Una encuesta reciente realizada por Cadem en Chile ha generado polémica al revelar que el 74% de los encuestados respalda la idea de construir zanjas en las zonas limítrofes del país para evitar el paso de migrantes en situación irregular. Esta propuesta ha avivado un debate acalorado sobre la efectividad y la ética de tal medida.
El debate sobre la construcción de zanjas en las zonas fronterizas de Chile no es nuevo. En 2017, durante el gobierno de Michelle Bachelet, se excavaron algunas zanjas en el norte del país para evitar que vehículos robados ingresaran a Bolivia. Sin embargo, la encuesta de Cadem se enfoca en la posibilidad de utilizar estas zanjas para prevenir la entrada de migrantes en situación irregular.
La encuesta también revela que el 85% de la población está de acuerdo en construir zanjas en las zonas limítrofes para impedir el paso de contrabando, como autos robados. Esto indica un amplio apoyo a la idea de utilizar estas medidas para combatir el contrabando.
Sin embargo, las opiniones están divididas en lo que respecta al uso de las zanjas para detener a los migrantes. Algunos consideran que esta medida es necesaria para controlar la inmigración irregular y garantizar la seguridad del país, mientras que otros la ven como una solución extrema y cuestionable desde el punto de vista ético.
La ministra vocera de Gobierno, Camila Vallejo, aclaró que las zanjas existentes en el norte del país están destinadas principalmente a prevenir el paso de vehículos robados y el contrabando, no a detener a los migrantes en situación irregular. Además, calificó la idea de utilizar zanjas para este fin como "medieval".
El debate también ha rescatado la propuesta del político José Antonio Kast durante su campaña presidencial en 2021, en la que sugirió la construcción de zanjas para evitar el paso de personas a Chile. Esta idea generó controversia en su momento y sigue siendo objeto de discusión en la actualidad.