Un reciente estudio publicado en la revista científica Nature Communications revela hallazgos preocupantes sobre el impacto del consumo de antidepresivos durante el embarazoen el desarrollo cerebral del niño, aumentando el riesgo de padecer trastornos mentales en etapas posteriores de la vida. Liderado por investigadores del Campus Médico Anschutz de la Universidad de Colorado, el estudio se centró en el efecto de la fluoxetina, presente en medicamentos como Prozac y Sarafem, sobre el córtex prefrontal en desarrollo.
Los investigadores descubrieron que la serotonina, influenciada por la fluoxetina, afecta directamente las conexiones sinápticas excitatorias en desarrollo en el córtex prefrontal del feto. Estas alteraciones durante el desarrollo temprano pueden contribuir a diversos trastornos mentales en la infancia y adolescencia, según los hallazgos del estudio.
El autor principal, Won Chan Oh, del CU Anschutz, señaló la importancia de comprender estos mecanismos, dado el papel crucial del córtex prefrontal en la cognición de orden superior. El estudio es el primero en proporcionar pruebas experimentales del impacto directo de la serotonina en el córtex prefrontal durante el desarrollo fetal cuando se toma fluoxetina durante el embarazo.
Los investigadores realizaron pruebas en ratones para profundizar en su comprensión del efecto de la serotonina en el desarrollo cerebral, encontrando que esta neurotransmisión no solo afecta el funcionamiento general del cerebro, sino también la plasticidad sináptica, crucial para el aprendizaje y la adaptación.
Ante estos hallazgos, los investigadores instan a una mayor participación de los profesionales de la salud en la toma de decisiones sobre la atención individualizada de las embarazadas, incluida una discusión sobre los riesgos y beneficios de los antidepresivos durante el embarazo. Además, abogan por explorar intervenciones no farmacológicas para la depresión posparto.
El estudio marca un hito en la comprensión de los efectos de los antidepresivos durante el embarazo en el desarrollo cerebral fetal y plantea la necesidad de una mayor investigación sobre el impacto a largo plazo de estos medicamentos en la salud mental de los niños y adolescentes.