Lunes, 25 de noviembre de 2024 Suscríbase
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Pandemia

Nueva normalidad: una peligrosa ilusión

Por Ricardo Otero @ricardootero_ Luego de un año de alteraciones […]

Por Ricardo Otero

@ricardootero_

Luego de un año de alteraciones en la dinámica social que los ciudadanos del mundo nos vimos obligados a enfrentar, es entendible que nazca en la población una sensación de normalidad, de revivir nuestras costumbres y tradiciones en todas las esferas de interacción en las que participamos como colectivo.

Con la llegada de las vacunas a nuestro país germinó de inmediato, en la mente de todos, una idea no solo de esperanza, sino de volver a nuestras vidas previas a la pandemia. Es un peligroso y recurrente pensamiento que solo puede traer consecuencias altamente negativas para el proyecto de cuidado mutuo, el cual depende de que toda la comunidad nacional entienda que la vida no ha vuelto a ser la que conocíamos; la pandemia ha mutado en un monstruo que amenaza la psique de los individuos y estos tomarán y abrazarán cualquier luz de alivio y esperanza que crean que puede llevarnos a ese mundo anterior a la covid-19.

Si algo ha demostrado la humanidad a lo largo de distintos eventos globales de extinción, hambrunas, enfermedades y guerras interminables es su capacidad para sobrevivir; es por ello que nuestros mundos personales regresan a nosotros: volvemos a ver gente en las calles, los museos se reabren, las urbes se pintan nuevamente con la estridencia del color que los artistas traen consigo. Cientos de personas —por obligación, en su mayor parte— abrazan el tumulto, se toman las aceras y los espacios para encontrar, en la música, la danza, el teatro y las muchas expresiones que permite el arte, esa membrana que habita los espacios llamada sociedad.

Construimos basados en una fe inexorable de que somos más fuertes que el enemigo invisible que asola a la humanidad, en una noble cruzada por sobrevivir y recuperar nuestra vida; es un silencioso y colosal enemigo que solo espera que cometamos un error para recordarnos que la vida no volverá a ser la misma, que nuestra forma de comprender la realidad y lo que percibimos como normalidad deben mutar, deben adaptarse y exigen una responsabilidad más grande que la satisfacción de nuestros deseos más humanos. Conquistar esta lucha es un compromiso que demanda sacrificio para lograr un bien mayor como colectivo, para abrazar un nuevo día en el que mostremos nuestro rostro libre de máscaras y miedos, pensemos en todos los demás y recordemos que somos parte de algo más grande que nosotros mismos.

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