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2.172 toneladas de coca se producen en Colombia

El reporte de monitoreo de cultivos de hoja de coca, emitido por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) estima un área de siembra de más de 230 mil hectáreas

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El mensaje en la red social X que el pasado 8 de noviembre publicó el 'Estado Mayor Central' de las disidencias de las Farc, comandado por alias Iván Mordisco, citaba: "Gustavo Petro, nosotros no somos productores, ni consumidores de drogas...”. Este mensaje indica que, si bien no producen hoja de coca y cocaína, sí se lucran de los cobros por kilogramo de hoja, base y cocaína producida, comercializada y traficada en los territorios donde ejercen el control ilegal.

El reporte de monitoreo de cultivos de coca 2022 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), publicado en septiembre de 2023, estimó un área 230.000 hectáreas con cultivos de coca, con un potencial promedio de producción de 1.738 toneladas de cocaína con una pureza del 100%.

La cocaína que se produce en Colombia, antes de salir de los laboratorios, es mezclada con otras sustancias como levamisol o almidón, entre otras; factor que depende del cartel extranjero dueño de la droga, disminuyendo en un 75% su pureza; representando una producción real de aproximadamente 2.172 toneladas de cocaína.

Las incautaciones de cocaína reportadas por el gobierno nacional en el año 2022 fueron 659 toneladas (30 % del potencial de producción), lo que indica que al menos 1.513 toneladas salieron hacia países de tránsito y de consumo.

El reporte de Naciones Unidas señala que el precio promedio de un kilogramo de cocaína en zona de producción es de $5.000.000, lo que permite estimar que las 2.172 toneladas tendrían un valor de 10.860 millones de pesos y las incautaciones realizadas contribuyeron a una pérdida de 3.295 millones de pesos a los carteles dueños de la droga.

Los carteles extranjeros, a través de un emisario en Colombia, coordina y financia la producción y tráfico de cocaína a través de una organización criminal colombiana con capacitad de montar la infraestructura y negociar las condiciones con los grupos armados ilegales que ejercen el control territorial. Esta negociación inicialmente se tranza con moneda colombiana, lo que implicó un previo lavado de activos para el cambio de moneda extranjera.

Una vez cerrada la negociación, la organización criminal se coordina con otras organizaciones para el desvío de sustancias químicas, la compra de base en los territorios con cultivos de coca y el montaje de la infraestructura de producción (laboratorios); para logar entrar a los territorios realiza una alianza con el grupo armado ilegal para desarrollar su actividad de compra de pasta/base de coca, producción y tráfico de sustancias químicas y cocaína producida.

El grupo armado ilegal cobra una serie de impuestos por cada kilogramo de hoja de coca y/o pasta/base comprado, montaje y funcionamiento del laboratorio, kilogramo de cocaína producido y tráfico de sustancias químicas y droga producida.

Cuando un cargamento de sustancias químicas es incautado y la infraestructura de producción es destruida, la perdida es asumida por la organización nacional responsable de la producción, no el grupo armado ilegal ni el cartel extranjero; diferente cuando la cocaína es incautada en el punto de salida o durante el tráfico internacional, que la perdida es asumida por el cartel extranjero.

Es evidente que las incautaciones fuera de las áreas de producción impactan las finanzas de los carteles extranjeros, que ya pagaron la producción en Colombia; sin embargo, no afecta a los cultivadores, organizaciones que la producen, ni a los grupos armados ilegales; que ya recibieron el pago en efectivo por la venta de hoja, producción de cocaína y los impuestos por cada actividad realizada en el territorio.

En cada operativo que conduce a una incautación de cocaína, que inicia con la intervención de la fuerza pública y posteriormente el apoyo judicial de la fiscalía, genera un procedimiento administrativo y judicial, que implica destinar funcionarios, logística de cadenas de custodia, pruebas de laboratorio forense y procedimientos de destrucción controlada, que finalmente resulta en un costo financiero y un desgate institucional; y que normalmente no vienen acompañados de capturas y judicializaciones de los actores clave.

Al conocer, comprender y analizar la dinámica de la producción de cocaína en Colombia, es imperante e inteligente el cambio en la balanza de la estrategia, no dirigir todos los esfuerzos en las incautaciones y fortalecer los grupos de inteligencia de lavado de activos, para desestabilizar el punto gravitacional o promotor, que se centra en el lavado de activos y cambio de moneda extranjera; así como, en los actores criminales claves que negocian en representación de los carteles extranjeros y las organizaciones colombianas.

Estratégicamente es más eficiente incautar activos, para financiar programas sociales y evitar la compra de hoja de coca, que incautar cocaína y promover el incremento de la producción de cocaína para compensar las pérdidas.