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Ya se puede ver en el Museo del Prado, la obra maestra Ecce Homo, del pintor italiano Caravaggio

La obra, pintada por el gran artista italiano hacia 1605-09 y que formó parte de la colección privada de Felipe IV de España, es una de las, aproximadamente, únicas 60 obras conocidas de Caravaggio que existen, lo que confiere a la misma un valor extraordinario.

Foto © Museo Nacional del Prado

A partir de este martes ya se puede ver en el Museo Del Prado uno de los mayores descubrimientos de la historia del arte: el 'Ecce homo', del pintor italiano Caravaggio.

Desde que en abril de 2021 el Museo del Prado alertara al Ministerio de Cultura español de la relevancia del cuadro tras su reaparición en la casa de subastas Ansorena, cuando se atribuyó a un alumno de José de Ribera, la obra ha estado bajo la custodia de la galería de arte Colnaghi, en colaboración con Filippo Benappi (Benappi Fine Art) y Andrea Lullo (Lullo Pampoulides) y ha sido restaurada por el especialista Andrea Cipriani y su equipo bajo la supervisión de expertos de la Comunidad de Madrid. Los resultados de este minucioso proceso se recogen en una exhaustiva publicación que estará disponible tras la presentación de la obra.

Foto © Museo Nacional del Prado

Gracias a la generosidad de su nuevo propietario, que ha cedido en préstamo durante nueve meses la obra, Ecce Homo de Caravaggio permanecerá expuesta en el Museo Nacional del Prado en una instalación individual especial en la sala 8 A del edificio Villanueva desde el 28 de mayo hasta el 13 octubre de 2024.

La obra, pintada por el gran artista italiano hacia 1605-09 y que formó parte de la colección privada de Felipe IV de España, es una de las, aproximadamente, únicas 60 obras conocidas de Caravaggio que existen, lo que confiere a la misma un valor extraordinario.

Foto © Museo Nacional del Prado

Ecce Homo de Caravaggio es una pintura fuertemente vinculada a la historia del coleccionismo español. Aunque se desconoce cuándo y para quién se creó, aparece por primera vez con bastante seguridad en 1631 entre los bienes de Juan de Lezcano, un secretario del virrey en la corte de Nápoles. Sucesivamente y con toda certeza, se encuentra en 1657 en manos del conde de Castrillo, quien estuvo al frente del virreinato napolitano de 1653 a 1659. Enviada a Madrid, la pintura pasó al rey Felipe IV, apareciendo en 1666 en el Real Alcázar. Siguió desde entonces en la colección real, registrándose en 1789 en la Casa de Campo.

Más adelante fue del ministro de Carlos IV Manuel Godoy, pasando con parte de su pinacoteca a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando a comienzos del siglo XIX. En 1823, esa institución la permutó por una obra de Alonso Cano al político Evaristo Pérez de Castro, de cuyos
descendientes la ha adquirido el actual propietario.