El debate sobre la ampliación de la Avenida Boyacá en el norte de Bogotá revive tensiones entre autoridades locales y nacionales en torno a la reserva Van der Hammen. El alcalde Carlos Fernando Galán y la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, exponen posturas opuestas, con el alcalde defendiendo la obra como una medida necesaria para el crecimiento urbano y la ministra alertando sobre posibles afectaciones al medio ambiente.
Para Muhamad, la ampliación de esta vía representa un riesgo para la sabana de Bogotá, en el contexto del cambio climático y la preservación de ecosistemas locales. En contraste, Galán sostiene que el impacto ambiental sería mayor si no se ejecuta la obra, ya que “el peor impacto sería dejar que el desarrollo urbano se dé sin regulación, promoviendo asentamientos que terminan afectando las fuentes hídricas”, señaló el alcalde en referencia a zonas ambientales sensibles.
Galán argumenta que es fundamental que el Gobierno nacional y las autoridades locales unan esfuerzos en un debate técnico y basado en datos que permita llegar a soluciones equilibradas entre el desarrollo de infraestructura y la protección ambiental. El alcalde resalta que este análisis debe evitar simplificaciones y debates reduccionistas que ocurren en redes sociales.
La licencia ambiental para la ampliación de la Avenida Boyacá, explica Galán, fue otorgada con el propósito de mejorar la movilidad de la ciudad sin comprometer el medio ambiente. Señaló que la obra está planeada para minimizar el impacto en la reserva Van der Hammen, mediante una serie de compensaciones ambientales.
La planificación de esta vía se remonta a más de 60 años, pero la discusión sobre su ampliación en el tramo norte, que abarca parte de la reserva, resurgió en 2013 bajo la administración de Gustavo Petro como alcalde. En aquel entonces, Petro y Muhamad, quien fue alcaldesa encargada, impulsaron la necesidad de esta obra, aunque ahora, como presidente y ministra de Ambiente, respectivamente, se oponen al proyecto.
Galán enfatiza que se han considerado medidas de mitigación para evitar el impacto negativo que algunos atribuyen a la ampliación. Además, asegura que no fue adecuado que el Ministerio de Ambiente demandara la licencia ambiental, pues “se está cumpliendo con lo establecido en la ley, que implica la sustracción de cerca de 20 hectáreas de las 1,395 que tiene la Van der Hammen y no afecta el bosque de Las Mercedes”.
La obra incluiría pasos especiales para la fauna y medidas para preservar las conexiones hídricas de la zona, además de una compensación de 120 hectáreas destinadas a restauración ambiental. Según el alcalde, estos elementos se han incluido para asegurar la sostenibilidad del proyecto en términos ambientales.
Galán agregó que, a pesar de los años de debate sobre la Van der Hammen, la mayoría de los terrenos en la reserva siguen siendo privados, con avances mínimos en su restauración. Para lograr hacer públicos estos terrenos, la administración ha implementado un sistema de “transferencia de derechos de construcción”, con el que los propietarios pueden ceder sus tierras en la reserva a cambio de derechos de edificabilidad en otras áreas de Bogotá.
En relación con esta iniciativa, Galán afirmó que se empezará con 60 hectáreas en 2024 y se proyecta llegar a 2,300 hectáreas de terreno que serán restauradas y dedicadas a la conservación ambiental. “Vamos a arrancar con 60 hectáreas este año, y la proyección es llegar a 2.300 hectáreas que se harán públicas para restaurarlas, no para construirlas”, aseguró el alcalde.
La alcaldía de Bogotá también gestionó un proyecto junto con el Fondo Verde del Clima, el cual asignará 90 millones de pesos para invertir en la restauración de la cuenca media y alta del río Bogotá, con el apoyo de otros 24,000 millones de pesos en fondos locales. Este proyecto busca restaurar 5,000 hectáreas y reconvertir prácticas productivas en 10,500 hectáreas, colaborando con familias campesinas en la zona.
En cuanto al desarrollo urbano de Lagos de Torca, un proyecto al norte de la ciudad, Galán subraya que la ampliación de la Avenida Boyacá es fundamental para la viabilidad de esta área. Este proyecto, que comprende cerca de 800 hectáreas de terreno, requiere una infraestructura vial que facilite un crecimiento ordenado, asegurando el acceso a servicios de movilidad. “La Avenida Boyacá es una carga que deben asumir quienes desarrollan Lagos de Torca, no es solo un proyecto particular, sino una necesidad para Bogotá”, puntualizó el alcalde.