Venir a La Irlanda es entrar en un jardín de ensueño; participar de la belleza, estar en conexión con todo lo que está vivo, en movimiento, en ciclo constante de transformación: los árboles, las flores, las aves, las criaturas del bosque… el paisaje. Es un descanso que se llena de sensaciones, de aire limpio, de silencio, de colores verdes que se mezclan con la música que genera el viento, el sonido permanente del agua y el canto participativo de las aves… en La Irlanda es imposible no enamorarse de la naturaleza.
Foto por Hansel Vásquez, fotógrafo revista Alternativa
Patrimonio natural, cultural y paisajístico de Zipacón
En Cundinamarca, al suroccidente de Bogotá, vía Facatativá, se encuentra el municipio de Zipacón, que desde el pasado es puerta de entrada, de las zonas altas de la sabana a las cálidas de la provincia del Tequendama, hasta llegar al valle del río Magdalena y desde ahí, al mar. Por los caminos de piedra y El Camino Real, transitó parte de la historia de Colombia, el pasado de nuestras culturas Muisca y Panche, pasando por la conquista, la colonia, la república, el paso del ferrocarril y quienes buscaron en la belleza de sus paisajes un lugar de descanso cercano a la ciudad.
La Irlanda, ubicada al lado de este camino de piedra o Camino Real en la jurisdicción del Ocaso, con su exuberancia vegetal de bosques de niebla, clima templado y hermosos atardeceres, marcó en nuestra historia colombiana, una ruta turística de las élites bogotanas, de fincas de veraneo, ocio y recreo.
La casa que marca la entrada de la Irlanda hizo parte del trayecto de unas 50 casa-quintas, construidas entre 1900 y 1950. Algunas de estas casas aún demarcan la encantadora vereda que acoge a sus visitantes, los invita a caminar y a asistir a la majestuosidad del ocaso del sol, al atardecer.
El Camino Real del Ocaso sigue siendo un trayecto buscado por los caminantes y visitantes, para el descanso y la contemplación, para temperar y conectarse con la naturaleza.
Foto por Hansel Vásquez, fotógrafo revista Alternativa
La custodia del agua
La esencia de La Irlanda es su vocación de cuidar el agua. Desde hace más de 50 años, se resguardan el nacimiento y el bosque protector del Aljibe, hoy acueducto comunitario, que surte de agua a 270 usuarios o suscriptores con sus familias.
En el pasado, se aprovechaba la fuerza del agua, que en su nacimiento surge del suelo entre rocas, con la ayuda de una turbina hidráulica, se generaba la energía, que acompañó las noches de muchos de los habitantes de la vereda.
Hoy, la finca conserva sus fuentes de agua, desde el nacimiento, las quebradas, lagunas y el humedal, que hacen de ella, un lugar hermoso donde las aves vienen a satisfacer su sed en sus vuelos migratorios o tan sólo a disfrutarla.
Foto por Hansel Vásquez, fotógrafo revista Alternativa
Hospedaje dentro de un jardín
Quien conoce la Irlanda sabe que allí vivió hace unos años un jardinero, que poco a poco con mucha dedicación, fue sembrando especies nativas y muchas plantas que recrean la belleza del lugar. Hoy, se siguen conservando los espacios con la misma mirada y el mismo sentir de ese jardinero, que permite al visitante la sensación de estar en un jardín secreto.
La Irlanda tiene como proyecto en alianza con la Fundación Étikaverde, convertir este jardín en un modelo botánico de preservación de especies nativas del bosque andino: palmas, arbustos de flores, bromelias, heliconias, grandes hojas, orquídeas, epifitas…
Además, la casa principal, construida sobre una gran roca, ha sido bellamente restaurada y su arquitectura permite una amplia mirada al paisaje del entorno. Adaptada con las comodidades necesarias que posibilitan el descanso, espacios para compartir, celebrar encuentros, realizar reuniones de trabajo, cursos, retiros espirituales y otros eventos; también para venir a estudiar y concentrarse o simplemente para estar en familia o con amigos.
Casa finca La Irlanda
Cabaña La Irlanda
Reservas e información
Patricia Puentes
317 635 5347
Foto por Hansel Vásquez, fotógrafo revista Alternativa