Jueves, 26 de diciembre de 2024 Suscríbase
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El precio que se paga por el uso indiscriminado de los teléfonos inteligentes

Es esencial incorporar rutinas que progresivamente ayuden a niños, adolescentes y adultos a desconectarse de lo digital y conectarse con la naturaleza, sin temer a la desocupación

Ilustración: Shutterstock

No es ningún secreto que los teléfonos inteligentes y otros dispositivos digitales controlan y consumen la capacidad de prestar atención, tanto en los adultos como en los jóvenes. Revisar constantemente los mensajes mientras intentamos trabajar no solo nos hace perder los breves momentos dedicados a cumplir con nuestras actividades, sino también el tiempo que tardamos en recuperar la concentración puede ser considerablemente mayor. Las investigaciones han demostrado que estar en modo multitarea puede acarrear distintos tipos de costos, afectando tanto nuestra productividad como nuestra capacidad para pensar.

El cociente intelectual (CI) puede disminuir en promedio hasta diez puntos, lo que en teoría, representa el doble del impacto observado al fumar cannabis.

Además, al alternar entre tareas, aumentan los errores, lo que genera un efecto negativo a largo plazo. Aunque durante años se nos ha vendido la idea de que podemos manejar la multitarea, en realidad, esta práctica drena nuestra creatividad y altera nuestra capacidad atencional, ya que la falta de tiempo para reflexionar limita la generación de nuevas ideas, que suelen surgir de conexiones entre conceptos que inicialmente parecen no estar relacionadas.

Un efecto importante, aunque con menos evidencia científica, es la disminución de la memoria. Por ejemplo, cuando alternamos tareas viendo TikTok (ahora es posible ver dos videos simultáneamente en esta red social), nos volvemos más lentos para procesar la información. Un estudio realizado por la Universidad Carnegie Mellon (Pittsburgh, Pensilvania), con 136 adolescentes dividió a los participantes en dos grupos: uno debía mantener sus teléfonos móviles apagados, mientras que el otro recibía mensajes intermitentes durante la prueba. Los resultados mostraron que el rendimiento de los estudiantes que recibieron mensajes fue un 30 % peor. Estudios similares han mostrado que algo tan simple como recibir mensajes mientras ejecutas una actividad como conducir, puede tener efectos comparables a los de consumir alcohol en exceso.

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Por ende, las distracciones constantes no solo resultan molestas, sino que también pueden ser potencialmente mortales.

Skinner, un psicólogo estadounidense que ganó fama por lograr que los animales respondieran a estímulos específicos, creía que los seres humanos no poseemos una mente en el sentido tradicional de tomar decisiones basadas en el libre albedrío. Según él, nuestras acciones pueden ser programadas de acuerdo con los deseos de un diseñador. Pareciera entonces, que los programadores de Instagram aplicaron estos principios al decidir que tras publicar una selfie recibiría likes, reforzando el comportamiento de millones de personas a través de la aprobación de desconocidos.

Este refuerzo, prolonga el tiempo que pasamos frente a la pantalla, a costa de sacrificar momentos de calidad con quienes nos rodean o conociéndonos a nosotros mismos, ya que se busca más que el conocerse, el reconocerse a partir de la gratificación obtenida con un corazón o el comentario de alguien que existe solo a través de su avatar; igual que los primeros experimentos, en donde la palomas, pulsaban una palanca para obtener alimento, y luego no podían parar de oprimirla así estuvieran saciadas.

Otro efecto relacionado con la multitarea y el uso de dispositivos móviles (aunque no podemos atribuir todo el efecto solo a esta variable), tiene que ver con la reducción de las horas de sueño. Czeisler, director de la Unidad de Problemas del Sueño en Boston, ha señalado que solo el 15 % de las personas se despiertan sintiéndose descansadas.

