Por: Germán Campos, analista político y catedrático. Especial para Revista Alternativa
Caracas, Venezuela- Hoy domingo los venezolanos estamos convocados nuevamente a votar, a efectos de elegir al presidente de nuestro país para el sexenio que se iniciará en enero del próximo año.
Es la elección número 32 que se celebra en Venezuela desde diciembre del 98, cuando resultó electo presidente, por primera vez, Hugo Chávez.
Para tratar de comprender estas elecciones hay que ubicarlas en el contexto del proceso político venezolano de la última década, específicamente desde la muerte del presidente Chávez; hasta ese momento se podía hablar en Venezuela de la existencia de una oposición cohesionada y articulada en una unidad de acción política y programática, tal unidad de actuación comenzó a desarticularse a partir del año 2014.
Se podría afirmar que mientras estuvo gobernando Hugo Chávez y dirigiendo el proceso de cambios y transformaciones que se desarrollaban en el marco de llamada Revolución Bolivariana, todas aquellas corrientes de pensamiento y actuación política que la adversaban, encontraban su articulación y unidad de acción en oponerse y confrontar política y electoralmente, tanto a ese proceso de cambios como al liderazgo de Chávez.
A partir de febrero del 2014comienzan a desarrollarse, por parte de algunos sectores opositores, un conjunto de acciones de calle y formas de confrontación política con el gobierno que no cuentan con el respaldo de todos los sectores y actores políticos que conformaban aquella oposición articulada y cohesionada en una unidad de acción; razón por la cual se inicia un proceso de reconfiguración del espacio político que ocupaba la oposición a la Revolución Bolivariana.
No es tema de este breve análisis de las elecciones presidenciales que tenemos hoy en Venezuela entrar a describir y analizar en profundidad ese proceso, pero sin duda resulta imprescindible conocerlo y al menos señalar los eventos y acciones políticas más relevantes que se gestaron y desarrollaron a lo largo de esta última década, por parte de lo que ahora comenzaremos a denominar las oposiciones al gobierno de Nicolas Maduro; desde nuestra perspectiva analítica resulta imprescindible colocar las elecciones de hoy en ese complejo y, en muchas ocasiones, contradictorio proceso de actuación de sectores opositores que han configurado el contexto donde hoy se celebran las elecciones presidenciales de Venezuela.
A partir de ese cambio de rumbo de la acción política de un sector opositor, se comienza a generar una dinámica de confrontación, incluso con varios periodos de violencia, que terminan por desarticular la unidad y cohesión de la oposición que desde el año 1998, con la llegada de Chávez al gobierno, había actuado de forma conjunta. Por ello es necesario entender que, en las elecciones de hoy en Venezuela, a diferencia del pasado no podemos hablar de un solo y unificado bloque opositor.
El escenario electoral nos presenta diez candidatos presidenciales; Nicolas Maduro y nueve candidatos opositores. El campo opositor podríamos dividirlo en un candidato, Edmundo González,que concentra la mayoría de las preferencias electorales de los votantes opositores y, los otros ocho restantes que expresan oposición al gobierno, pero que de igual manera constituyen el sector opositor que fue desarticulándose de esa unidad, como consecuencia de las múltiples acciones y decisiones políticas que adoptaron los que hoy se nuclean en torno a la candidatura de González, como pedir que se le aplicaran sanciones económicas a la Republica por parte de potencias extranjeras y solicitar intervenciones militares para derrocar al gobierno de Maduro.
El proceso electoral se inició con el abanico de esta diez candidaturas, que insisto hay que entender lo que representan como fractura de la unidad opositora que opero hasta el año 2014, es evidente que la campaña electoral ha ido configurando un escenario polarizado entre las opciones de Maduro y González; ello ha minimizado en términos electorales las posibilidades de las otras ocho opciones opositoras, sin embargo, pensando en los escenarios que se pueden abrir a partir del resultado electoral del día de hoy, algunas de esas opciones podrán jugar un rol político determinante en el proceso político venezolano de este próximo sexenio.
El escenario electoral para hoy es, a partir del análisis que hacemos de las más variadas fuentes y de una gran cantidad de encuestas y estudios publicados, lo que podríamos denominar un escenario electoral cerrado, en el cual ambas opciones, Maduro y González, tienen probabilidades equivalentes de resultar victoriosos. Por esta razón creemos que lo fundamental para la estabilidad y la paz en Venezuela es que ambos candidatos contemplen la opción de reconocer la victoria del otro.
Esta es la clave fundamental para que, independientemente cual sea el resultado, el proceso político venezolano entre en una nueva fase de reestructuración del debate y la confrontación política, en la cual desde las diferencias, por muy profundas que estas sean, el liderazgo político entienda que tiene que construir espacios para acuerdos mínimos que nos permitan superar los grandes problemas estructurales, en nuestro modelo productivo, que tienen anclado al país e impiden el desarrollo de todo nuestro potencial económico y de generación de riqueza.
Como ya señalamos, los estudios, encuestas y el análisis histórico que venimos realizando, hace más de tres décadas, del proceso político venezolano que tiene como uno de sus puntos de inflexión más definitorios y complejos, los sucesos de la rebelión militar del 4 de Febrero encabezada por Hugo Chávez, en virtud de los vientos, fuerzas y corrientes de cambio que se expresaron y se siguen expresando al seno de la sociedad venezolana; así como los profundos cambios que se han producido en la matriz de la cultura política venezolana y como ello sea traducido en el comportamiento electoral de los ciudadanos en los 31 procesos electorales que hemos tenido, nos llevan a concluir que el escenario más probable para el resultado electoral de hoy es de una victoria, para cualquiera de las dos opciones por un margen no mayor a un 5% sobre el total de los votos válidos, es decir, estamos en la situación de un proceso electoral que no termino de decantar en la campaña y que lo hará hoy directamente en las urnas.
Hay elementos que favorecen que el resultado se decante a favor de Nicolas Maduro, como lo son los eventos finales de los tres últimos días de campaña; la fuerza de la estructura partidista del PSUV; su capacidad de movilización y durante los últimos días el aumento significativo de la percepción de victoria para el candidato Maduro.
Igualmente hay elementos que favorecen que el resultado decante a favor de Edmundo González, como lo son la evaluación de la gestión del gobierno; el desgaste del ejercicio del poder de la dirigencia del PSUV y las demandas de cambio de los ciudadanos.
En síntesis, nos espera un día de muchas expectativas y seguramente tensiones, la dirigencia política en general tendrá el reto de transitar hacia una resolución de estas elecciones, donde lo esencial es mantener un clima de paz en el país.
Por último, estudios cualitativos que hemos realizado durante el mes de junio, reflejan con mucha claridad y contundencia que, la mayoría de los venezolanos con independencia de sus preferencias ideológicas, políticas o partidistas, tienen como su gran aspiración que se genere un clima de tranquilidad, concordia y entendimiento que nos permita resolver la crisis que enfrentamos; rechazan los niveles de crispación a los cuales nos ha llevado la confrontación de la dirigencia política; entienden y asumen que tengamos diferencias importantes en cómo abordar los problemas, pero aspiran a que las procesemos y resolvamos en el marco de la no violencia y, como gran aspiración esperan que el 29 de Julio sea un punto de inflexión que nos permita recuperar un clima de entendimiento desde las diferencias.
El reto, tanto de los ganadores como de los perdedores de hoy, es el mismo.