y hemos construido durante décadas, ¡está en juego! El régimen de pesos y contrapesos diseñado para evitar el retorno de un partido de Estado y la división de poderes ¡están en riesgo!
Todos los mexicanos, independiente de nuestras preferencias políticas, tenemos la obligación de permanecer en alerta y exigentes con el Gobierno: nuestra sociedad, economía y seguridad peligran, y no debemos olvidar que la democracia es el poder que tenemos los ciudadanos para denunciar las injusticias y luchar por un país donde el Estado de Derecho, la libertad y la seguridad se respeten. “El tiempo es sabio”, dicen los viejos. Ya tendremos tiempo para hablar de la “primer presidente”, y de quienes van a gobernar una enorme mayoría de Estados y tendrán cómodas mayorías en el Congreso Federal y otros estatales. Tendrán un poder que hace mucho no veíamos.
Los retos que enfrenta México ¡son enormes! El nuevo Gobierno apunta a una estrategia de conciliación y no de división, para enfocarse más en la administración pública que en la oposición y activar la relación con la iniciativa privada, sin dejar de “velar” por las mayorías y los más pobres —que son el foco de preocupación—. Aunque al país le vendría bien un crecimiento sustantivo para que todos podamos tener una calidad de vida digna.
“El crimen organizado también jugó un papel significativo en las elecciones, con asesinatos y amenazas que quedaron sin consecuencias: más de 60 candidatos fueron asesinados y muchos otros se retiraron de la contienda debido a amenazas de muerte, incluso, el mismo día de la elección ocurrieron al menos cuatro asesinatos”
En cualquier escenario en el que el poder carece de contrapesos, existe la posibilidad de riesgo y abuso unilateral de la autoridad. El futuro es preocupante. El triunfo de la Dra. Sheinbaum es la realidad, pero no debemos olvidar la condición humana y la lógica del poder. Tampoco debemos subestimar la voluntad soberana de los ciudadanos —pese a que quizás esta vez no existan los contrapesos institucionales— para las decisiones más trascendentales. Todavía tenemos el poder de vigilar y limitarlos ante cualquier atropello.