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Donald Trump

DeSantis tiró la toalla

Mientras el expresidente Donald Trump se perfila como el candidato presidencial de los republicanos, el gobernador de la Florida fracasó estruendosamente en su intento y se convierte en el gran derrotado en estas primarias de elecciones en Estados Unidos

Donald Trump. EFE

Perder es ganar un poco”, esta frase del profesor Francisco Maturana bien se puede aplicar en el proceso de elecciones en Estados Unidos. No ganar y quedar segundo, para los analistas del proceso electoral estadounidense puede abrir las puertas al triunfo final.

Y eso ocurrió en los caucus de Iowa, donde quedar segundo es considerado una victoria en las primeras contiendas electorales. La historia política así lo ha demostrado. En 1992, Bill Clinton quedó segundo en New Hampshire y en su discurso dejó una frase que lo llevó finalmente a la victoria: “el chico del regreso”.

Nikki Haley. EFE

No ocurrió lo mismo con Donald Trump en el 2016 cuando quedó segundo en Iowa y en su discurso, al que tienen derecho todos los candidatos que quedan en segundo lugar, alegó fraude y pidió que “se anularan los resultados”.

En las primarias republicanas no ocurrió lo mismo con el gobernador de la Florida, Ron DeSantis que, si bien se ubicó segundo, quedó muy lejos de Trump. Su segundo lugar ha sido calificado de un desastre en su carrera de lograr convertirse en el candidato de los republicanos de cara a las elecciones presidenciales para enfrentar la reelección de Biden.

A tal punto, que después de analizar su fracaso en Iowa y su mínima posibilidad de recuperarse en New Hampshire, decidió declinar su aspiración, dejando muchos interrogantes sobre su futuro político.

Resultados Caucus de Iowa.

DeSantis hizo una enorme apuesta por Iowa, un Estado que le venía como anillo al dedo por ser un candidato ultra conservador. Pero las cosas comenzaron a marchar mal desde sus primeros encuentros con los votantes. Sus respuestas fueron calificadas de “robóticas”, torpe en el manejo de la información y totalmente acartonado en las reuniones informales con su electorado.

Su enorme campaña publicitaria, más de 80 millones de dólares para el caucus de Iowa, no dieron el resultado esperado. Su equipo trabajó en busca de los votos de los evangélicos, del poder blanco, con posturas extremas sobre temas tan sensibles como el aborto y la comunidad LGBTQ+.

Su descomunal trabajo no dio resultado. Y a pesar de haber logrado el segundo lugar, esta vez los analistas señalaron que ser segundo no es ganar un poco, pues en el caso de DeSantis ha sido un resultado catastrófico.

A comienzos de esta nueva contienda electoral, las encuestas mostraban a DeSantis a tan solo a 10 puntos porcentuales de Donald Trump. Además, para este primer caucus había forjado una enorme amistad política con la gobernadora Kim Reynolds, posteriormente acusada de haber roto la neutralidad que debe existir en estas contiendas políticas.

Igual, tenía en su bolsillo al líder evangélico de Iowa, Bob Vander Plaats, quien desde los púlpitos pregonó que DeSantis sería el gran ganador. Al final no fue así. Terminó en segundo lugar a casi 50 puntos porcentuales de Trump. Estuvo a punto de perder en cada uno de los 99 condados que conforman el estado de Iowa, después de haberlos recorrido de la mano de los líderes de la extrema derecha.

Ron DeSantis. EFE

Pero no sólo renunció a su postulación, sino que anunció su apoyo a Donald Trump quien lo llamó mojigato y santurrón. Lo calificó de desleal, que “necesitaba un trasplante de identidad”. Trump y su equipo de colaboradores se mofaron en público de DeSantis porque llevaba elevadores en sus zapatos para verse más alto por cada error que cometía.

La retirada de DeSantis deja las primarias republicanas en cosa de dos: Trump y Nikki Haley, quien ha logrado aglutinar a los republicanos anti-Trump.

Pero quizás es demasiado tarde para lograr el golpe de gracia contra Trump, que ha tenido un efecto de teflón en todas las investigaciones que cursan contra él en este año electoral.

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