El estudio que se lleva a cabo desde el año 2012 valora 156 países en función de “cómo de felices se sienten sus ciudadanos evaluando sus propias vidas”. Algunos de los factores que arrojan este resultado tienen que ver con el nivel de la educación, el Estado de bienestar, la igualdad, la libertad para tomar decisiones sobre sus vidas, la escasa corrupción, la buena salud y la generosidad.
En palabras de uno de los coeditores del informe, John Helliwell, la felicidad en los países con altas puntuaciones, no es atribuible solo a la genética: no se trata del ADN finlandés. Es la forma en que se vive la vida en esos países. Pero y ¿cómo es vivir en el mejor país del mundo?
Su sistema educativo
La educación es la piedra angular y la base de su excelente calidad de vida. En este país de 5,5 millones de habitantes, todos los niveles de educación son gratuitos: desde los seis años hasta el doctorado. De acuerdo con This is Finland, un espacio producido por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Finlandia, la fortaleza del sistema escolar finlandés radica en que garantiza iguales oportunidades de aprendizaje independientemente de la posición socio económica de los alumnos. En lugar de establecer comparaciones entre los jóvenes, la escuela finlandesa se enfoca en apoyarlos y guiarlos.
De hecho, los estudiantes pueden decidir qué quieren estudiar y cómo. Su plan de estudios se renueva constantemente y además de las asignaturas convencionales, como biología o matemáticas, se incluyen temas como el cambio climático y la economía doméstica. Cada clase no supera los 30 alumnos, no se realizan exámenes y se estudia por proyectos, lo cual implica que se definan plazos de entregas en vez de tareas diarias. Las bibliotecas, ludotecas, el cine y espacios de lectura forman parte de la metodología, así como los idiomas: hablan finlandés, sueco e inglés.
El bullying o matoneo también es un tema que los fineses enfrentan de una forma distinta. Después de años de estudio nació KiVa, abreviatura en finés de kiusaamista vastaan (contra el acoso), una herramienta que se enfoca en cambiar el comportamiento de los espectadores ante la intimidación.
La figura del profesor y su elevado nivel educativo también juega un papel fundamental en el éxito de los alumnos. El sistema escolar del país escandinavo está basado en una cultura de la confianza y la ausencia de controles, cada profesor tiene libertad de aplicar sus propios métodos en su clase, y está demostrado que esta estrategia funciona: los estudiantes de Finlandia obtienen altos puntajes en las pruebas PISA.
La familia y el trabajo
Cuando una finlandesa está esperando un hijo, tiene derecho al lote de maternidad, una caja de cartón destinada a ser la primera cuna del recién nacido que se le envía a todas las madres desde 1939 sin importar su status social.
En la sociedad finesa, esta es una pieza muy valorada y tradicional que incluye ropa, un saco de dormir, productos para el baño, ropa de cama, juguetes y un colchón pequeño, para el cuidado de la salud y el bienestar de la madre y el niño. La idea original de la caja fue proteger al bebé de las infecciones, dadas las condiciones de escasez en tiempos de guerra.
En cuanto al permiso de paternidad para disfrutar de sus pequeños en los primeros días de vida, el país nórdico es un gran referente. En Europa se ubica entre los que suman más días para la crianza de sus hijos. Para la madre el permiso es de 105 días hábiles o de cuatro meses y para el padre puede extenderse hasta los 54 días, siendo estos pagados por el empleador o la Agencia de Seguridad Social.
Finlandia también es uno de los países con menor brecha salarial entre hombres y mujeres, según el último informe del Foro Económico Mundial. No trabajan más de ocho horas diarias y la puntualidad es imprescindible en la cultura laboral.
Ocio y entretenimiento
Además de las auroras boreales no hay nada más finlandés que la sauna y es un hábito que se disfruta para mantenerse sanos. Es una filosofía de vida que ha pasado de generación en generación y que representa la limpieza del cuerpo y la mente.
Según This is Finland, compartir sauna con alguien es crear un vínculo, es conversar sobre problemas reales: “En Finlandia, las decisiones importantes se toman en las saunas, no en las salas de juntas”.
Y es que los finlandeses cuentan con más de tres millones de saunas públicas y privadas. Hay saunas por todos lados. En las casas, en las cabañas de verano, en los hoteles, los gimnasios y hasta en un teleférico en la Laponia. Incluso hay un Día de la Sauna, este año será el 14 de marzo en Helsinki, un evento que abre las puertas de las saunas privadas para el disfrute de todos.
Sumergirse en las aguas heladas de sus más de 188.000 lagos es uno de los pasatiempos nacionales, lo hacen para mejorar su circulación y por la sensación de bienestar y felicidad que experimentan al salir de estas aguas a grados bajo cero.
Contacto con la naturaleza
El 70 % de Finlandia está salpicada por bosques, –más que cualquier otro país europeo– y los finlandeses disfrutan de ellos al máximo. Caminatas al aire libre, planes para recoger setas y frutos silvestres y acampar en una tienda de campaña forman parte de la cotidianidad de niños, jóvenes y adultos. Es como un ritual: adentrarse en los senderos de los bosques y perderse entre el silencio y los pensamientos para conectarse consigo mismos y recargar energías. Además de respirar aire fresco.
Dentro de los 40 parques nacionales del país, está el Parque Nacional Nuuksio que tiene paisajes naturales como lagos, bosques y terrenos rocosos. A pesar de su ubicación geográfica que implica temperaturas frías y días cortos en invierno, a los finlandeses les gusta mantenerse activos al aire libre practicando deportes como el ciclismo, kayak o esquí durante todo el año.
En verano, de mayo hasta agosto, la luz del sol puede durar las 24 horas del día, dando paso a múltiples actividades con la familia y amigos. En invierno los días son cortos y oscuros pero son la antesala para el disfrute de las auroras boreales. Un espectáculo de la naturaleza que tiñe el cielo de colores brillantes y eléctricos creado por la interacción de partículas cargadas electrónicamente en nuestra atmósfera.
Así, la felicidad en este país nórdico se puede palpar en los pequeños detalles, en las cosas simples de la vida que a veces pasan desapercibidas o que damos por hecho, bien decía Isabel Allende en sus páginas del Amante japonés: la felicidad no es exuberante ni bulliciosa, como el placer o la alegría. Es silenciosa, tranquila, suave, es como un estado interno de satisfacción que empieza por amarse a sí mismo.