El cohete Starship de SpaceX, destinado a impulsar futuras misiones lunares de la NASA, realizó su segunda prueba este sábado con un exitoso despegue desde Boca Chica, Texas. Sin embargo, pocos minutos después de la separación de las dos etapas del cohete, se produjo una explosión, repitiendo el patrón del intento anterior en abril.
La prueba, crucial para el desarrollo del vehículo, involucró el despegue del módulo Starship sobre el propulsor Super Heavy, equipado con 33 motores Raptor. La separación de ambas etapas fue exitosa gracias a un sistema de irrigación de agua implementado después del fallo en abril.
Aunque el sistema de separación funcionó según lo planeado, las dos partes del cohete explotaron antes de iniciar el descenso programado. SpaceX atribuye la posible causa a la activación tardía del sistema automático de terminación de vuelo del segundo piso.
El Starship, diseñado para misiones a la Luna y Marte, y seleccionado por la NASA para el programa Artemis de regreso a la Luna, tenía previsto realizar una vuelta casi completa a la Tierra antes de caer en el Pacífico cerca de Hawái.
A pesar de la explosión posterior, SpaceX considera que la prueba ha proporcionado información valiosa y continúa avanzando en el desarrollo del Starship. La compañía, liderada por Elon Musk, destacó que el reto de la separación de ambas etapas fue superado, y cualquier fallo adicional contribuiría a realizar ajustes necesarios.
Starship, con una altura de 121 metros, está diseñado como un sistema de transporte reutilizable para llevar carga y tripulación a órbitas terrestres, lunares y marcianas. La NASA ha contratado a SpaceX para el Servicio de Aterrizaje Humano (HLS) en su misión Artemis 3, programada para finales de 2025, que llevará astronautas a la Luna por primera vez en décadas. La compañía continúa trabajando en la mejora de su tecnología y espera superar los desafíos técnicos en futuras iteraciones del Starship.