En busca de su quinto trofeo del año, el número 2 del mundo, propulsado a la condición de máximo favorito del torneo tras la retirada por un virus estomacal del italiano Jannik Sinner, ya consiguió mejorar su actuación de la pasada campaña bajo el techo de París.
Una ciudad que le da buenos resultados al español, donde sumó su decimotercera victoria del año, tras las que le condujeron al título de Roland Garros y a la plata olímpica, cuando sufrió en la final contra Novak Djokovic la única derrota por ahora.
Pero si París da alegrías al español, no es en su Masters 1.000 donde más motivos ha tenido para sonreír, porque la cita de cierre del año le ha acarreado algunos disgustos, como el duelo de octavos de 2021 ante el francés Hugo Gastón que abandonó entre lágrimas y con un público enfervorecido.
Ahora tiene todos los ojos en su espalda, porque es el tenista de más ránking que queda en el torneo, aquejado como cada año de una epidemia de bajas, pero también abandonado en esta edición por el serbio Novak Djokovic, la única gran estrella que se lo ha tomado en serio.