Jueves, 21 de noviembre de 2024 Suscríbase
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Roraima, “Madre de todas las aguas”

El monte Roraima es una de las formaciones geológicas más […]

El monte Roraima es una de las formaciones geológicas más fascinantes del planeta, principalmente por su particular diseño natural, el cual la ha llevado a ser descrita como “una isla en las alturas”. Su cima tiene una forma plana y una extensión de aproximadamente 30 km cuadrado, y se alza sobre los 3 mil metros sobre el nivel del mar.

En ella se puede encontrar flora de características prehistóricas que ha sobrevivido en un “pequeño” ecosistema alejado de la interferencia de la mano del hombre y que solo recibe visitantes bajo la guía y supervisión de la comunidad indígena de la región, el pueblo Pemón.

Ubicada en el parque nacional natural Canaima, al sur de Venezuela y frontera con Brasil, se requieren de 3 días de caminata a través de vastas mesetas y montañas menores para poder acercarse lentamente a la imponente formación; serpientes de cascabel y escorpiones habitan a lo largo del camino, lo cual agrega sin duda un elemento de riesgo, además de los peligros que conlleva estar inmerso en pasajes naturales alejados por kilómetros de cualquier asentamiento humano.

Los científicos especulan que esta formación puede considerarse como la mas antigua del planeta, debido a su extraña forma y que no comparte características con otras cadenas montañosas producto de terremotos que dieron vida a estos gigantes hace millones de años.

Se cree que pueden existir allí distintos tipos de flora y fauna de los cuales la ciencia aún no tiene registro, pues al día de hoy no se ha podido explorar completamente, lo cual aporta un halo de misticismo y respeto ante este lugar único en el mundo, resguardado por sus imponentes murallas naturales del tamaño de rascacielos.

Caminar por su cima es una experiencia inigualable, toda su superficie está compuesta por un interminable horizonte de rocas color carbón que guardan un tesoro viviente, como lo son los miles de cuarzos que emergen naturalmente en la superficie, creando un contraste fascinante. Da la impresión de estar en algún tipo de suelo extra terrestre, por sus características inhóspitas, que dan una apariencia más cercana a la superficie de un asteroide que a una montaña de nuestro mundo.

El silencio es abrumador y la escala de las dimensiones del monte empequeñece cualquier noción de superioridad humana. Una sensación de profunda humildad se yergue ante estos colosales gigantes de roca que han existido, quizá, desde la fractura de la Pangea hace millones y millones de años en algún lugar misterioso y aterrador en la memoria del tiempo.