La destacada patinadora rusa Kamila Valieva, protagonista de un positivo por dopaje que sacudió los Juegos de Invierno de Pekín 2022, fue sentenciada a cuatro años de suspensión, según anunció el Tribunal Arbitral del Deporte el pasado lunes. La sanción entrará en vigor a partir del 25 de diciembre de 2021, marcando el fin de una carrera brillante pero manchada por el escándalo.
La Agencia Rusa Antidopaje (RUSADA) inicialmente exoneró a Valieva, argumentando la falta de "ninguna falta o negligencia". Sin embargo, el TAS, máxima instancia del deporte mundial, revirtió esta decisión, invalidando los resultados de la joven prodigio de 17 años desde la fecha de la sanción. La medida no se centró en la sustancia prohibida detectada, sino en la incapacidad de Valieva para demostrar que no se dopó "intencionadamente".
El caso giró en torno al positivo por trimetazidina, una sustancia que mejora la circulación sanguínea y está prohibida por la AMA desde 2014. Valieva, de 15 años en ese momento, alegó contaminación a través de utensilios compartidos con su abuelo, tratado con trimetazidina por problemas cardíacos. La audiencia a puerta cerrada del TAS concluyó que las pruebas presentadas no eran suficientemente convincentes.
La AMA elogió la decisión del TAS y condenó el dopaje en menores como "imperdonable". Instaron a una severidad máxima en casos de suministro de sustancias que mejoran el rendimiento a deportistas jóvenes por parte de médicos, entrenadores y otros miembros del personal de apoyo.
En respuesta, Rusia calificó la sentencia como "política". El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, declaró que se había declarado "la guerra al deporte ruso". El Comité Olímpico Ruso denunció la falta de objetividad e imparcialidad del TAS, afirmando que la decisión reflejaba un ataque sistemático al deporte ruso.