Por: Jorge Lesmes
Venezuela está convertido en un polvorín político. Cientos de miles de ciudadanos han desafiado la mano dura del régimen y se han tomado las calles de las principales ciudades para dejar constancia del fraude electoral ocurrido el pasado domingo.
Las calles de Caracas son un hervidero de miles de seguidores de María Corina Machado que reclaman el triunfo electoral alcanzado por el octogenario Edmundo González, un hombre que ha sido producente en sus declaraciones, pero que ha exigido que se respete la decisión del pueblo en las urnas.
Todo parece que la clave está en la comunidad internacional. Buena parte de los países latinoamericanos exigen que se deben contar con total transparencia y ante los ojos del mundo las papeletas que sufragaron los venezolanos el domingo pasado para determinar si realmente Nicolás Maduro ganó en franca lid como lo informó el Consejo Nacional Electoral, casi seis horas después del cierre de urnas con un escueto comunicado donde señalaba que el hoy presidente de Venezuela continuaría en su cargo por seis años más.
El descontento de los ciudadanos por la sospecha de que el chavismo había cometido un fraude, se lanzaron a la calle, derribaron monumentos izados a nombre de Hugo Chávez, decapitaron una de sus imágenes ya arrastraron su cabeza en bronce atada a una moto,mientras la gente aplaudía con rabia. Nunca antes, en los 25 años del chavismo, habían ocurrido este tipo de actos.
El país atraviesa horas de angustia. Con seis muertos, cientos de heridos y 46 detenidos, cuya suerte es desierta porque sus vidas están en manos de un régimen de terror.
La oposición, en cabeza de Corina Machado, reclama el triunfo, basado en su conteo propio que ha hecho del 70% de las actas de votación que lograron recuperar y que les da una amplia ventaja: 6,2 millones de votos contra 2,7 de Nicolás Maduro.
Esas actas fueron subidas a las redes sociales y han recorrido el mundo y cada vez son más los gobiernos a nivel internacional que desconfían de los resultados oficiales presentados por el CNE venezolano. El régimen de Maduro se niega a ofrecer los datos concretos registrados en cada centro electoral. Como tampoco sus explicaciones que el conteo de votos ocurrió por un intento de Hackeo proveniente supuestamente de Macedonia del Norte, como lo hizo público el fiscal general
Por esa razón los presidentes de los diferentes países latinoamericanos se fueron pronunciando. Una de las declaraciones que llamó poderosamente la atención fue la del presidente de Chile Gabriel Boric. El líder de izquierda señaló que era necesario la total transparencia en el conteo de las actas de votación y que tenían que ser totalmente transparentes y absolutamente verificables. Y agregó: “mientras no se haga, nosotros como país nos vamos a abstener de hacer un reconocimiento a lo que ha señalado el Consejo Nacional Electoral”.
A las duras declaraciones de Boric se unieron las de los presidentes de Argentina, Ecuador, Uruguay, Paraguay, Perú, Panamá, Guatemala, Costa Rica, República Dominicana, quienes exigieron una completa revisión de los resultados electorales y un pronunciamiento urgente de la Organización de Estados Americanos (OEA).
En igual sentido se pronunció el presidente Biden que acusó al gobierno de Venezuela de “manipulación electoral y represión”. Horas después el portavoz adjunto del Departamento de Estado, Vedant Patel, reiteró que Washington tiene “serias preocupaciones de que este resultado no refleje la voluntad y los votos de la ciudadanía”. Y agregó que es necesario que “cada voto se cuente de manera justa y transparente y que los funcionarios electorales compartan la información con la oposición sin demora”.
Pero la presión diplomática no solo ha venido de Estados Unidos y de un buen número de países latinoamericanos. También la Unión Europea ha solicitado una mayor transparencia en el conteo de las papeletas electorales. Bruselas ha señalado que son unas elecciones empañadas por los numerosos fallos e irregularidades que se presentaron. De igual forma se pronunció España.
Esta ofensiva diplomática para exigir al régimen de Maduro un conteo abierto de las papeletas electorales, carecía de un actor fundamental que es Colombia, el vecino más estratégico de Venezuela. Finalmente,en la tarde de hoy martes el canciller Luis Gilberto Murillo se pronunció a través de un comunicado en video que se publicó en las redes sociales, donde señala que se requiere de transparencia y una auditoría internacional de los resultados que dejaron reelecto a Nicolás Maduro.
Finalmente, la ONU también se pronunció y pidió que se revisen nuevamente los resultados y exigió transparencia total, así como un desglose de cada uno de los colegios electorales.
La presión internacional se intensifica cada vez más fuerte contra el chavismo con el objetivo de lograr un recuento transparente y verificable de los votos. Los expertos señalan que el sistema electoral venezolano está digitalizado, pero a la vez imprime las actas en físico en caso de que se llegase a presentar algún fallo en el programa, lo cual hace viable y verificable sobre cómo fue que realmente votaron los venezolanos.
La única piedra en el zapato de esta ofensiva internacional ha sido la del gobierno de Manuel Andrés López Obrador, presidente de México que ha reiterado que si el CNE confirma el 100% de la votación en la que ganó Maduro “nosotros vamos a reconocer al gobierno electo por el pueblo en Venezuela”.
Venezuela se juega su suerte en las calles. Esta vez bajo la multitudinaria protesta. Le ha perdido el miedo a las represarías del régimen y le apuesta que la comunidad internacional por fin escuche sus gritos de libertad.