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Entrenar, la mejor medicina para prevenir consecuencias graves del COVID-19

Numerosos estudios alrededor del mundo demuestran que un estilo de […]

Numerosos estudios alrededor del mundo demuestran que un estilo de vida saludable, incluido el ejercicio físico de manera moderada, disminuye de manera significativa las posibilidades de tener hospitalización incluso la letalidad por COVID-19 y sus consecuencias post contagio.

Febrero 2022

Por Rodolfo Laitano Coach Deportivo – con énfasis en nutrición

La pandemia la cual atravesamos nos ha generado a todos como especie una serie de cambios en nuestro estilo de vida, sea estos para bien como la implementación de hábitos saludables como cocinar en casa y el entrenamiento físico, como algunos no tan buenos como el exceso de sedentarismo y el consumo de mas comida industrializada. Así mismo elegir un estilo de vida balanceado y saludable tiene mas beneficios de los que se cree comenzando por combatir numerosas consecuencias graves de la disyuntiva que nos involucra como humanidad.

Por mencionar algunos de los diversos estudios realizados a nivel mundial para validar el impacto que tiene los hábitos saludables a favor del sistema inmunológico y su respuesta frente a esta enfermedad, se destaca el realizado por la universidad de Harvard de diciembre del 2021, asocia que tener una dieta rica en frutas, verduras y legumbres, tiene como resultado un menor riesgo de letalidad y hospitalización por enfermedad directamente relacionada con el COVID-19, estudio realizado a quinientas noventa y tres mil personas por un periodo de siete meses, reveló que las personas que siguen hábitos de alimentación saludable redujeron en 9% el riesgo de infectarse y en un dato revelador se redujo en un 41% la posibilidad de severidad una vez contagiados, datos interesantes que al ver con más detalle el perfil de cada individuo, nos demuestra que ¨una persona responsable con su alimentación, probablemente también lo es con todo en su entorno¨ lo que quiere decir que más de una de esas personas estudiadas, realizaba ejercicio con moderación lo que ayuda más a la mejora del sistema inmune, la reducción de porcentajes de grasa, mejor respuesta a su sistema cardiovascular y pulmonar, y en general a una mejor respuesta de su cuerpo frente a cualquier infección.

El sistema inmune es nuestro sistema de defensa frente a virus y bacterias, repara heridas y elimina células cancerígenas, por desgracia nuestro estilo de vida lo debilita abriendo la puerta a todo tipo de enfermedades, durante la pandemia se ha hecho énfasis a la medidas como la distancia social, el tapabocas y el lavado de manos, pero muy poco se ha hablado de cómo nuestro estilo de vida afecta al sistema inmune, y en especial como la actividad física potencia el sistema inmunológico y nos protege de infecciones.

Las personas activas tienen menos posibilidad de enfermar por cualquier causa incluyendo COVID-19 y otras enfermedades infecciosas, los pacientes de coronavirus con baja actividad física tienen mas del doble de riesgo de hospitalización y muerte que los activos, el ejercicio además mitiga la inflamación crónica de bajo grado asociada con mayor riesgo.

No es casualidad que la mortalidad del COVID-19 se dispare con la edad, el envejecimiento afecta a todo el cuerpo y el sistema inmune no esta exento a esto, sin embargo estudios recientes indican que esta degradación tiene mas que ver con la inactividad, que con la edad, por ejemplo un estudio evaluó la función inmunitaria de 125 ciclistas aficionados de entre 55 y 79 años, la comparo después con un grupo sedentario de la misma edad y con un grupo de jóvenes de entre 20 y 36 años, aunque la edad parezca ser un dato diferenciador, los datos obtenidos en los deportistas mayores se parecía mas a las de las personas jóvenes, estudios similares demuestran que la personas mayores que se mantienen activas están mejor protegidas contra infecciones y unas pocas semanas de entrenamiento son suficientes para ver mejoras en el sistema inmune y no son necesarios grandes esfuerzos, así mismo se demuestra que el ejercicio potencia el efecto de las vacunas, elevando el número de anticuerpos producidos.

Además es válido aportar para concluir, que en lo personal recomiendo mucho el consumo de vitamina D, se ha descubierto que gran parte de la población mundial se encuentra en déficit de esta sustancia importante no solo para nuestro sistema inmune, si no para combatir a la infección, como por ejemplo, la sociedad Española de geriatría, menciona como tratamiento y prevención del COVID-19 el consumo de vitamina D, debido a que desempeña un papel fundamental como modulador de la inmunidad, y se debe administrar de manera diaria, porque durante las infecciones e inflamaciones esta baja de manera aguda las mismas, al comportarse como un reactivo inflamatorio, la recomendación de suministro oscila entre 1000 a 2000 UI por tres meses en caso de tener la infección, y para prevención y mejora de la salud con 700 UI son suficientes.