Además, en el último siglo, los niños han perdido un promedio de 85 minutos de sueño por noche. A raíz de esto, surgieron preguntas sobre sí, al estar cansados, experimentamos lo que se denomina “parpadeo de la atención”, un fenómeno en el que, durante una fracción de segundo, perdemos la capacidad de concentrarnos. Los estudios confirmaron que, cuando estamos fatigados aunque creamos estar despiertos, podemos entrar en un estado conocido como “sueño local” en el que creemos estar alerta y ser mentalmente competentes, pero en realidad no lo estamos. Cabe destacar, que los efectos de la falta de sueño en los niños son especialmente graves, ya que pueden generar hiperactividad y desarrollar déficit de atención.

En adolescentes se ha comprobado que estar agotados, se percibe con naturalidad desde la pubertad —ya que han visto cómo sus padres también tienen un déficit de horas de sueño—, esto no solamente afecta su rendimiento escolar, sino que también los ha acostumbrado a tomar estimulantes para remediarlo, lo que aumenta las dificultades para enfocarse, plantearse una meta, cumplirla y sobre todo ser conscientes de sus necesidades y proyectos a corto plazo.

Podríamos aventurarnos un poco en este campo, sugiriendo que el cansancio constante también impide en ocasiones el desarrollo de relaciones satisfactorias, ya que el ritmo frenético de la sociedad unido a las “necesidades” de cumplir con los estándares de los referentes en redes sociales, se traslada en la búsqueda de relaciones reales, omitiendo pasos fundamentales para el establecimiento de vínculos como el tiempo (que no se traduce en likes), la escucha activa (no sustituible con comentarios en redes), la empatía (cuya evidencia no es un #indignación), ni la consideración (que no se consigue haciendo un en vivo de regalos en una fecha especial), sino a través de la comprensión de las limitaciones y la complejidad del otro, las cuales permitirían una conexión más real y menos sustentada en ideales, que tal vez sean inexistentes.

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¿Qué estrategias permiten que podamos mejorar nuestra capacidad atencional?

En primer lugar, si le cuesta concentrarse, intente practicar la monotarea durante diez minutos. Posteriormente, permita que su mente se distraiga por un minuto y luego regrese a la tarea principal. Repita este ciclo para mejorar gradualmente su capacidad de atención en un solo estímulo.

Otro aspecto clave es definir una meta específica y enfocarse en ella, dejando de lado otras distracciones. Es fundamental escoger tareas que tengan un propósito personal significativo (como las ranas que prestan más atención a una mosca —su alimento—, que a una piedra). Finalmente, elija actividades que estén en el límite de sus capacidades: si son demasiado fáciles, caerá en piloto automático, y si son demasiado difíciles, podría entrar en pánico y perder el enfoque.

Indudablemente, si queremos comprender lo que creemos saber y a lo que prestamos atención, podemos tomar como ejemplo la canción de David y Romani Gilmour, Between Two Points. En esta pieza, cada sonido y cada instrumento desempeñan un papel crucial. En nuestra vida, el enfoque, representado por la solista, nos permite concentrarnos en un solo detalle; sin embargo, por sí solo, sería como tocar en un salón vacío. Para que la armonía completa emerja, son necesarias las aportaciones del arpa, el solo de guitarra de Gilmour y las coristas. De manera similar, en nuestra mente, permitir que esta divague da espacio para que otros “músicos” mentales contribuyan al equilibrio.

Este proceso se facilita con el descanso, ya que, como sugieren estudios recientes, descansar no es un acto de pereza, sino la puerta de entrada para descubrir nuestras necesidades y fortalezas.

Finalmente, es esencial incorporar rutinas que progresivamente ayuden a niños, adolescentes y adultos a desconectarse de lo digital y conectarse con la naturaleza, sin temer a la desocupación. Escuchar lo que la mente ha necesitado por tanto tiempo, pero que solo el cuerpo ha expresado, es clave. Actividades como el ejercicio físico, caminatas al aire libre y la lectura en papel son fundamentales para un desarrollo saludable en un mundo lleno de demandas, saturado de recompensas inmediatas y poco significativas para la formación de las personas.