El reloj marcaba las 2:10 am cuando se encendieron las luces del escenario principal del Primavera Sound Madrid. Era el turno de la artista más esperada de la noche: la estrella española Rosalía,que reunió a miles de personas y conquistó al público madrileño con una interpretación en escena impecable y emocionante.
Acompañada por ocho bailarines y luciendo un enterizo negro, una falda de polipiel y una máscara de luces led en la cabeza, la cantante catalana irummpió en el escenario con su energía arrolladora. El rugir de una moto y las conocidas palabras «chica qué dices» de la canción «Saoko» marcaron el comienzo del espectáculo ante el que vibraron más de 48.000 personas, entre niños, y adultos.
Interpretando sus éxitos como Bizcochito, La Fama, La noche de anoche, El beso y Despechá, Rosalía logró emocionar al público con su potente voz y sus coreografías.
Por primera vez en sus veintiuna ediciones en España, el festival originariamente barcelonés Primavera Sound, se realizó en Madrid el 9 y 10 de junio con un cartel de lujo encabezado por Rosalía y al que asistieron más de 90.000 personas. El festival llegará este año a Colombia y se llevará a cabo en Bogotá el 9 y 10 de diciembre.
Pero además del ambiente de fiesta también hubo espacio para emocionarse con su versión de la canción Héroe, de Enrique Iglesias, una balada que se convirtió en uno de los mejores momentos de la noche y en el que pudimos ver a una Rosalía humana y real. En un momento del concierto, la artista tomó una toalla blanca y se quitó el maquillaje, dejando su rostro natural. Una Rosalía real y humana. Sin filtros. La catalana también reflejó su gusto por la cultura japonesa y la estética de TikTok que se pudo ver en el juego de sonidos, luces y movimientos de cámara que se proyectaban en las pantallas del escenario.
Durante los más de 60 minutos de concierto Rosalía mantuvo un diálogo constante con el público. Se bajó del escenario, cantó con los fans, agradeció a los “motomamis” y “motopapis” por recibirla siempre con los brazos abiertos y compartió con todos una anécdota de su abuelo Jaime, quien solía decirle que «la vida de artista es triste». En medio de los aplausos y una Rosalía emocionada, dijo: «No creo que esta vida sea triste, pero todos los que la vivimos a menudo echamos de menos a las personas que amamos». Una noche memorable.